Artículo de opinión de Javier Jiménez Santamaría, senador y concejal del PP en el Ayuntamiento de Soria.
El número 1 ha elegido el lenguaje como herramienta para tratar de diluir la legalidad en la ideología progre. La comunicación de su caverna se ha convertido en un instrumento de confusión, manipulación y desgaste para el pensamiento crítico.
Cuando Sánchez afirma que “la bilateralidad con Cataluña es perfectamente compatible con la multilateralidad con el resto de las comunidades autónomas”, es como querer invitar a Ábalos a un foro de castidad.
Cuando Sánchez utiliza “desjudicializar el conflicto” para indultar a los golpistas catalanes, es como querer abolir la prostitución mientras sigues disfrutando a título lucrativo de los burdeles del suegro.
Cuando Sánchez califica a la amnistía como “un reconocimiento de reconciliación” y lo ilegal en “un motivo de convivencia”, es como querer convertir la normalidad democrática en un paraguas de acogida a condenados, malversadores, prevaricadores y corruptos en general.
Cuando Sánchez intenta convertir al machismo como “sinónimo de progresismo”, es como querer utilizar las contradicciones ideológicas y semánticas como simples formas de expresión para disfrazar de igualdad la exclusividad.
Dante decía que "arrepentirse y querer no es posible pues la contradicción no lo consiente".
El Gobierno ha hecho del lenguaje una herramienta para disolver el conflicto entre legalidad e ideología y transformar lo ilegal en aceptable, y lo incoherente en virtud.
¡Gracias Pedro; nunca te olvidaremos!
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