Luis Jacinto pronostica un agosto anormalmente fresco y sin olas de calor en Soria

El verano soriano, ese concepto tan efímero como anhelado, ha encontrado una vez más su crónica en la voz de Luis Jacinto. En su cita ineludible para quienes buscan entender los caprichos del cielo castellano, el popular observador de las cabañuelas desgrana sus previsiones para las próximas semanas, dejando un diagnóstico tan gélido como las temperaturas que lo inspiran. Con el mercurio desplomándose hasta los -0,4 grados en Duruelo de la Sierra este sábado y apenas alcanzando los dos grados en el monte Valonsadero, Luis Jacinto ha sentenciado el fin prematuro del estío soriano con una frase lapidaria que resuena con la sabiduría popular: "En Soria el verano comienza en Santiago y termina en Santa Ana, pero solo por la mañana, y algún año como este ni por la mañana". Unas palabras que no solo anuncian un cambio de tiempo, sino que capturan la esencia misma de una provincia acostumbrada a vivir en un eterno contraste térmico.

Un agosto 'anormalmente fresco' según las cabañuelas

Lejos de los pronósticos que auguran un calor sofocante en plena canícula, el método tradicional de las cabañuelas, interpretado por nuestro colaborador, dibuja un panorama muy diferente para Soria. Según su análisis, el calor intenso que se vivió el pasado 10 de julio, cuando los termómetros alcanzaron los 37 grados, ha sido un espejismo, un pico aislado que no volverá a repetirse este año. "Ya no vamos a tener este año el calor que tuvimos el jueves 10 de julio", ha afirmado con rotundidad. La previsión para las próximas semanas pasa por temperaturas inestables y amaneceres más fríos de lo que el calendario dicta. La 'perrita', como se conoce popularmente a este periodo de máximo calor, parece haber sido domesticada por la influencia del norte.

El observador popular señala directamente al responsable de esta anomalía térmica: el viento del norte, conocido en la provincia como 'la bardera'. "Vamos a seguir con el flujo del norte, la bardera, y con el norte, la bardera apenas llueve", explica. Esta corriente traerá consigo una continuidad de temperaturas "anormalmente frescas" para las fechas. Aunque las cabañuelas sugieren la posibilidad de algunas precipitaciones, estas serían de carácter débil y tormentoso, concentradas entre el 30 de julio y el 1 de agosto. La influencia persistente de 'la bardera' impedirá, según su pronóstico, la llegada de lluvias generalizadas y persistentes, manteniendo un ambiente más propio de finales de septiembre que del propio corazón del verano.

Entre la etimología y la meteorología popular

Fiel a su estilo, Luis Jacinto ha entrelazado su pronóstico meteorológico con curiosas digresiones etimológicas e históricas, enriqueciendo su análisis y ofreciendo una perspectiva única que va más allá de los meros datos. Ha recordado el origen del término 'canícula', explicando que los romanos lo acuñaron a partir de 'canis' (perro) y el sufijo 'cula' (pequeño). Con la misma erudición popular, ha desgranado el origen de 'clavícula', que proviene de 'clavis' (llave) y el sufijo 'cula' (pequeña), es decir, 'llavecita'. Según relata, los romanos le dieron este nombre porque sus llaves se parecían a la forma de este hueso.

También se ha detenido en la palabra 'testículo', cuya etimología remonta a 'testis' (testigo) y 'culus' (pequeño), definiéndola como 'testigo pequeño' o 'testigo de la virilidad'. Luis Jacinto añade otra capa de profundidad al explicar que 'testis' podría derivar de 'tres', ya que en los juicios romanos el testigo era la tercera persona que podía testificar. También ha compartido una anécdota histórica sobre esta práctica: "En Roma, cuando acudían ante los magistrados, como no tenían una Biblia en la que jurar verdad, se agarraban los testículos tres veces con la mano derecha y juraban decir verdad", relata. Incluso ha mencionado la supuesta prueba a la que se sometía a los papas para "testificar que el nuevo Papa era hombre", ya que este cargo no puede ser ostentado por féminas.

La mirada puesta en el verano de 2026

Con el verano de 2025 prácticamente sentenciado en términos de calor extremo, la mirada de Luis Jacinto ya se proyecta hacia el futuro. Su análisis no se detiene en el presente, sino que se atreve a vaticinar cuándo llegará la próxima gran ola de calor. Para quienes ya echan de menos las altas temperaturas, ofrece una fecha concreta, un pronóstico a largo plazo basado en la observación cíclica que caracteriza a las cabañuelas. "Habrá que esperar a la canícula del próximo año, que yo creo que los días de más calor van a ser del 7 al 13 de julio", aventura.

Esta predicción a un año vista subraya la confianza en un método ancestral que, para muchos sorianos, sigue siendo una referencia tan válida como los modelos informáticos. La intervención de Jacinto concluye como empezó: con una reflexión sobre la identidad climática de Soria. Sus palabras, mezcla de ciencia popular, tradición y un profundo conocimiento del entorno, no solo informan sobre el tiempo que hará, sino que refuerzan un sentimiento de pertenencia y una forma particular de entender la vida, marcada por un cielo impredecible y una naturaleza que siempre tiene la última palabra.