El Ayuntamiento convoca a los 38 nacidos en la localidad durante 2024 para la tradicional entrega del pañuelo de fiestas el próximo 13 de agosto. Este acto simbólico se enmarca dentro de un conjunto de medidas municipales de apoyo a la natalidad, como ayudas económicas y bonificaciones fiscales, en un contexto de crecimiento poblacional para la villa burgense.
El Ayuntamiento de El Burgo de Osma-Ciudad de Osma se prepara para uno de los actos más emotivos de su calendario festivo. Un total de 38 niños y niñas nacidos en la localidad durante el año 2024 han sido convocados para recibir el tradicional pañuelo rojo de fiestas, un evento que les introduce simbólicamente en las celebraciones patronales en honor a la Virgen del Espino y San Roque.
La ceremonia, que se ha consolidado como una cita ineludible para las familias, tendrá lugar el próximo 13 de agosto. Según informan fuentes municipales, el acto se celebrará en el teatro del Centro Cultural San Agustín, un espacio de mayor aforo que el salón de plenos original, para poder acoger al gran número de familiares que desean acompañar a los pequeños en este día tan especial.
Este evento no solo busca acoger a los recién nacidos en el espíritu festivo burgense, sino que también representa un reconocimiento explícito a las familias y una muestra del compromiso del consistorio con el fomento de la natalidad, una de sus líneas de actuación prioritarias.
La entrega del pañuelo es la cara más visible de una estrategia municipal más amplia destinada a apoyar a las familias y fijar población. Desde el Ayuntamiento se destacan varias iniciativas que ya están en marcha para facilitar el día a día de los vecinos y promover el crecimiento demográfico.
Entre las principales medidas se encuentran:
Estas políticas se enmarcan en un contexto demográfico positivo para la localidad. Según los datos del padrón municipal, a 31 de diciembre de 2024, El Burgo de Osma alcanzó los 5.330 habitantes. Esta cifra supone un aumento considerable respecto a los 5.205 con los que cerró 2023 y consolida una tendencia al alza que ha permitido superar la barrera de los 5.000 vecinos, que en 2018 se situaba en 4.917.
A pesar de este crecimiento en el número de empadronados, desde el Ayuntamiento se matiza que el saldo vegetativo, es decir, la diferencia entre nacimientos y defunciones, sigue siendo negativo. Este dato subraya la importancia de continuar implementando medidas que no solo atraigan a nuevos residentes, sino que también incentiven la natalidad en el municipio.
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