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La Junta advierte: la primavera lluviosa convierte los montes de Castilla y León en un "polvorín"

La Junta advierte: la primavera lluviosa convierte los montes de Castilla y León en un "polvorín"

Actualizado 31/07/2025 20:56

La Junta de Castilla y León ha lanzado una seria advertencia sobre el elevado riesgo de incendios forestales para este verano. El portavoz del gobierno autonómico, Carlos Fernández Carriedo, ha explicado que la abundante vegetación generada por una primavera excepcionalmente húmeda se ha convertido en un peligroso combustible que amenaza los montes de la comunidad. En una llamada a la responsabilidad colectiva, ha subrayado que el 92% de los fuegos tienen origen humano y ha pedido la máxima colaboración ciudadana para prevenir catástrofes y perseguir a los responsables.

El verano llega a Castilla y León con una doble cara. Por un lado, la satisfacción del sector agrícola por una cosecha que se prevé generosa gracias a las constantes lluvias de los últimos meses. Por otro, una creciente preocupación que emana directamente de esa misma bonanza meteorológica. Los montes, más verdes y frondosos que en años anteriores, esconden una amenaza latente que se activa con la subida de las temperaturas y la sequedad estival: una ingente cantidad de biomasa lista para arder.

En este contexto, el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, ha comparecido para analizar la situación y detallar la estrategia del ejecutivo autonómico. Lejos de un mensaje triunfalista por las labores de prevención invernales, Carriedo ha adoptado un tono de máxima cautela, poniendo el foco en los nuevos desafíos que presenta la campaña estival de este año. La situación, según sus palabras, exige un refuerzo de las medidas de precaución y una conciencia clara del peligro por parte de toda la sociedad.

Una primavera lluviosa, un verano peligroso: la paradoja del combustible vegetal

El principal factor de riesgo identificado por la Junta es, paradójicamente, una consecuencia directa del buen tiempo primaveral. Las precipitaciones han sido un bálsamo para el campo, pero han creado una alfombra de material inflamable en los bosques. "Ha sido una primavera de muchísimas lluvias. Esto es muy bueno para algunas cosas, es muy bueno para la cosecha, para el mundo de la agricultura, pero también ha generado un importante combustible en el monte", ha detallado Fernández Carriedo. Este "combustible" no es otra cosa que pastos, matorrales y sotobosque que, una vez secos por el calor, actúan como un acelerante perfecto para la propagación de cualquier llama.

Esta acumulación de biomasa obliga a redoblar la vigilancia y la prudencia. Aunque desde el gobierno autonómico se ha recordado que los trabajos de limpieza y prevención se han llevado a cabo "fundamentalmente durante el otoño, durante la primavera y durante el invierno", la realidad actual impone una nueva fase de alerta máxima. La vegetación que antes era sinónimo de vida y riqueza natural es ahora un vector de riesgo que puede convertir una simple negligencia en un desastre medioambiental de grandes proporciones.

La prudencia en los trabajos selvícolas, clave para evitar desastres

Otro de los puntos críticos señalados por el portavoz se refiere a las propias labores de mantenimiento forestal durante la época de mayor peligro. Los trabajos selvícolas, como desbroces o clareos, son fundamentales para la gestión de los montes, pero su ejecución en pleno verano entraña un riesgo significativo. El uso de maquinaria pesada en un entorno seco puede ser el origen de chispas o sobrecalentamientos que inicien un fuego de forma accidental.

Por este motivo, Carriedo ha insistido en la necesidad de actuar con extrema cautela. "Durante esta época de alto riesgo de incendios, los trabajos selvícolas en el monte... tienen cierto riesgo y tienen que valorarse con muchísima prudencia, porque se pudiera conseguir el efecto contrario que el que se busca", ha advertido. La prioridad absoluta es no generar nuevos peligros al intentar mitigar los existentes, lo que obliga a una planificación minuciosa y, en muchos casos, a la paralización de ciertas actividades hasta que las condiciones meteorológicas sean más favorables.

El factor humano: el 92% de los incendios tienen un origen conocido

Más allá de las condiciones naturales, Fernández Carriedo ha puesto el acento en la estadística más contundente y preocupante: la inmensa mayoría de los incendios no son fortuitos. La mano del hombre está detrás de casi la totalidad de los fuegos que asolan la comunidad. "Si el 92 por 100 de los incendios vienen originados por la mano humana, y si de esos incendios, aproximadamente, incluso la mitad son intencionados, pero la otra mitad son algún tipo de negligencia, lo que hace falta es, por un lado, fortalecer todas las medidas de precaución del conjunto de los ciudadanos", ha sentenciado el portavoz.

Este dato desglosa el problema en dos vertientes igualmente graves. Por una parte, la acción deliberada de los incendiarios, que requiere una respuesta contundente por parte de las fuerzas de seguridad y la justicia. Por otra, un amplio abanico de descuidos y malas prácticas que van desde colillas mal apagadas o barbacoas en lugares no autorizados hasta el uso de maquinaria agrícola sin las debidas precauciones. Ambas causas, intencionadas o no, tienen consecuencias devastadoras para el patrimonio natural.

Un llamamiento a la colaboración ciudadana y la "tolerancia cero"

Ante este escenario, el mensaje final de la Junta ha sido un llamamiento inequívoco a la implicación de toda la sociedad. La prevención, ha insistido Carriedo, no es solo tarea de las administraciones, sino una responsabilidad compartida. En el caso de los fuegos provocados, la colaboración ciudadana es una herramienta indispensable para identificar a los culpables y llevarlos ante la justicia.

El portavoz ha sido tajante al pedir a la población que no mire hacia otro lado. Es fundamental "buscar la máxima colaboración por parte de cualquier ciudadano que tenga un indicio de alguien que ha podido causar voluntariamente un incendio para que caiga sobre él todo el peso de la ley". Este mensaje de "tolerancia cero" busca crear un frente común contra quienes atentan contra el medio ambiente, facilitando la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, posteriormente, de la administración de justicia. La protección de los montes de Castilla y León, ha concluido, depende tanto de los medios de extinción como de la conciencia y el compromiso de cada persona.

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