El nuevo bosque de Carrascosa de Abajo: un sumidero de CO2 compatible con la protección de la alondra ricotí

El término municipal de Carrascosa de Abajo acoge un nuevo proyecto de forestación que ha recibido la autorización ambiental definitiva este mes de agosto. La iniciativa, denominada 'Las Lomas Live 1 y 2', contempla la creación de una masa forestal mixta sobre una superficie de 119,3 hectáreas con el objetivo principal de actuar como un potente sumidero de carbono.

Promovido por la empresa Sierra Nevada, SA y con la dirección técnica de Silviproject, SL, el proyecto se enmarca en la lucha contra el cambio climático a través de soluciones innovadoras y respetuosas con el entorno. Según las estimaciones técnicas, este nuevo bosque será capaz de absorber un total de 222.089 toneladas de CO2 en un horizonte temporal de 35 años.

La autorización llega tras un proceso de evaluación ambiental simplificada que ha incluido un periodo de consultas y alegaciones. Como resultado, la superficie de actuación se ha ajustado desde las 136 hectáreas iniciales a las casi 120 actuales, excluyendo zonas de especial valor ecológico y reforzando las medidas de protección de la fauna local.

Así será el nuevo pulmón verde de Carrascosa

El diseño del bosque se ha planificado para crear una masa forestal mixta y resiliente en varias parcelas del polígono 3 de la localidad, actualmente catalogadas como pasto arbustivo. Para ello, se ha previsto una densidad inicial de 1.283 árboles por hectárea, combinando especies autóctonas con otras de alta capacidad de adaptación y captura de carbono.

La selección de especies es una de las claves del proyecto. La composición de la nueva masa forestal será la siguiente:

• Cedro del Atlas (Cedrus atlantica): Ocupará entre un 33% y un 42% de la plantación.
• Almez (Celtis australis): Representará un 33%.
• Sabina albar (Juniperus thurifera): Supondrá un 16% del total.
• Encina (Quercus ilex): Alcanzará un 9%.
• Pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzmanni): Podrá llegar hasta un 9%.

Un proyecto basado en la naturaleza y el trabajo manual

La metodología de trabajo se fundamenta en las denominadas Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), que buscan potenciar los procesos que los ecosistemas realizan por sí mismos. En este sentido, desde Silviproject detallan que se aplicarán técnicas de silvicultura no mecanizada, lo que significa que todas las intervenciones, incluida la plantación, se efectuarán manualmente.

Esta forma de proceder evita el uso de maquinaria pesada como buldóceres, minimizando así el impacto sobre la estructura del suelo y la vegetación ya existente. Además, según los responsables técnicos, una gestión sostenida a largo plazo de este tipo de bosques contribuye a prevenir y mitigar incendios e inundaciones en la zona.

La protección de la alondra ricotí, una condición clave

Uno de los aspectos más relevantes del proceso de autorización ha sido garantizar la compatibilidad del proyecto con la conservación de la alondra ricotí (Chersophilus duponti). Los páramos del sur de Soria son uno de los últimos refugios de esta ave en peligro de extinción, por lo que se han establecido rigurosas medidas de protección.

Para salvaguardar su hábitat, se han excluido de la plantación un total de 7,6 hectáreas y se crearán franjas de amortiguamiento. En las laderas colindantes con el hábitat del ave, se establecerá una primera franja de 15 metros para plantar únicamente especies arbustivas, y una segunda de otros 15 metros para especies autóctonas de porte bajo como encinas y sabinas. Asimismo, los trabajos en las zonas más sensibles no se realizarán durante el periodo reproductor del ave, que abarca los meses de abril a junio.

Cedro del Atlas, un 'fósil viviente' para capturar carbono

La elección del cedro del Atlas como especie principal responde a su alta eficiencia como sumidero de carbono, pudiendo secuestrar hasta 3,4 toneladas de CO2 por ejemplar en 40 años, según datos del Miteco. Aunque está catalogada como especie alóctona, se han hallado vestigios fósiles que confirman su presencia en la Península Ibérica durante el Holoceno Medio, un periodo especialmente cálido hace unos 5.000 años.

Desde la dirección técnica del proyecto aseguran que su seguridad ecológica está validada, ya que no es una especie invasora y cuenta con más de medio siglo de resultados positivos en repoblaciones de Granada y Madrid. Su uso permite avanzar hacia una restauración multifuncional, combinando la captura de carbono con la estabilización de suelos y la creación de nuevos hábitats.