La carnicería ‘Valle del Razón’, productos frescos, de calidad y premiados en Sotillo del Rincón

En Sotillo del Rincón, la carnicería ‘Valle del Razón’ se convierte en un punto de encuentro para vecinos y visitantes que buscan productos frescos, artesanales y de calidad. Más que un simple comercio, es un espacio donde tradición y cercanía se mezclan, ofreciendo desde carnes hasta embutidos caseros que han sido premiados en ferias provinciales.

Durante el mes de agosto, sobre todo entre los días 4 y 20, esta carnicería vive su temporada más alta, coincidiendo con las fiestas del pueblo y las vacaciones, que aprovechan para disfrutar del aire puro, la tranquilidad y los tiempos más lentos. La carnicería no solo vende a los vecinos de Sotillo del Rincón, sino también a quienes residen en pueblos limítrofes y a los visitantes que vienen a disfrutar unos días en las casas rurales de la zona. Entre sus productos destacan sus embutidos artesanales, como la cecina, el chorizo y el salchichón, que “han recibido varios premios a lo largo de los años en las ferias”, señala con orgullo Arancha Aranzazu, gerente de este negocio local.

Además, ‘Valle del Razón’ se completa con una pequeña tienda donde se pueden encontrar productos básicos de alimentación y artículos de higiene personal y del hogar. “Tenemos fruta, pescado congelado, pan lo traemos los sábados, aceite, leche, arroz, macarrones, tomate… lo que es lo básico. También tengo detergente, lavavajillas… hasta cuchillas de afeitar”, cuenta. Productos que en las ciudades son fáciles de adquirir, pero que en los pueblos pueden suponer la necesidad de usar el coche para desplazarse si se quieren comprar.

Aunque hace más de 20 años que no ofrecen reparto a otros pueblos debido a la despoblación, mantienen un servicio a la demanda. “Si algún vecino o vecina nos llama y nos pide que le llevemos algo de carne, porque ya son mayores y no tienen vehículo y sus hijos no están, o por el motivo que sea, sí que se lo preparamos y se lo acercamos hasta su casa”. Este gesto va más allá de la entrega de productos, aportando cercanía, comodidad y conversación a quienes viven en pueblos con pocos habitantes.

Con cuatro generaciones al frente del negocio, Arancha reconoce que “antes era más fácil mantener la tienda abierta. En el pueblo había cuatro carnicerías abiertas y se compraba más. Ahora se mantiene luchando”. La despoblación, los cambios en los hábitos alimenticios y la competencia de las grandes superficies suponen grandes retos para los comercios rurales. “Antes todos compraban en el pueblo, ahora la cosa ha cambiado. Además, los jóvenes tienden a consumir productos ya listos para comer, no es como antes que las madres y las abuelas invertían tiempo en la cocina guisando”, cuenta.

Pese a las dificultades, las campañas de apoyo al comercio rural impulsadas por las administraciones suponen un impulso para negocios como ‘Valle del Razón’. “Hay quien tiene un bono que le ha tocado en un sorteo, no sabe dónde gastarlo y viene a tu tienda a hacer uso de él”, agradece Arancha.

El comercio rural es mucho más que un lugar donde comprar, también sirve para mantener vivas pequeñas localidades como Sotillo del Rincón, ofreciendo productos de calidad, servicio cercano y un vínculo esencial entre las personas y su tierra.