La localidad soriana de Villar del Río se prepara para celebrar sus festejos patronales del 28 al 31 de agosto. Lejos de modas pasajeras, el pueblo mantiene intactos sus ritos ancestrales, donde los mozos, la corta de un chopo y rondas nocturnas como la 'petición de la peseta' conforman el alma de una celebración única en la comarca.
Cuando el verano comienza a despedirse en las Tierras Altas, hay lugares donde el tiempo parece detenerse para honrar el pasado. Villar del Río es uno de esos enclaves privilegiados, un pueblo que ha sabido custodiar sus tradiciones festivas con un celo que desafía el paso de las décadas. Del 28 al 31 de agosto, sus calles volverán a ser el escenario de unos ritos que conectan a los vecinos con sus antepasados, en una celebración que gira en torno a figuras tan emblemáticas como los mozos, el ramo y la peseta.
Para entender la esencia de estas fiestas, Soria Noticias ha conversado con dos de sus protagonistas: Miguel Ángel López, alcalde de la localidad, y Charo Blanco, nacida en el pueblo y portadora de un profundo vínculo emocional con cada uno de sus actos. Ambos han desgranado el significado de unas celebraciones que, como subraya Blanco, "destacan por su autenticidad y la carga sentimental que atesoran".
A diferencia de otras festividades que adaptan sus fechas en busca de la comodidad del fin de semana, en Villar del Río el calendario es inamovible. Las fiestas se celebran siempre en sus días correspondientes, un primer indicio de la fidelidad a sus orígenes. El alcalde, Miguel Ángel López, ha explicado que toda la estructura festiva se articula alrededor de tres momentos cumbre. "Los tres actos más importantes son la petición de la peseta, la corta del chopo y la recogida de la peseta", ha detallado.
El ciclo comienza en la madrugada del 28 al 29 de agosto, sobre las cuatro de la mañana, con la 'petición de la peseta', una ronda nocturna que recorre el pueblo. Pero el epicentro visual es el 'ramo'. Este no es un ramo cualquiera; su origen está en un chopo, previamente seleccionado por su elegancia y porte. Una vez cortado, los mozos y mozas lo adornan con sus pañuelos y cintas, transformándolo en un símbolo multicolor que presidirá los actos. "En lugar de ser el chopo, se convierte en un ramo porque ya va adornado, se saca en procesión", ha señalado el alcalde.
Si hay un momento que condensa la emoción de estas fiestas, es la 'petición de la peseta'. Charo Blanco, quien ha vivido estas tradiciones desde niña, lo describe con una emoción palpable. En esta ronda, que se realiza casa por casa, se canta una canción tradicional frente a las puertas donde previamente se han colgado unas telas que representan a cada moza. "Los que hemos nacido aquí y hemos escuchado esta canción, pues tenemos una emoción tremenda, que muchas veces también recordamos a las personas que no están", ha confesado Blanco.
Este ritual nocturno, que culmina al día siguiente con la 'recogida de la peseta', es un acto de cohesión comunitaria. Las mozas, acompañadas de sus familias, escuchan el cántico que todo el pueblo les dedica. Es un instante de reconocimiento y de memoria colectiva, donde el pasado y el presente se funden en una melodía que ha resonado en Villar del Río durante generaciones.
La singularidad de las fiestas de Villar del Río reside en su extraordinaria capacidad de conservación. Charo Blanco ha afirmado con orgullo que es "posiblemente el único pueblo de la zona en el que nunca se han perdido estas tradiciones que le dan una idiosincrasia especial". Esta continuidad ha sido posible gracias al compromiso de sus gentes y a la figura del 'Mozo del Ramo', un rol fundamental en la organización.
Antiguamente reservado a los hombres, este cargo ahora es compartido por mozos y mozas. Esta persona es la encargada de coordinar los actos centrales, como la ronda de la peseta, asegurándose de que se visita cada casa correspondiente. Ser elegido 'Mozo o Moza del Ramo' es un honor y una gran responsabilidad, pues de su labor depende el correcto desarrollo de los ritos más queridos del pueblo.
Otro de los momentos más esperados es la 'corrida del Rosco'. Este acto lúdico y festivo tiene lugar en la plaza del pueblo, animado por la música de los gaiteros. Los participantes, organizados por grupos de amigos o familias, corren mientras otros, armados con las ramas del chopo ya despojado, les persiguen al ritmo de la música. Es una persecución festiva, un juego que involucra a todas las edades y que culmina con un acto de generosidad.
Al finalizar la carrera, un rosco previamente bendecido se reparte entre todos los participantes. Este gesto simbólico cierra el círculo de la celebración, compartiendo el pan y reforzando los lazos que unen a la comunidad de Villar del Río.
Más allá de la descripción de los actos, lo que verdaderamente define a las fiestas de Villar del Río es la atmósfera que se respira. Charo Blanco, cuya madre y abuelos son de la localidad, ha resumido este espíritu a la perfección. "Son unas fiestas muy entrañables que con mucho sentimiento, sobre todo es mucho sentimiento en el que ponemos en cada una de estas tradiciones", ha asegurado. A pesar de haber vivido fuera, su conexión con el pueblo es inquebrantable, un ejemplo de cómo estas celebraciones actúan como un ancla identitaria.
Ese sentimiento es una invitación abierta a todos los que deseen descubrir una forma diferente de celebrar, más apegada a la tierra y a la historia. Villar del Río no solo ofrece un programa de fiestas; ofrece una experiencia inmersiva en un legado cultural que se ha transmitido con cariño y respeto, un tesoro que sus vecinos se enorgullecen de compartir cada final de agosto.
Si quieres conocer el programa completo, puedes hacerlo en SoriaNoticias.
Únete al universo Soria Noticias Descárgate nuestra APP, entra en nuestro canal de WhatsApp o síguenos en redes.