Desde que llegó la fibra a Barriomartín, pedanía de La Póveda, un grupo de personas con raíces en la localidad alargan sus vacaciones gracias a la oportunidad del teletrabajo. Soria Noticias ha hablado con algunos de ellos para conocer cómo les ha beneficiado en la conciliación familiar.
Llegas a Barriomartín y te encuentras a un grupo de personas disfrutando del aire libre sentados en unas mesas bajo la sombra de unos toldos. Una escena bastante común en los pueblos; sin embargo, este grupo tiene algo de peculiar: están trabajando de forma remota. Se encuentran delante de sus portátiles, concentrados y en un ambiente relajado. Algo que puede parecer normal, pero hay que pensar que se encuentran en una pedanía.
Esto que para muchos puede resultar un sueño, para un grupo de vecinos de este pueblo, es una realidad gracias a un proyecto que ha llevado la fibra a la antigua escuela. Se trata de un espacio de trabajo compartido al que acuden alrededor de 20 personas que, cada año, les permite alargar su estancia de vacaciones, conciliando su jornada laboral con la vida familiar y rural.
Con distintas profesiones se reúnen cada mañana para gozar de un lugar tranquilo en el que trabajar, o realizar gestiones, mientras comparten momentos y charlas extralaborales. La mayoría con raíces familiares, tanto de primer como de segundo grado, han encontrado la forma perfecta de no tener que elegir entre su jornada laboral y su deseo de disfrutar del pueblo. "Lo que antes eran escapadas de fin de semana o vacaciones de quince días, ahora lo alargamos hasta un mes o un par de semanas", cuenta Sergio Pérez, ingeniero y marido de Menchu, vecina de la localidad.
Estos teletrabajadores no tienen que echar la vista muy atrás para recordar esa época en la que apenas tenían internet en sus casas, o solamente se encontraba en una esquina de sus viviendas o del pueblo. "Recuerdo tener que ir a Valdeavellano o a la biblioteca de Almarza simplemente para poder enviar un correo o hacer una simple gestión", recuerda Carlos Muñoz, abogado y marido de una vecina de Barriomartín, pues en ocasiones la confiable esquina con cobertura fallaba.
La pandemia hizo que la necesidad de contar con conectividad fuese todavía más latente, y gracias a un proyecto europeo este pueblo cuenta ahora con fibra óptica que permite a sus vecinos teletrabajar. A esto se le suma la restauración de la antigua escuela, gracias a subvenciones de la Junta de Castilla y León, lo que permite a estos trabajadores utilizar el espacio también durante el invierno.
Disfrutar del medio rural durante más tiempo es una gran ventaja, pues la gran mayoría reside durante el resto del año en grandes ciudades, donde viven una vida ajetreada, con horarios más estrictos, tráfico, ruidos y aglomeraciones. En el pueblo pueden disfrutar de la calidad de vida que ofrece el campo, pero sobretodo a lo que más valor le dan es a la posibilidad de "poder conciliar con los hijos", cuenta Menchu Pérez, ingeniera y vecina del pueblo. "La realidad es que el poder trabajar por la mañana y disfrutar de la familia por la tarde es todo un lujo. Además, vives con la tranquilidad de saber que tus hijos están bien y que puedes pasar más días y tiempo de calidad con tus familiares que residen aquí todo el año", ha añadido Sergio Pérez.
A esto hay que sumarle las estrechas relaciones que se han ido forjando en este espacio. Antes eran amigos y vecinos que coincidían durante la semana de vacaciones, y ahora se conocen mejor. "Nunca nos habíamos preocupado de a qué nos dedicábamos. En cambio, ahora estamos encontrando un lugar donde intercambiar también esa faceta profesional", ha destacado Nuria Carazo, profesora y vecina.
Este intercambio de conocimientos entre perfiles tan diversos, desde el derecho a la ingeniería, ha enriquecido la experiencia y ha creado una inesperada red de networking rural.
El próximo objetivo que tiene la asociación de vecinos de Barriomartín es mejorar las instalaciones incorporando mobiliario, pues "ahora contamos con lo justo y básico", aseguran todos. Pero para ello necesitan que les concedan alguna subvención para poder adquirirlo. "Por el momento el espacio de coworking es bastante modesto. Tenemos lo justo para teletrabajar", han indicado los usuarios.
Además, la escuela, debido a la demanda y uso de las instalaciones, se está quedando limitada. Es por ello que, desde la asociación de vecinos ya están planteando solicitar al ayuntamiento la cesión del antiguo consultorio médico, para habilitarlo. El fin de utilizarlo es que "pueda servir como sala de reuniones o videollamadas, para que haya más tranquilidad en momentos puntuales", cuentan desde la asociación.
A pesar de que alargar las estancias vacacionales de algunos vecinos no es una solución real contra la despoblación, sí que da vida a la localidad. Sin embargo, contar con fibra y un espacio conjunto en el que teletrabajar lo ven como una posible solución contra la llamada España Vaciada, pues "cada vez más gente puede trabajar a distancia, y por qué no hacerlo desde Barriomartín", asegura Carlos Muñoz. "Al ofrecer las herramientas necesarias para trabajar en remoto, se abren las puertas a que las nuevas generaciones, nativas digitales, puedan plantearse vivir en el pueblo más allá del verano", añade Sergio Ceña. "Cuando hablan de paliar el problema de la España Vaciada, esto es una solución. Si tienes una buena conexión, puedes vivir en un pueblecito y tener tu oficina virtual", afirma Carlos Muñoz.
Aun con todo esto, el alcalde de Barriomartín, Rubén del Río, cuenta que "necesitamos más vivienda rural. Aquí por ejemplo cuando hay una casa disponible, rápido la adquiere alguien". Un problema en el que el consistorio trabaja y que demuestra que cada vez más jóvenes quieren vivir en los pueblos. "Ojalá pudiéramos fijar más población", añade.
Con cada ordenador que se enciende en la vieja escuela, Barriomartín demuestra que su futuro no está escrito y que, con conexión y comunidad, la vida en el pueblo no solo es posible, sino también una gran opción de vida.
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