La provincia de Soria alberga especies vegetales de una rareza excepcional, destacando dos casos únicos a nivel mundial. La Saxifraga moncayensis es un endemismo estricto del Moncayo, mientras que el mirto de Bravante en San Leonardo de Yagüe es una reliquia de la era postglacial, una de las pocas poblaciones que sobreviven en la península.
Soria alberga una riqueza floral excepcional, con ecosistemas que van desde las altas cumbres del Moncayo y el Urbión hasta los extensos pinares y los singulares sabinares. Sin embargo, en medio de esta vasta biodiversidad, solo un puñado de especies vegetales pueden considerarse verdaderamente exclusivas o de una rareza tan extraordinaria que su presencia en Soria constituye un hecho de gran valor científico y medioambiental.
A menudo se asocian a Soria plantas emblemáticas como la sabina albar, el pino albar o el tomillo, que definen su paisaje y su cultura. Si bien su abundancia y la calidad de sus poblaciones son notables, su distribución se extiende por otras muchas geografías. La verdadera exclusividad botánica de la provincia reside en especies mucho menos conocidas por el gran público, auténticos tesoros naturales que han encontrado en rincones muy específicos del territorio soriano su único hogar en el mundo o uno de sus últimos refugios.
Identificar estas plantas requiere diferenciar entre lo representativo y lo endémico. La singularidad botánica de Soria se concentra en endemismos de área muy restringida y en la supervivencia de poblaciones relictas, vestigios de épocas con climas muy diferentes al actual.
Si se busca la respuesta más precisa a qué planta solo crece en Soria, la Saxifraga moncayensis es la principal candidata. Esta pequeña planta, que crece directamente sobre las rocas en las zonas más elevadas, es un endemismo estricto del macizo del Moncayo . Esto significa que su área de distribución natural se limita única y exclusivamente a esta sierra, compartiendo Soria esta joya botánica con la vertiente zaragozana. Fuera del Moncayo, esta especie no se encuentra en ningún otro lugar del planeta, lo que la convierte en el máximo exponente de la flora exclusiva del territorio.

Otro caso de excepcional interés es el del mirto de Brabante (Myrica gale). Aunque no es un endemismo soriano, ya que su distribución principal se encuentra en el norte de Europa, su presencia en la provincia es un fenómeno de una singularidad extraordinaria. En las proximidades de San Leonardo de Yagüe sobrevive una población aislada de esta especie, considerada una auténtica reliquia botánica de la época postglacial . Esta población es una de las pocas que quedan en toda la Península Ibérica, lo que la convierte en un núcleo de incalculable valor para la biodiversidad y un testimonio viviente de los cambios climáticos del pasado.

Para evitar confusiones, es fundamental distinguir las especies verdaderamente raras de aquellas que, aunque muy características de Soria, poseen una distribución geográfica mucho más amplia. La importancia de estas últimas reside en la extensión y el buen estado de conservación de sus poblaciones en la provincia.
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