Esperanza Gallardo Borobio, natural de Gómara, celebra hoy su centenario en la Residencia Manuela de Soria. Al acto ha acudido la diputada de Servicios Sociales, Laura Prieto, para entregarle una placa conmemorativa y una copia de su acta de nacimiento en nombre de la Diputación Provincial.
La Residencia Manuela de la capital soriana acoge durante la jornada de hoy una celebración muy especial: el centenario de Esperanza Gallardo Borobio. La residente, natural de la localidad de Gómara, festeja su siglo de vida arropada por familiares, amigos y el resto de usuarios del centro en un acto cargado de emotividad y recuerdos. Al homenaje se ha sumado la Diputación de Soria, representada por la diputada de Servicios Sociales, Laura Prieto. Según ha informado la institución provincial, Prieto ha hecho entrega a la homenajeada de la tradicional placa conmemorativa y de un pergamino que reproduce su acta de nacimiento, un documento que data de hace exactamente cien años en su pueblo natal. El evento ha contado con la participación de numerosos residentes y personal del centro, que no han querido perderse la oportunidad de felicitar a Esperanza en una fecha tan señalada, compartiendo con ella la alegría de una vida longeva y plena.
Esperanza Gallardo Borobio nació el 4 de septiembre de 1925 en su propia casa de la calle Ejido, en Gómara, el lugar que la vio crecer y donde desarrolló la mayor parte de su vida. Fue la mayor de cuatro hermanos, Pura, Gloria y Primitivo, con quienes siempre mantuvo una relación muy estrecha. Como prueba de ese vínculo, a sus 100 años, sigue manteniendo el contacto diario por teléfono con su hermana Pura. Su pueblo, Gómara, ha sido siempre su referente y el lugar donde atesora sus mejores recuerdos. Quienes la conocen destacan su prodigiosa memoria para recordar a todas las personas que han pasado por sus calles, así como los nombres y apellidos de sus amigas de infancia y juventud, con las que compartía bailes y confidencias.
Una de las características que definen a Esperanza es su envidiable salud, de la que ella misma presume. "Nunca he estado mala, salvo aquella vez que tuve el sarampión", suele comentar con una sonrisa. Ha sido siempre una mujer activa, curiosa y con múltiples intereses, como leer el periódico, disfrutar de las novelas, coser o escuchar misa. Ya instalada en la residencia, mantiene intacta esa energía y participa con entusiasmo en todas las actividades que se proponen. Al ser preguntada por el secreto para alcanzar el siglo de vida con tanta vitalidad, su respuesta es clara y directa: "Trabajar mucho, no parar de hacer cosas y madrugar cada día". Un homenaje a una vida marcada por la constancia, la sencillez y el cariño de los suyos.
Únete al universo Soria Noticias Descárgate nuestra APP, entra en nuestro canal de WhatsApp o síguenos en redes.