Ruta: La ermita y el chorrón de El Royo

La ruta de este mes nos lleva hasta El Royo. Adelantando nuestra hora de salida para evitar las altas temperaturas de los meses estivales, cogemos el coche en Soria capital y nos dirigimos por la N-234 hasta el desvío de la SO-800, en dirección a El Royo, que es parada y nuestro punto de partida después de haber recorrido alrededor de 24 kilómetros.

Antes de comenzar con nuestra expedición, visitamos una bella localidad con llamativas casas señoriales, algunas con su blasón. Entre medias, presenciamos la iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza. Situada en el centro del pueblo, que esconde en su interior un retablo barroco de Francisco del Río, además de unas pinturas muy interesantes. Admirados por su encanto, nos encaminamos hacia la calle Cementerio para arrancar con una aventura de unos 13 kilómetros.

Bajando por esta travesía, descubrimos un rocódromo que emplean los jóvenes de El Royo y de los pueblos colindantes para jugar, sobre todo en verano. Justo detrás de él, también apreciamos un campo de fútbol y una zona lúdica para niños con columpios. Una cosa muy curiosa que llama nuestra atención en esta zona son unos muñecos artesanos que se encuentran en las ventanas traseras del edificio en el que se ubica el rocódromo. Entre otras cosas, estos simulan que están apresados en la cárcel.

Siguiendo por este camino, llegamos a un lavadero que no dispone de agua en estos momentos. Tras cruzar un puente que se encuentra detrás del pilón, andamos unos 50 metros antes de girar a la izquierda para adentrarnos en un sendero que nos llevará hasta la ermita de Nuestra Señora del Castillo.

Primer tramo

Durante los primeros metros visualizaremos fincas con alpacas de paja y torres muy bien cuidadas. Aprovechándonos de la sombra de los pinos y de los robles, continuaremos a lo largo de tres kilómetros hasta alcanzar uno de los puntos más atractivos de la expedición: la ermita de El Royo. Antes de llegar a ella, pasamos por un refugio que dispone de chimenea, de mesas y de sillas para disfrutar de una buena comida. Una vez salimos de él, nos topamos con el templo de estilo gótico.

Según cuenta la leyenda, fue construido en pleno monte de la Roñañuela para que sus campanas fueran escuchadas por todos los pastores de la comarca. Precisamente, tenemos la posibilidad de subir a la espadaña -una especie de campanario- por una escalera de caracol que está abierta a todo el mundo. Desde las alturas, divisamos el Pico Frentes, El Royo, Langosto, Vilviestre de los Nabos o el embalse de la Cuerda del Pozo, entre otros lugares. Justo en la entrada a este campanario, también existe una especie de mirador a través del cual se puede ver a la perfección la presa del pantano.

Siguiente parada

Sin tiempo que perder, seguimos por un sendero que nos llevará hasta los restos de un antiguo castro. Sin desviarnos de este camino, pasaremos por un aparcamiento para coches y llegaremos hasta la carretera que va de El Royo a Sotillo del Rincón. Caminando unos pocos metros por el arcén, nos desviaremos a la izquierda para sumergirnos en el camino que desemboca en el Chorrón de la localidad.

Tras dos kilómetros de caminata, en los que nos encontramos con jóvenes de campamentos, alcanzamos un parking que supone la entrada a este espectacular salto de agua. En este lugar se grabaron varias escenas de la serie ‘El Pueblo’. Protagonizadas en la mayoría de ocasiones por Juanjo ‘el constructor’, Amaya y Pelayo, era conocido en la ficción de Tele 5 como el río de Peñafría en el que se bañaban los forasteros.

Desde luego que este enclave es digno de película. Su pequeña cascada, su poza y los riachuelos que lo rodean son uno de los tesoros que esconde la provincia. Además, sus frías aguas son uno de los lugares que aprovechan los sorianos para darse un chapuzón en los meses de verano.

Dejando atrás esta piscina natural, volvemos sobre nuestros pasos para volver a la entrada de una ermita que celebra su romería anual el segundo fin de semana de julio. Vecinos de El Royo, Vilviestre de los Nabos e Hinojosa de la Sierra acuden hasta ella con sus estandartes y banderas. Sin llegar a ella, empleamos una senda de tres kilómetros que baja hasta El Royo, lugar en el que pondremos punto y final a la ruta.

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