Crónica: Día grande en Fuentetoba con el sueño de "volver al cerro"

Las campanas resuenan en Fuentetoba y las calles se visten de gala para celebrar el día grande de sus fiestas patronales. Los vecinos se congregan para honrar a la Virgen de Valvanera y a la Virgen del Rosario en una jornada que combina la devoción religiosa con el reencuentro y la alegría comunitaria. Sin embargo, este año, como en los anteriores más recientes, cierta nostalgia se cierne sobre la celebración. La tradicional procesión, alma de la fiesta, ha perdido una parte fundamental de su esencia debido al estado de ruina de la ermita de La Monjía, el histórico destino del recorrido.

Este periódico ha conversado con José María Miguel, vecino de la localidad, quien ha compartido los sentimientos que se combinan en un día tan importante. La jornada festiva ha comenzado con la procesión que, aunque sentida, ya no sigue el camino que dicta la memoria colectiva. El recorrido se ha visto forzosamente acortado, un cambio que pesa en el ánimo de quienes crecieron con la costumbre de acompañar a su vírgenes hasta su casa en lo alto.

La situación ha modificado no solo el itinerario, sino también el espíritu de una tradición arraigada durante generaciones. La ermita de La Monjía, un edificio de gran valor sentimental y patrimonial para Fuentetoba, permanece cerrada, inaccesible y herida por el paso del tiempo, impidiendo que los actos centrales de la festividad se desarrollen en su interior como siempre se había hecho.

Una procesión que ha perdido su "esencia"

La tradición marcaba que, en el día grande, los vecinos de Fuentetoba subían en procesión con las imágenes de la Virgen de Valvanera y la Virgen del Rosario hasta la ermita. Allí se celebraba la misa, se entonaban los cantos y se subastaban las roscas típicas, en un acto que aunaba fe y costumbre.

La procesión actual se limita a un recorrido más breve por las calles del pueblo y la urbanización cercana, sin ascender al cerro donde se erige el templo. La razón es tan práctica como dolorosa: "¿Para qué vamos a subir si está en ruinas?", se pregunta este vecino con resignación. Para muchos, como José María, el cambio es profundo: "La esencia de la fiesta de subir a nuestra ermita no lo podemos hacer de momento". Esa expresión: "de momento", encierra toda la esperanza de un pueblo que se niega a dar por perdido su patrimonio.

La Monjía, un patrimonio en el centro del debate

El futuro de la ermita se ha convertido en el principal tema de conversación en Fuentetoba. El Ayuntamiento ha adquirido el inmueble, a falta de la firma oficial, y tal y como ha confirmado a Soria Noticias Benito Serrano, se acometerá la necesaria rehabilitación. Esto ha generado un intenso debate entre los vecinos. Según ha relatado José María, la opinión en el pueblo está dividida. "Algunos están encantados, otros hubiesen preferido que se invirtiese ese dinero en otros asuntos", ha comentado, reflejando las diferentes sensibilidades que existen ante una inversión de tal calibre.

Sin embargo, su postura personal es clara y representa a una parte importante de la comunidad que anhela recuperar el edificio."Yo, en particular, si es un bien cultural y de interés para el pueblo, creo que será positivo", ha afirmado. Para él, la intervención pública es la única vía viable para salvar la ermita. Considera que ahora será más factible buscar el apoyo necesario para su recuperación. "Hay que molestarse en buscar subvenciones, pedir a todo el mundo que se pueda, y arreglarla como sea", ha añadido, consciente del enorme esfuerzo que supondrá.

El reto de la restauración y un sueño de futuro

Nadie en Fuentetoba ignora la magnitud del desafío. La Monjía no es solo una iglesia; es un complejo arquitectónico de gran valor. A pesar de las dificultades económicas y de la incertidumbre, el sueño de verla restaurada sigue vivo. Es una aspiración que trasciende lo material y se conecta con la identidad y el legado de Fuentetoba. La posibilidad de volver a celebrar la misa en su interior, de completar la procesión y de legar a las futuras generaciones un patrimonio recuperado es el motor que impulsa la esperanza.

Tradiciones que perduran a pesar de todo

Mientras el futuro de La Monjía se decide, Fuentetoba se aferra a las tradiciones que sí puede mantener. La fiesta sigue siendo el día más importante del año, una fecha marcada en rojo en el calendario. Se mantiene viva la costumbre de vestirse de domingo, un pequeño ritual que evoca la ilusión de la infancia. "De pequeños, estrenábamos siempre lo que fuera, vestido, zapatos, y era muy bonito", ha recordado José María con una sonrisa. Aunque las fechas oficiales son el 8 y el 9 de septiembre, el Ayuntamiento ha adelantado los actos principales al fin de semana para facilitar la participación de todos.

Así, entre la música, la devoción a la Virgen de Valvanera y el recuerdo de lo que fue, Fuentetoba ha celebrado su día grande. Una fiesta que este año ha tenido un doble significado: el de honrar a su patrona y el de reafirmar colectivamente el deseo de no renunciar a una parte irremplazable de su historia. La mirada de los vecinos, tras acompañar a la Virgen en su corto paseo, se ha dirigido inevitablemente hacia la colina, hacia esa ermita en ruinas que es, a la vez, herida y promesa de futuro.