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Deza. 13 de septiembre de 2025. La plaza de toros del Corredero se prepara, entre la roca y el olvido, para hacer honor a sus 450 años de historia y resucitar un año más por las fiestas del Santo Cristo del Consuelo. Lo que se va a vivir allí es algo más que una novillada sin picadores en las fiestas de un pequeño pueblo soriano rayano con Zaragoza.
Jóvenes de pelo engominado, corbatín fino y medalla de la Virgen del Pilar conviven con niñas y mozas vestidas de sevillana que cuentan las monedas que se llevarán los toreros merced a la buena voluntad del público. Trajes de luces que cuestan más de lo que esos jóvenes que sueñan con ser toreros ganarán en meses conviven con camisas del Temu de Rugrats (Aventuras en pañales) y anhelos de posteridad se mezclan con las simples ganas de tomarse una fría lata de cerveza en las fiestas del pueblo.
Cabezas que se protegen de un 'Manolo' que cae a plomo cada cuál como marca su personaje en este pequeño teatro de la vida. Flores y peinetas para unas, montera para los diestros. Abanicos para ellas, sombreros de paja para ellos y boina castiza para los paisanos más enterados. Las canas, las calvas y los tintes que dominan las cabezas de los papós reflejan bien la edad media del pueblo, pese a que esta haya bajado considerablemente por las fiestas.
Hacia el peculiar coso enclavado en la roca y de forma irregular se dirigen los novilleros, jóvenes que luchan por cumplir su sueño mientras cabalgan en contradicciones y batallan contra el inexorable paso del tiempo y de las modas. Allí esperan sobre la paletilla lugareños y allegados, también algún que otro curioso. La paletilla y la roca son las gradas improvisadas, más glamurosas en Deza que el papos. También los balcones contiguos se pueblan, aunque solo algunos, pues los volanderos de las casas deshabitadas se convierten en un peligro que pudiera resultar mortal.
El 'III Trofeo Villa de Deza, homenaje a Salvador Portero' tiene como protagonistas a Juanmi Vidal, Miguel Remiro y el soriano David Espejón, que en este caso actúa como sobresaliente y debe esperar para saber si saltará al ruedo. Los artistas bajan hacia el peculiar ruedo acompañados de su cuadrilla, que arrastra los bártulos propios del toreo por el empedrado, amigos y vecinos, también de otros artistas que inmortalizan el momento. Ellos son Sara y Víctor, Viksar Fotografía, y este es su trabajo que hace justicia a Deza, a su novillada y a su plaza.
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