CRÓNICA | María de Tovar regresa para coronar a Berlanga como uno de los pueblos más bonitos

Vecinos y visitantes se vistieron de gala para recibir a María de Tovar. Los aplausos comenzaron a escucharse cuando el tan esperado personaje apareció cruzando la puerta Aguilera. Y es que, ¿cómo iba a faltar la señora de Berlanga en la entrega de la placa que reconoce al municipio como uno de los pueblos más bonitos de España?

Después de hacer una pequeña introducción, en la que la marquesa agradeció la 'llegada de mano de obra' para mejorar las calles y nombró a su querido Iñigo 'suplente' —pues su principal queja era que el original no estaba presente—, la multitud se dirigió en procesión a la plaza Mayor.

Este lugar, donde se encontraba el antiguo mercado del pueblo, traía muy buenos recuerdos a la señora, pues le venía a la mente cuando la plaza estaba llena de gente y vida.

Entre anécdota y anécdota, María contó a los presentes cómo conoció a su amor. Relató que de una guerra surgió aquel sentimiento. "Mi amiga Isa" —dijo, refiriéndose a Isabel la Católica— "por aquel entonces estaba en guerra, y mi familia, los Tovar, se posicionaron del lado de Isabel. Sin embargo, el ejército de Isabel cayó ante el de su sobrina, lo que les hizo también perder privilegios a los Tovar. A pesar de ello, la Católica hizo que se forjase la unión entre Iñigo y María, lo que permitió juntar los dos escudos, y le devolvió el poder de la zona a Isabel".

Una vez el matrimonio se creó, los cónyuges llegaron a Berlanga y realizaron una reestructuración de la villa, algo que no sentó muy bien a todo el mundo, pero que finalmente se llevó a cabo.

Tras conocer cómo se forjó el entramado del pueblo, la gente desfiló por la calle Real hasta llegar al Palacio de Berlanga, residencia del hijo de María y de la esposa de este. Un lugar precioso 'que contó con uno de los mecanismos de jardinería más innovadores de su tiempo, creado por Juanelo Turriano'.

Justo frente a él se encuentra la estatua en honor a Fray Tomás de Berlanga, 'quien descubrió las Galápagos, trajo la patata y el tomate de América. Estuvo en el Convento de San Esteban, en Salamanca, y de ahí al mundo. Un hombre de corazón, pacificador, dedicado a apaciguar y defensor de los indígenas'.

Tanto fue el honor que rindió Fray Tomás a María que, en su tumba —que se encuentra en la Colegiata—, 'mandó tallar los dos dragones con la vara de oro en mi memoria', contaba María.

La siguiente parada fue la casa en la que nació Fray Tomás, lugar en el que se conserva la vid que, según se cuenta, él mismo plantó.

Llegó entonces el momento de respirar profundo y sentir la paz en el Convento de las Madres Concepcionistas, obra de Juana Fernández, esposa del hijo de María. 'Ver este lugar me pone triste, porque el 27 de julio de 2021, despidió a las tres últimas hermanas que quedaban allí. Ojalá en un futuro las puertas se vuelvan a abrir para recibir a más hermanas' indicaba. Mientras eso sucede, en la fachada del edificio se puede contemplar uno de los elementos más importantes: el tímpano policromado, situado en el centro.

Finalmente, la ruta por las calles de la villa concluyó en la Colegiata, cuya puerta, en lo alto de la misma, luce el escudo de la unión de Iñigo y María y en el que se refleja la igualdad entre todos: 'Representa que nadie era más que nadie. Algo que también se ve en el coro que levantó mi nieto, donde hay figuras masculinas y femeninas, algo bastante raro en mi época'.

El precioso recorrido culminó en la Casa de Cultura, lugar en el que el pueblo recibió la placa —entre aplausos y mucha ilusión— que nombra a Berlanga de Duero como uno de los pueblos más bonitos de España.