El sacerdote Gabriel-Ángel Rodríguez Millán ha sido elegido administrador diocesano de Osma-Soria por el Colegio de Consultores. Asumirá el gobierno de la diócesis, que se encontraba en situación de sede vacante tras el traslado de Mons. Abilio Martínez Varea, hasta el nombramiento de un nuevo obispo por parte de la Santa Sede.
El Colegio de Consultores de la Diócesis de Osma-Soria elige a Gabriel-Ángel Rodríguez Millán como administrador diocesano. Este nombramiento se produce tras la marcha de Mons. Abilio Martínez Varea a la Diócesis de Santander, y Rodríguez Millán asumirá la dirección de la diócesis hasta que la Santa Sede nombre un nuevo obispo.
La elección ha tenido lugar durante la mañana de este lunes, 29 de septiembre, en una reunión del Colegio de Consultores convocada para tal fin. La Diócesis se encontraba en situación de sede vacante desde que Mons. Abilio Martínez Varea tomó posesión de su nuevo cargo como obispo de Santander, un hecho que activa el protocolo para designar un gobierno provisional.
Tras ser elegido, Rodríguez Millán ha realizado la correspondiente profesión de fe y el juramento de fidelidad, aceptando así el cargo. Inmediatamente después, su nombramiento ha sido comunicado a la Nunciatura Apostólica en España, cumpliendo con los procedimientos establecidos por el Derecho Canónico.
Nacido en Soria en 1969, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán cuenta con una extensa trayectoria al servicio de la Diócesis de Osma-Soria. Fue ordenado sacerdote en 1994 y desde entonces ha desempeñado numerosas responsabilidades que le otorgan un profundo conocimiento de la realidad diocesana.
A lo largo de su ministerio, ha ejercido como párroco en diversas localidades y ha ocupado cargos de relevancia en la curia. Hasta su nombramiento, ostentaba el puesto de vicario general, siendo una de las figuras de mayor confianza del anterior obispo. Su carrera incluye, entre otros, los siguientes destinos:
Como administrador diocesano, Rodríguez Millán asume el gobierno ordinario de la diócesis con las mismas obligaciones que un obispo, aunque con ciertas limitaciones, ya que no puede tomar decisiones que comprometan a largo plazo a la institución. Su principal misión es garantizar el funcionamiento de la vida diocesana durante este periodo de transición.
En sus primeras declaraciones tras el nombramiento, ha expresado su gratitud por la confianza depositada en él. “Acojo este servicio con espíritu de fe y con el deseo de servir a la Iglesia en Osma-Soria durante este tiempo de espera”, ha manifestado, pidiendo a los fieles sus oraciones para desempeñar esta nueva encomienda. Su mandato concluirá en el momento en que el Papa Francisco nombre un nuevo obispo y este tome posesión de la sede oxomense-soriana.
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