Las heladas registradas la pasada semana en la provincia de Soria, que alcanzaron los tres grados bajo cero, han provocado graves daños en las huertas. Según informa la AEMET, es el segundo año consecutivo que se produce este fenómeno de inversión térmica en septiembre, arruinando gran parte de los cultivos de verano.
Las huertas de la provincia de Soria presentan un aspecto desolador tras las heladas registradas durante la pasada semana. Muchos de los cultivos de verano, como tomates, pimientos o calabacines, que se encontraban en su fase final de producción, han quedado completamente arrasados por las bajas temperaturas, dejando una estampa de plantas ennegrecidas y frutos inservibles.
Este fenómeno meteorológico ha supuesto un duro golpe para cientos de hortelanos sorianos, que ven cómo el esfuerzo y la dedicación de toda la temporada se han perdido en apenas unas noches. La bajada drástica de los termómetros ha puesto un abrupto y prematuro final a la cosecha, adelantando la llegada del invierno al campo.
Según ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la situación es especialmente significativa porque se repite por segundo año consecutivo. Este hecho confirma una tendencia preocupante para la agricultura local y los aficionados a la horticultura.
El origen de estos graves daños se encuentra en las acusadas heladas provocadas por un fenómeno de inversión térmica. Tal como detallan desde la AEMET, en las vaguadas de la provincia se alcanzaron temperaturas de hasta tres grados bajo cero, un valor extremadamente bajo para el mes de septiembre.
La inversión térmica provoca que el aire frío, más denso, se acumule en las zonas más bajas del terreno, como valles y riberas, mientras que en cotas más altas las temperaturas pueden ser incluso positivas. Esto explica por qué las huertas situadas en estas áreas han sido las más perjudicadas, sufriendo daños generalizados.
Las consecuencias de estas heladas son nefastas para los hortelanos. La práctica totalidad de las plantas de temporada estival, que no están preparadas para soportar temperaturas bajo cero, han sucumbido. Esto se traduce en la pérdida completa de la cosecha que aún quedaba por recolectar.
Por segundo año consecutivo, los agricultores y aficionados sorianos se enfrentan a este revés, que no solo implica una pérdida material, sino también un importante desánimo. El trabajo de meses, desde la siembra en primavera hasta los cuidados del verano, ha quedado arruinado justo antes de poder recoger sus frutos, obligando a dar por finalizada la temporada de huerta de forma anticipada.
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