Gracias al ganadero Eusebio Aguirre conocemos uno de los principales fines de citas como la soriana: localizar machos de características particulares que mejoren la raza de distintas ganaderías. Ya habrás averiguado que el romanticismo no juega un papel determinante, pero ¿cómo se elige al mejor? ¿La belleza está en el interior? ¿También entre animales preocupa el tamaño?
Las ferias ganaderas siempre bullen en capital y provincia con una una mezcla de tradición y vanguardia. Citas donde las conversaciones sobre el tiempo y las cosechas se entrelazan con debates sobre genética, rendimiento y futuro. Entre el murmullo de tratos y el sonido característico del ganado, una figura se viene convirtiendo en un rostro familiar tras casi dos décadas de asistencia ininterrumpida en la plaza de toros de Soria. Es Eusebio Aguirre, un ganadero procedente de Vizcaya, cuya misión trasciende la simple compraventa: suele venir a Soria a ofrecer una promesa de mejora, encapsulada este año en dos imponentes sementales que fueron observados plácidamente en su corral. Y lo hizo en septiembre a la cita capitalina.
Tiempo después, charlando con Eusebio, Soria Noticias cae en la cuenta de que eventos como este son el auténtico Tinder rural. Se localizan los mejores novios para las vacas sorianas. ¿Pero cómo funciona? ¿Qué se busca? Porque nuestra principal duda es si la belleza, entre animales, realmente está en el interior. Y, ¿por qué no? Si el tamaño, aquí, también importa.
Con la calma que solo dan los años de experiencia, Eusebio siempre atiende a curiosos y a potenciales clientes. Este año trajo consigo a dos ejemplares de distintas edades, uno de 18 meses y otro más joven, de apenas 8, buscando adaptarse a los diferentes gustos y necesidades de los ganaderos sorianos. Su presencia en la feria no es casual pues asegura que viene a Soria buscando novias para sus machos y así “mejorar las razas autóctonas”.
La estampa de Eusebio cepillando con esmero el lomo de uno de sus toros captura siempre la esencia de su trabajo. No es un gesto de vanidad, sino una cuidada técnica de presentación, un ritual que combina el cariño por el animal con una astuta estrategia comercial. Lejos de ser un mero adorno, este 'acicalamiento' tiene un propósito muy definido que él mismo desvela a Soria Noticias con una sonrisa. Es una labor que, según confiesa, le ayuda a quitarse el estrés, pero que fundamentalmente está diseñada para realzar las virtudes del animal ante el ojo experto del comprador.
Para el profano, el cepillado podría parecer un detalle menor, pero en el mundo de la ganadería, cada detalle cuenta. Eusebio Aguirre lo explica tirando de pedagodía: "¿Tú qué te haces en el pelo para ponerte guapa? Pues esto es igual", es su reflexión. La técnica busca, sobre todo, resaltar las cualidades morfológicas del semental, aquellas que se traducirán en un mayor rendimiento cárnico para la descendencia.
El secreto reside en la manipulación del pelaje, una característica distintiva de la raza. “Se destaca la musculatura y, por ejemplo, si el pelo le levantas arriba, el animal aparece más ancho”. Este trabajo minucioso se centra en las zonas de mayor valor, como el lomo, donde se encuentran las carnes más nobles. Es, en definitiva, una forma de comunicar sin palabras el potencial genético que atesora el animal.
Más allá de su apariencia, el verdadero valor de los sementales de Eusebio reside en su ADN, así que sí podríamos decir que la belleza está en el interior. Un ganadero que invierte en un animal de estas características no solo busca un ejemplar vistoso, sino una herramienta que mejore la rentabilidad de su explotación. Y en esa ecuación, surge una pregunta fundamental que, según Aguirre, es la primera que le formulan todos los interesados: la facilidad de parto. Por que sí, el tamaño también importa y siempre está el temor a que un semental de gran tamaño, cruzado con vacas de razas autóctonas más pequeñas, provoque partos complicados.
Eusebio se muestra tajante al respecto, explicando que este es uno de los aspectos más controlados en la selección genética. Ha reconocido que “hace 40 años podían darse problemas”, pero hoy en día la situación es radicalmente distinta. La ciencia y el estudio pormenorizado de las líneas genéticas han permitido desarrollar ejemplares que garantizan partos seguros sin sacrificar la calidad cárnica.
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