Está siendo estudiada por sus posibles propiedades medicinales.
En Castilla y León, la recolección de setas y hongos es mucho más que un pasatiempo, representa un motor económico para el medio rural, un atractivo turístico de primer orden y una tradición cultural profundamente arraigada. Por ello, el recurso micológico se protege de forma especial, se regula mediante el Decreto 31/2017 y se gestiona a través de acotados y parques micológicos, donde los propietarios presentan una declaración responsable para organizar el aprovechamiento de su terreno.
Expertos y aficionados ya saben que existen unas determinadas premisas para salir al monte y llevarse a casa estos pequeños tesoros. Lo primero es cerciorarse de poseer los permisos necesarios y, en segundo lugar, es imprescindible conocer las buenas prácticas que permiten las distintas floraciones año tras año.
Decir que la cesta de mimbre y la navaja deben ser las herramientas elegidas por los recolectores parece ya una obviedad. Pues bien, existen otras obligaciones y prohibiciones que se deben tener muy en cuenta para una experiencia agradable que acabe en la mejor de las recetas.
Respecto a las setas que se pueden recolectar y las que no, hay que saber que, tal y como se menciona expresamente en el Decreto 31/2017, está prohibido coger ejemplares "extramaduros, pasados o en descomposición". Son necesarios para la sostenibilidad de los ecosistemas y no nos aportarán ningún tipo de beneficios porque pueden resultar indigestas.
Tampoco se permite la recolección de ejemplares de tamaño inferior al mínimo que establezca, para diferentes especies, la consejería competente en montes. Por norma general, este tamaño se ha fijado en 4 centímetros de diámetro para el sombrero de los distintos ejemplares.
Y es que las setas pequeñas no han liberado sus esporas. "No le hemos dado tiempo a hacer lo que ha venido a hacer, es decir, reproducirse. Si las recogemos demasiado pronto, saldrán cada vez menos y podríamos llegar a exterminar especies", explica Yolanda Santos, concejal en el Ayuntamiento de Soria y experta micológica.
También hay que decir que se contemplan excepciones a estos 4 centímetros de sombrero como tamaño mínimo. Las especies que alcanzan la madurez con un tamaño menor sí se pueden recolectar. Son, por ejemplo, senderillas, rebozuelos, lengua de vaca, trompeta de los muertos, angula de monte, marzuelo o algunos níscalos.
Existe una especie que no se puede recoger en Castilla y León, independientemente del tamaño en la que nos la encontremos. Se trata de la melena de león, Hericium erinaceus por su nombre científico. Un hongo blanco colgante con espinas largas, que recuerda a una melena, y crece en troncos de hayas y robles.
Aunque se la considera excelente por sus propiedades culinarias, según se recoge en la Guía Micológica del Ayuntamiento de Soria "está protegida en nuestros montes porque resulta escasa y muy sensible". Con fama mundial de potenciador cognitivo, está siendo estudiada por sus propiedades medicinales.
La Sociedad Española de Fitoterapia explica que esta especie contiene una amplia variedad de compuestos, constituyendo uno de los hongos en que se ha identificado un mayor número de metabolitos secundarios, muchos de los cuales son únicos de esta especie. Además, se han descrito diferentes actividades farmacológicas: inmunomoduladora, antioxidante, antiinflamatoria, neuroprotectora, antitumoral, protectora gástrica, o antibacteriana, entre otras.
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