Investigadores de Cesefor publican un estudio en la revista Forests que demuestra la alta durabilidad de la madera de rebollo (Quercus pyrenaica). Los resultados, obtenidos en el marco del proyecto LIFE Rebollo, posicionan a esta madera por encima de otras como el roble común o el castaño y permitirán su inclusión en la normativa europea EN-350, impulsando su uso en construcción.
Un estudio pionero liderado por investigadores de Cesefor y publicado en la prestigiosa revista científica Forests sitúa a la madera de rebollo (Quercus pyrenaica) como un material de alta resistencia. Los resultados confirman su gran durabilidad frente a hongos y termitas, abriendo nuevas vías para su aplicación en la construcción y otros usos de larga vida útil.
Esta investigación, enmarcada en el proyecto europeo LIFE Rebollo, supone un paso decisivo para la valorización de una de las especies arbóreas más representativas de Castilla y León. Por primera vez, se ha analizado la durabilidad natural de esta madera utilizando métodos normalizados, un parámetro esencial para determinar el nivel de protección que necesita según su aplicación final.
El trabajo ha sido desarrollado por los ingenieros de Cesefor Saúl Gutiérrez, Gonzalo Caballé y José Luis Villanueva. Sus conclusiones no solo destacan el potencial del rebollo, sino que también facilitarán su reconocimiento industrial y su inclusión en la normativa europea, un hito para su aprovechamiento económico y ambiental.
Los ensayos, encargados por Cesefor al Instituto de Ciencias Forestales (ICIFOR-INIA-CSIC), demuestran que el duramen (la parte central del tronco) del Quercus pyrenaica es muy durable frente a la acción de hongos xilófagos y termitas. En cambio, la albura (la parte más externa) mostró una durabilidad entre moderada y baja.
Según destaca el equipo investigador, estos datos posicionan al rebollo como una alternativa de alta calidad. "Su duramen supera en durabilidad al del roble albar (Quercus robur), clasificado como 'durable', y al castaño (Castanea sativa)", explican. En comparación, otras especies de uso común como el haya (Fagus sylvatica) son consideradas "poco o no duraderas", lo que limita su uso en exteriores si no reciben tratamiento.
Uno de los logros más significativos de esta publicación es que permitirá incluir los resultados en la norma europea EN-350. Actualmente, el Quercus pyrenaica no figura en esta clasificación, por lo que la obtención de estos datos científicos es fundamental para su reconocimiento y estandarización en el mercado de la madera.
Esta inclusión facilitará su uso en proyectos de construcción y otros fines industriales, garantizando su comportamiento estructural y promoviendo su valorización comercial. El estudio contribuye así a mejorar el aprovechamiento económico y ambiental de los bosques de rebollo.
Para llegar a estas conclusiones, el ICIFOR-INIA siguió un estricto protocolo basado en las normas europeas. Se analizaron muestras de albura y duramen de rebollo frente a hongos basidiomicetos como Coniophora puteana y Trametes versicolor, así como frente a termitas subterráneas (Reticulitermes grassei).
Los resultados se compararon con especies de referencia como el pino silvestre (Pinus sylvestris) y el haya, que presentaron una baja durabilidad en las mismas condiciones. Las pruebas, realizadas en laboratorio, midieron la pérdida de peso y el grado de ataque en las muestras para determinar su clase de durabilidad de forma objetiva.
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