Este pueblo de Soria de 51 habitantes recupera una tradición que desapareció hace medio siglo

La localidad soriana de Quintanilla de Tres Barrios ha revivido este sábado, 1 de noviembre, una de sus tradiciones más ancestrales: el Canto de Ánimas. Cincuenta y tres años después de su última escenificación, un grupo de vecinos ha vuelto a entonar las coplas dedicadas a las almas del purgatorio en la Noche de Todos los Santos.

El evento, cargado de simbolismo, congregó a numerosos residentes en el interior de la iglesia, quienes quisieron rememorar una costumbre que formaba parte esencial del patrimonio cultural del pueblo. Los cantores, emulando el rito de antaño, se situaron en el portalillo del templo para hacer resonar las melancólicas estrofas en la noche.

Esta recuperación supone un eslabón recuperado en la cadena de tradiciones locales, un acto que conecta el presente de la localidad con las costumbres que marcaron la vida de sus antepasados durante generaciones.

Una tradición adaptada a los nuevos tiempos

Antiguamente, el Canto de Ánimas era un recorrido itinerante. Un grupo de mozos, con una alforja al hombro y una campanilla, visitaba cada una de las casas del pueblo. Tras avisar de su presencia, preguntaban al cabeza de familia si deseaba que cantasen o solo rezasen, una deferencia que se tenía en caso de luto reciente. En medio de un silencio sepulcral, entonaban la canción:

Almas si queréis gozar del divino consistorio, dad limosna por sacar, ánimas del purgatorio. Si a tu padre o madre viereis, en vivas llamas arder, que daríais por sacarles y no verles padecer. Por las pobrecitas almas, todos debemos rogar, que las saque Dios de penas, y las lleve a descansar.

Tras el canto y las oraciones, la familia realizaba un donativo, que en origen era en especie y con el tiempo pasó a ser metálico. Sin embargo, la versión recuperada este año ha modificado el escenario. Debido a la disminución de hogares abiertos, el acto se ha concentrado exclusivamente en la puerta de la iglesia, prescindiendo del recorrido y de la alforja para la colecta.

El papel de los mozos en las fiestas de los Santos

El Canto de Ánimas estaba intrínsecamente ligado a la organización de los mozos del pueblo, un colectivo fundamental en la mayoría de las tradiciones locales. Este grupo, con su propia jerarquía de alcalde, teniente y alguaciles, era protagonista de eventos como la pingada del mayo, los carnavales o las fiestas patronales.

Las celebraciones de los Santos comenzaban la noche del último día de octubre con la "corrida de la machorra", una oveja que era perseguida por las calles y cuyo sacrificio servía para alimentar a la cuadrilla de mozos durante los dos días siguientes. Estas jornadas de hermandad, según relata la crónica de Leopoldo Torre García, han dado paso en la actualidad a una cena popular y a la implantación de costumbres importadas como Halloween, con talleres de calabazas y disfraces para los más pequeños.