Cambio de hora y más cambios

Octubre es mes de cambios. O, al menos, así ha sido en este 2025. Algunos esperados, otros predecibles. Unos sorprendentes y otros necesarios.

Hemos tenido el famoso cambio de hora al horario de invierno, ese que tantas críticas recibe por dejarnos con unas tardes minúsculas durante meses. Enseguida se hace de noche y el cuerpo se resiste porque le trastocamos sus ritmos circadianos. Dicen los expertos que el cambio de hora ya no tiene sentido porque la energía que se ahorra ya no es tanta como antaño, y porque supone someter al cuerpo humano a un estrés innecesario. La verdad que es un tema que siempre me ha fascinado, aunque nunca he logrado tener una postura clara, en contraste con la mayoría que parece defender un uso horario u otro como si le fuera la vida misma y no solo el reloj.

El debate de este año ha sido amplificado por la decisión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez de hacerse bandera de la causa por la eliminación del cambio ante la Unión Europea. Resulta curioso, porque la Comisión Europea ya decidió acabar con el cambio de hora allá por 2018, tras una consulta ciudadana que decía que el 80% estaban a favor de eliminarlo. Así va la Unión Europea, siete años después ha sido incapaz de implantar una medida que consistiría, literalmente, en no hacer nada. La falta de consenso entre los 27 paises miembro y los desajustes que se producirían en areas como el transportes o los mercados internacionales si esto se hace mal tiene la decisión empantanada.

Pero, ¿nos quedaríamos con el horario de inverno o el de verano? Seguramente ese sea el gran elemento de debate y no si eliminar o no el cambio. Todo indica que sería el de inverno, mejor para los ritmos circadianos. Dos cosas tengo claras, las horas de luz no puedes cambiarlas (hasta seis más en verano que en inverno) y, al final, las horas no dejan de ser una concepción humana. Es decir, nada cambia realmente sean las 19:00 o las 21:00 un objeto como el reloj, el sol estará, o no estará, en el sitio que le toque. Quiero decir con esto que el ser humano, como individuo y como sociedad, puede y debería adaptar sus hábitos a la luz y el clima y no a lo que marca un reloj. Vamos, que haciendo una o dos horas antes lo que hacemos ahora, todo solucionado.

Pero octubre trae más cambios. Algunos se han producido ya (Ángel Rodríguez ha salvado la temporada del Numancia y ha devuelto la ilusión a Los Pajaritos), otros deberían producirse pronto (Carlos Martínez debería dejar de dar la sensación de que el León que recoge el nombre de nuestra Comunidad, para él, es como una provincia más, si quiere tener alguna opción en las autonómicas); y otros parecen estar a punto de consumarse (Mazón dejará de ser el líder del PP en Valencia, en una jugada que terminará eximiendo al Gobierno central de toda responsabilidad y que, de ser necesaria, llega varios meses tarde). Veremos.