Desde este sábado y hasta el 28 de diciembre, cada fin de semana es especial en el municipio pinariego. Los más pequeños se juntan para cantar y, sobre todo, para empaparse de un legado que ha pasado de generación en generación. Cantan, cuentan y, también, ayudan.
La tradición musical de los pueblos sorianos tiene en su cantera la mejor garantía de futuro. En Duruelo de la Sierra, un grupo de voluntarias ha puesto en marcha una iniciativa que une a los más pequeños en torno a las canciones locales de siempre. El Coro Voces Blancas del Duero, impulsado por Raquel Fernández, Loli de Miguel y Belinda Fernández, ha comenzado este fin de semana los ensayos para su concierto de Navidad.
Lo que empezó hace cuatro años como una pequeña agrupación de apenas una decena de niños, se ha transformado en un proyecto consolidado que el año pasado llegó a reunir a cerca de 40 niños. Este será el tercer año que el concierto se celebre en el salón de actos de la localidad, un escenario que se queda pequeño para acoger la ilusión de niños y mayores. Las responsables de la iniciativa explican que todo surgió con un objetivo claro: inculcar el amor por la música desde las edades más tempranas.
"El objetivo es ir introduciéndolos en la música, que aprendan las canciones de siempre y sientan suya la tradición musical del pueblo", ha explicado Raquel Fernández. La idea no es solo enseñar a cantar, sino transmitir un legado. Por ello, el repertorio del coro se aleja de los villancicos comerciales para centrarse en las melodías que han resonado en el pueblo "toda la vida".
El proyecto busca ser el germen de futuros músicos que mantengan vivas otras agrupaciones locales. "Que van cogiendo gustillo a la música para que, cuando sean más mayores, entren en la ronda o continúen el coro de la iglesia", han señalado. Es una apuesta a largo plazo para asegurar que la cultura del pueblo no se pierda.
Muchos de los participantes son "hijos del pueblo" que residen fuera, principalmente en Soria, pero que mantienen un fuerte vínculo con sus raíces. Este año, incluso, amplían la formación con dos niñas que vienen desde la vecina Covaleda.
El coro acoge a niños con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años y, lejos de ser un obstáculo, esta diversidad enriquece la experiencia y demuestra la increíble capacidad de aprendizaje de los más pequeños. "Les enseñas una canción y al minuto ya se la saben. Es precioso verles evolucionar sábado a sábado", han afirmado con orgullo las responsables.
Los ensayos se prolongarán cada fin de semana hasta la gran cita, que tendrá lugar el próximo 28 de diciembre. Durante este tiempo, los niños prepararán un repertorio de unas diez canciones. Para las organizadoras, aunque supone un gran esfuerzo, la recompensa es inmensa.
Además, el concierto tiene un importante componente solidario. La actuación, que se realiza junto a la Ronda de Duruelo, sirve para recaudar fondos destinados a diferentes causas sociales. La entrada es libre y los asistentes pueden realizar donativos voluntarios en una urna.
Es una iniciativa que nace del compromiso con un pueblo y que ofrece a los niños una alternativa de ocio diferente, un espacio para socializar, aprender y, sobre todo, disfrutar de la música mientras se convierten en los guardianes de la tradición de Duruelo.
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