El doctor Carlos Aguilar Franco, jefe de Hematología del hospital Santa Bárbara de Soria, detalla en una conferencia la revolución vivida en la última década en los tratamientos oncohematológicos. El paso de la quimioterapia a terapias específicas lleva a aumentar la supervivencia y a mejorar la calidad de vida de los pacientes, que pueden mantener el día a día de modo casi normal mientras reciben el tratamiento.
Los avances en la ciencia médica han transformado de manera considerable el tratamiento y el diagnóstico de las enfermedades oncohematológicas durante la última década. Atrás quedan las agresivos y a menudo debilitantes medicaciones del pasado, siendo que en la actualidad las nuevas terapias abren un horizonte no solo a una mayor supervivencia, sino a una calidad de vida que permite a los pacientes mantener una rutina casi normal. Así se ha expresado esta tarde de lunes el doctor Carlos Aguilar Franco, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del hospital Santa Bárbara, durante una conferencia que ha combinado rigor científico con un necesario mensaje de optimismo.
La ponencia, celebrada en el Aula Magna Tirso de Molina y dentro del ciclo del 'Mes de la Salud', de la Fundación Científica Caja Rural de Soria (FCCR), llevaba el título 'Evolución, presente y futuro de las terapias oncohematológicas'. Blanca García, directora de la Fundación, ha subrayado que el objetivo es "la protección de la salud, con la difusión de la ciencia y de los cuidados, para hacerlos accesibles a las personas y para que lo puedan incorporar en su vida diaria".
El facultativo ha centrado su exposición en explicar, de una forma accesible, la revolución terapéutica vivida en los últimos diez años. El cambio fundamental, según ha detallado, ha sido "el paso de los tratamientos clásicos de quimioterapia a nuevas terapias". Dinámicas que sustituyen por completo a la quimioterapia tradicional o se combinan con ella y ha mejorado drásticamente los resultados, la tolerancia y, por ende, la vida de los pacientes.
Aguilar ha explicado que estos tratamientos modernos funcionan de manera muy diferente y que van dirigidos a "dianas concretas", esto es, fijan su acción en puntos específicos del desarrollo celular para inhibir el crecimiento del tumor o, en su caso, provocar su muerte por vías menos agresivas que la quimioterapia. Ello se traduce en reducir la toxicidad y los efectos secundarios.
Así se consigue que los pacientes "vivan más y mejor", ya que la optimización de estos tratamientos no es solo cuantitativa en lo que es supervivencia, sino cualitativa. Los pacientes pueden llevar, "a la vez que se están tratando, una vida bastante normal, o prácticamente normal en muchos casos", ha añadido el especialista.
Al analizar la situación específica de la provincia, el doctor Aguilar ha aportado datos extraídos de un registro de patologías hematológicas que se mantiene en Castilla y León a partir de 1998. Según ha expuesto, la incidencia en Soria es similar a la del resto de la Comunidad, pero "quizás es algo más alta que la que existe a nivel nacional, fundamentalmente debido al envejecimiento de la población". Este factor explica el incremento de este tipo de patologías, siendo los linfomas, seguidos de las leucemias agudas y crónicas, las más frecuentes. Para abordar estos casos y aunque la reciente llegada de la radioterapia a Soria es una "ventaja tenerla disponible en casa", Aguilar ha matizado que en su especialidad es una herramienta que se emplea "en circunstancias muy concretas", mucho menos que en tumores sólidos como los de mama, próstata o pulmón, entre otros.
Con las nuevas terapias, se ha aumentado la tasa de curaciones y del mismo modo se ha conseguido alcanzar un hito en aquellas que aún no lo son. "Hay patologías que tradicionalmente no hemos curado, y que todavía a fecha de hoy, por desgracia, no conseguimos curar, pero sí conseguimos que los pacientes vivan mucho más y en mejores condiciones", ha apreciado.
Aunque el final del cáncer no es un objetivo a corto plazo, el doctor Aguilar ha querido transmitir un mensaje, "sobre todo, positivo y de esperanza para la población afectada". Cada avance y mejora en las respuestas a los tratamientos, acerca a la comunidad científica a un logro de conclusión. Para ello, ha recalcado, la investigación básica es "fundamental". Es en los laboratorios donde se descubren los "puntos débiles de la célula tumoral" que permitirán desarrollar los fármacos del futuro.
Reseñar por último que este compromiso con la ciencia y la salud ha sido refrendado por Carlos Martínez Izquierdo, presidente de Caja Rural, quien ha garantizado "el presente y el futuro" de la fundación organizadora, y ha asegurado la salud seguirá siendo un "objetivo primordial" en el seno de esta. Con la vista puesta en el legado de quienes iniciaron el camino de la FCCR, como el doctor Juan Manuel Ruiz Liso, Martínez ha afirmado que la fundación "va a tomar nueva fuerza, nuevos bríos" para seguir apostando por la formación, la prevención y la cercanía con la sociedad soriana en un ámbito tan sensible.
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