CCOO Soria recuerda a los 700 presos políticos del primer indulto de 1975

Cincuenta años después de la muerte de Francisco Franco, la memoria histórica a menudo se ha centrado en las grandes figuras y las fechas clave, dejando en la penumbra a quienes pagaron con su libertad la lucha por la democracia. Para rescatar ese relato silenciado, Comisiones Obreras de Soria, con Javier Moreno como comisionado, ha inaugurado la exposición '1975 amnistía y libertad', una mirada íntima y reivindicativa a los últimos coletazos del franquismo y los albores de la Transición desde la perspectiva de sus protagonistas olvidados: los presos políticos.

La muestra, que se puede visitar en el Espacio Santa Clara hasta el 29 de noviembre, elige una fecha simbólica para su arranque. "Hoy hace exactamente 50 años que murió el dictador", ha explicado Javier Moreno, ex secretario general del sindicato en Soria. Sin embargo, el foco no está en el fin de la dictadura, sino en sus consecuencias directas para quienes la combatieron. "Por parte de Comisiones Obreras y la Fundación Primero de Mayo, lo que queríamos hacer en esta fecha es conmemorar 50 años del primer indulto por el cual salieron a la calle algunos de los presos políticos en este país", ha subrayado Moreno.

Ese primer indulto, firmado por el entonces futuro rey Juan Carlos el 25 de noviembre de 1975, supuso la liberación de unos 700 presos políticos, entre ellos figuras tan relevantes como Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius o Juan Núñez Apico. No obstante, la amnistía total, una de las grandes reivindicaciones de la época, no llegaría hasta 1977.

Postales desde el encierro: el arte como resistencia

El corazón de la exposición late en una colección de postales pintadas por los propios reclusos. Obras de artistas consagrados como Agustín Ibarrola o Juan Genovés se mezclan con las de pintores anónimos, como el dirigente comunista Gerardo Iglesias. Estas pequeñas piezas de arte no eran solo un desahogo creativo, sino un puente con el mundo exterior, utilizadas para felicitar las navidades o el año nuevo a sus familiares.

Moreno ha desvelado que estas postales tienen una doble autoría: "La primera es el pintor, la persona que las pinta, y el segundo autor es el preso político que por detrás escribía a sus familias". Los textos, junto a otros documentos que se exhiben, revelan análisis sobre la situación política del país y, sobre todo, las vivencias personales dentro de la cárcel, construyendo así una parte fundamental de la historia reciente de España.

Muchas de las postales originales expuestas, concretamente las de Ibarrola, han sido cedidas por Marcel Camacho, hijo de Marcelino, quien las recibió directamente del artista cuando ambos coincidieron en la prisión de Carabanchel.

La cárcel como 'universidad' y campo de batalla

La exposición no solo muestra el arte, sino que también recrea el entorno en el que fue creado. Una celda franquista, austera y opresiva, ha sido montada con mobiliario de la antigua cárcel de Soria. En ella, una cama, una mesita y una taza de váter componen el escenario de una vida marcada por la represión, pero también por una inquebrantable sed de conocimiento.

"Hay muchos presos políticos que hablan de su paso por la cárcel en aquellos años como el paso por la universidad, porque aprendieron muchísimas cosas", ha relatado Moreno. En un país con altas tasas de analfabetismo, los presos más cultos enseñaban a leer y escribir a sus compañeros, convirtiendo las prisiones en centros de formación clandestinos. Aprendieron de economía, cultura y política, forjándose como los futuros líderes que necesitaría la democracia.

Pero la lucha no cesaba entre muros. La muestra recuerda las duras condiciones y la represión constante, que se recrudeció en los días previos a la muerte de Franco. Los presos políticos organizaron huelgas de hambre para denunciar las injusticias, acciones que les costaban un aumento de las condenas y el aislamiento. "Marcelino, en sus memorias, habla que en total hizo 8 huelgas de hambre estando en prisión. Una de ellas fue precisamente en la cárcel de Soria", ha recordado el comisionado.

Una democracia que hubo que pelear

La salida de la cárcel no fue el final de la lucha, sino el comienzo de una nueva etapa en las calles y en los centros de trabajo. Javier Moreno ha sido tajante al afirmar que la democracia no fue una concesión, sino una conquista. "Analizando los años posteriores al 20 de noviembre del año 75, hay que decir que es cuando más conflictividad hubo en este país, hubo que luchar la democracia", ha sentenciado.

Esos expresos políticos, en su mayoría trabajadores despedidos por su activismo, se convirtieron en los abanderados de las reivindicaciones sociales. Su primera exigencia fue la readmisión en sus puestos de trabajo, un símbolo de la reparación que buscaban. Fueron ellos, junto al movimiento obrero, estudiantil y vecinal, quienes consolidaron los derechos y libertades que la dictadura había arrebatado.

Para evitar que su papel protagonista cayera en el olvido, el régimen franquista en descomposición intentó invisibilizarlos hasta el último momento. Los primeros indultados salieron de prisión el 1 de diciembre de 1975, a las cuatro de la madrugada, "con cuentagotas en distintas cárceles" para que no hubiera cobertura mediática.

Con esta exposición, CCOO busca saldar una deuda con esa memoria olvidada "por las instituciones y, de manera, digamos, hecho apuesta por muchos de los partidos políticos". Un homenaje que culminará el 29 de noviembre con un acto de clausura en el que se leerán de forma teatralizada las cartas que los presos enviaban a sus familias, poniendo voz a los textos que acompañaban a las postales y cerrando el círculo de un relato de resistencia, dignidad y libertad.