La Comisión Territorial valida la memoria valorada para frenar el deterioro del conjunto monástico declarado BIC. La intervención definitiva dependerá de la presentación de un proyecto de ejecución que aclare el funcionamiento de los sistemas de seguridad y la estrategia de conservación de los murales ocultos.
La Comisión Territorial de Patrimonio Cultural, reunida este jueves, ha abordado la recuperación de uno de los bienes patrimoniales que gozan de importancia en provincia. En su reunión, ha sido informada favorablemente la memoria valorada presentada por la Entidad Local Menor de Fuentetoba (Golmayo) para ejecutar las obras de consolidación y restauración de la ermita-monasterio de La Monjía.
Este conjunto patrimonial, que recibió la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento en 2024, será objeto de una intervención integral destinada a garantizar su estabilidad estructural y frenar el deterioro progresivo de sus instalaciones.
El proyecto que ha recibido ahora el visto bueno oficial busca asegurar la conservación tanto de la ermita como del conjunto monástico anexo. La estructura actual es el resultado de una compleja evolución arquitectónica que partió de un pequeño templo románico, según el dictamen. Con el paso de los siglos, el edificio se amplió con una construcción en forma de ‘L’, destinada probablemente a estancias monásticas, a la que posteriormente se sumó un bloque rectangular para vivienda.
La fisonomía del monumento se completa con añadidos en épocas indeterminadas, como el camarín situado en la parte posterior del ábside y una torre erigida en la esquina suroeste. El complejo incluye también dependencias auxiliares en el patio vinculadas a usos agrícolas y ganaderos, destacando la caballeriza adosada a la cerca oriental, que aún conserva elementos etnográficos de valor como pesebres individualizados y huecos de ventilación.
La estructura del edificio, compuesta por muros de carga ejecutados principalmente en piedra de toba y caliza, presenta patologías que requieren una actuación urgente. El interior cuenta con pilares y forjados de madera, material que también conforma las cubiertas, presumiblemente diseñadas con un sistema de par hilera atirantada.
Las obras se centrarán fundamentalmente en la estabilización de los muros y la reparación de la cubierta. Entre los elementos singulares que se pretenden preservar destacan el empedrado de acceso, las gradas de arenisca y el suelo de tarima de la iglesia. Además, se actuará sobre la zona norte del complejo, correspondiente a las antiguas instalaciones agropecuarias, que será sometida a una limpieza exhaustiva y se estabilizará manteniéndola en estado de ruina consolidada.
El plan de obra incluye la instalación de pararrayos y la implementación de medidas de seguridad frente al robo. Por el momento, la dotación de servicios básicos como las acometidas de agua, saneamiento y electricidad quedará pospuesta para una fase posterior del proyecto.
A pesar del informe favorable, la Comisión ha establecido una serie de prescripciones técnicas obligatorias que condicionan la autorización final de los trabajos. La Entidad Local Menor deberá presentar el proyecto arqueológico para su autorización específica, así como el proyecto de ejecución definitivo de las obras.
Uno de los puntos de relevancia señalados por Patrimonio se refiere a la seguridad. El proyecto deberá incluir aclaraciones específicas sobre el sistema antirrobo. Dado que el edificio carece actualmente de suministro eléctrico, los técnicos exigen que sea detallado el modo por el que se resolverá la alimentación de las centralitas u otros dispositivos electrónicos necesarios para la vigilancia.
El interior de La Monjía alberga restos de decoración pictórica bajo los revocos actuales, probablemente anteriores a la restauración efectuada en el siglo XIX. En el ámbito arqueológico, se realizarán catas para localizar estos murales, además de trabajos de preconsolidación en zonas con grietas mediante cosidos estáticos e inyecciones de mortero.
La Comisión reconoce la dificultad de determinar el alcance e importancia de estas capas pictóricas antes de iniciar la obra. No obstante, exige una propuesta inicial que defina qué etapas se pretenden conservar, restaurar o estabilizar, y cómo se integrarán en el conjunto. La actuación definitiva quedará supeditada a los resultados de los estudios in situ y requerirá una nueva autorización.
Finalmente, Patrimonio ha solicitado concretar el inventario de bienes muebles. Para ello ha considerado como preciso especificar qué piezas se conservarán tras la eliminación de los restos de mobiliario acumulado, prestando especial atención a elementos etnográficos como la maquinaria agrícola antigua existente en el recinto.
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