La Saca apuntala el blindaje, como BIC, de la doma vaquera en Castilla y León

La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte anunciaba este viernes el reconocimiento patrimonial de una de las tradiciones más arraigadas en el campo regional. Lo hacía través de una resolución publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León, de la mano de la Dirección General de Patrimonio Cultural, donde queda reseñado el procedimiento para declarar la doma vaquera como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial, una figura de protección que busca sproteger no solo la técnica ecuestre, sino todo el universo cultural, social y artesanal que la rodea.

Esta disciplina, definida como una manifestación cultural viva, no solamente es, según indica la fuente oficial, la mera práctica deportiva para configurarse como un conjunto de saberes y prácticas de valor etnológico. Así, el texto destaca la interacción entre cultura y territorio, especialmente en el medio rural, donde esta forma de montar opera como un vehículo de transmisión de conocimiento y cohesión social. La administración regional reconoce así que la doma vaquera integra una herencia transmitida de generación en generación, vinculada indisolublemente al manejo de la ganadería de reses bravas y a la identidad de las comunidades que la mantienen viva.

La resolución destaca la continuidad histórica de esta práctica, cuyos orígenes tienen raíz en la época musulmana y la denominada 'monta a la jineta', antecedente directo que permitía liberar las manos del caballista para el manejo de la lanza. Sin embargo, fue a partir del siglo XVIII, con la reglamentación de las corridas de toros, cuando se consolidó la relación entre la equitación y la selección del ganado bravo. De esta necesidad surgieron las figuras del mayoral y el vaquero, quienes pulieron las habilidades de campo que hoy fundamentan esta actividad. El texto recuerda la importancia de ganaderías históricas, como la vallisoletana de Raso de Portillo o la leonesa de Valdellán, aunque sitúa el epicentro actual de la crianza en el campo charro.

Soria

Para la provincia de Soria, sobre todo para su capital, el expediente contiene una interesante una referencia que vincula esta técnica con sus celebraciones más queridas y por ende, esperadas todo el año. En la Consejería que encabeza Gonzalo Santonja exponen que esta disciplina campera está directamente relacionada con los encierros tradicionales, citando textualmente el festejo La Saca de las Fiestas de San Juan. Aquí se incide que en este día, los toros son guiados y controlados por jinetes sobre sus monturas en el trayecto entre el monte Valonsadero hasta la ciudad, un ejemplo evidente de la permanencia de este uso social que lleva aparejado el tinte festivo. Junto a la cita sanjuanera, son mencionados el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo y los Encierros de Cuéllar como exponentes de esta simbiosis entre el caballo y el toro.

Más allá de su vertiente laboral y festiva, la administración autonómica valora la dimensión deportiva que ha adquirido la doma vaquera, con disciplinas regladas como el 'Acoso y Derribo' —ahora 'Faenas y Doma de Campo'—, cuyo primer campeonato de España se celebró precisamente en Salamanca en 1970. Esta evolución ha permitido que, aunque el traje charro tradicional haya perdido presencia frente al traje corto de influencia andaluza en los concursos, la esencia de la faena de campo se mantenga en las pistas de competición.

El procedimiento iniciado ahora identifica a un gran colectivo que incluye no solo a jinetes y ganaderos, sino también a veterinarios, pastores y artesanos de oficios auxiliares como la guarnicionería o la herrería. La declaración como BIC inmaterial pretende proteger esta transmisión de una sabiduría que se es ejercida a través de la experiencia directa y la convivencia en el medio rural, asegurando que este patrimonio siga siendo un referente de identidad, uno más, para Castilla y León.