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Un campeón del mundo burgense

Un campeón del mundo burgense

Actualizado 29/12/2025 20:53

Adrián Otero empezó a practicar culturismo natural de forma profesional hace cuatro años. Desde entonces, su crecimiento ha sido exponencial hasta proclamarse campeón del Mundo en Los Ángeles. La clave de su éxito: la perseverancia, la fuerza de voluntad y el no rendirse nunca pase lo que pase.

No todos los días El Burgo de Osma puede presumir de un campeón del mundo. Sin embargo, la localidad de 5.000 habitantes está de celebración desde el pasado mes de noviembre, momento en el que Adrián Otero alcanzó la cima internacional del culturismo natural en el Campeonato de Los Ángeles.

Sin asimilar todavía lo que ha conseguido, este deportista burgense solo tiene palabras de agradecimiento hacia unos vecinos que “siempre me han apoyado y que ya se están acostumbrando a estos éxitos”. Reconociendo que lo lleva con naturalidad, deja claro que su mayor trofeo es hacer lo que le gusta y poder transmitirlo a los más jóvenes.

Propietario del gimnasio ‘La Base Work Out’, ayuda a sus clientes en todo lo posible. “Les digo que, si se quiere y se trabaja, se puede. Pueden ser como yo o incluso mejores. Hay muchos chicos de 20 años que vienen con un desarrollo muscular mayor que el que tenía yo con su edad”, explica.

Inicios

El culturista de 39 años empezó a practicar este deporte cuando cumplió los 20, “ya que anímicamente me venía muy bien”. A pesar de que al principio combinaba varias prácticas como la natación o el atletismo, poco a poco se fue centrando en el culturismo. No obstante, tan solo lleva cuatro años compitiendo como profesional.

Independientemente de sus últimos éxitos -cuenta con numerosas medallas en torneos nacionales e internacionales-, Otero recalca que siempre no se puede ganar. En ese sentido, recuerda uno de sus primeros certámenes en Getafe: “Fui y los jurados apenas me miraron. Soy un claro ejemplo de superación. Hay que ir escalando poco a poco, siendo consciente de que son muchas las personas que pelean por lo mismo que tú”.

Tras esos inicios, el burgense empezó a hacerse un nombre dentro de este mundo al levantar numerosos títulos. El Mundial es, sin duda, el más importante. Con la vista puesta en esa cita, empezó a entrenar con una presión muy grande, “dado que era uno de los favoritos”. En cambio, todo varió cuando se rompió dos costillas. En vez de rendirse, decidió seguir luchando para llegar a una competición que le hacía mucha ilusión: “Si llegaba ya era un triunfo. Todo lo que consiguiera ya era de prestado. Fui capaz de darle la vuelta al calcetín y competir con una serenidad que nunca antes había logrado en una tarima”.

No conforme con semejante éxito, Otero se quedó una semana más en Estados Unidos para participar en otro de los torneos más importantes del panorama mundial. A pesar de sufrir un virus estomacal, volvió a ser capaz de subirse a lo más alto del pódium en su categoría -se quedó fuera de los tres primeros puestos en la competición global-, llevando hasta El Burgo de Osma otra medalla de oro.

Preparación

Aunque entrena durante todo el año cinco días a la semana alrededor de una hora, Otero endurece su preparación cuando se acercan los campeonatos. Tres meses antes de subirse a la tarima, cambia su dieta equilibrada por una “en la que no sé ni las calorías que como; ojos que no ven, corazón que no siente”. Para llevarlo de la mejor manera posible, el burgense señala que es indispensable “no obsesionarte, siendo consciente de que debes seguir tu planificación”.

Pese a que su alimentación sí que varía radicalmente, su entreno diario apenas cambia: “Paso a entrenar seis días. Ya no soy un chaval, pero tengo un musculo maduro con memoria”.

De cara a aconsejar a sus pupilos, el culturista soriano reconoce que “no existe” una metodología perfecta: “Lo que va bien para uno, a otro igual no le funciona”. Por ello, incide en que la mejor forma de aprender es a través de la fórmula ensayo-error, haciendo los ajustes necesarios según se va avanzando. En su caso, lo ideal es llegar a los torneos con un peso de 74-75 kilos: “Es cuando voy a tope y cuando soy más peligroso. Mis bazas son la condición física, la estética, la inteligencia y la intensidad”.

Después de un año tan duro como este 2025, Adrián Otero va a dejar gran parte del 2026 “en barbecho para descansar la cabeza”. De esta forma, su próximo reto llegará dentro de aproximadamente 365 días con una nueva cita mundialista en Estados Unidos (la meca de este deporte). Mientras, no dejará de lado esta práctica a la que tanto ama, ya que seguirá aconsejando a todas las personas que lo necesiten. “La gente se está dando cuenta de la importancia de este entrenamiento para prevenir y tratar cualquier tipo de patología”, apunta. Aunque no es tan espectacular como el culturismo tradicional, recomienda practicarlo: “Quiero desarrollar un deporte que me de salud, no que me la quite. Ese es el mayor trofeo que puedo conseguir en mi carrera”. Sin saber hasta cuándo durará, solo se centra en seguir disfrutando del día a día.

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