Para la organización profesional agraria mayoritaria de la región, ASAJA, los recortes más dramáticos son los aplicados en los capítulos de seguros agrarios ?los más de 15 millones de euros de 2011 son este año 0 euros? y en la ayuda a remolacha ?que pasa igualmente de aproximadamente 9 millones a 0 euros?. ?Cada ganadero o agricultor que no pueda asumir el seguro y se quede sin protección queda a expensas de que un golpe de mala fortuna le arruine?, subraya ASAJA, para destacar la gravedad de abandonar el aseguramiento.
En cuanto a la supresión de la ayuda a la remolacha, cuando el cultivo no ha dejado de perder rentabilidad en los últimos años y ya cuesta animar a los agricultores a sembrarla, ?pone en la cuerda floja la continuidad no sólo de la producción, sino también del entramado económico y social que se deriva de su industria?, advierte la OPA.
Otras líneas sacrificadas son las englobadas en el Plan de Desarrollo Rural, desde la incorporación de jóvenes, a la mejora de explotaciones o los programas agroambientales, entre otras, que o bien pueden quedar desasistidas o bien verán brutalmente recortado su apoyo, porque difícilmente la Junta asegurará su cofinanciación.
ASAJA advierte de las gravísimas consecuencias de este hecho no sólo para la economía agraria, sino regional, porque por cada euro aportado por la Consejería, Bruselas y Madrid cofinancian otros tres, y seis más el propio agricultor. Descensos también hay en la partida a las Cámaras Agrarias, e incluso pende de un hilo la financiación de la formación de jóvenes agricultores. ASAJA asume los sacrificios en las inversiones al sector, en línea con lo que puede estar ocurriendo en otras consejerías, pero pide que estas políticas no se abandonen y se marquen ya unas prioridades para los próximos años.
Con este presupuesto agrario el gobierno regional ?ha traspasado las líneas rojas, las amarillas y hasta las moradas?, denuncia ASAJA, que recuerda que en los últimos cuatro años la Consejería ha perdido casi el 30 por ciento de su presupuesto y, dado que los gastos corrientes apenas descienden, lo que ha caído brutalmente son las inversiones que directamente llegan a los agricultores y ganaderos. El último cartucho que le queda al campo es que cuando pase la Ley de presupuestos generales por las Cortes de Castilla y León los parlamentarios sean más sensibles a las necesidades del campo y atenúen los recortes.