Empezamos la ruta por la zona sur de la ciudad y las vistas desde el puente de piedra son una pasada, así que inmortalizamos el momento con las fotos de rigor y comenzamos en breve con fuertes bajadas y subidas. ¡Señoras y señores, comienzan las hostilidades!. Como no encontramos las marcas del GR-14, nos tiramos hacia el río para buscarlas por una bajada muy pronunciada, y la broma fue cuando tuvimos que volver porque no había salida. Pero no pasa nada, la moral del equipo no se resiente.
Empezamos a alejarnos del río, porque se encuentra muy encajonado en esta parte del cauce, y no hay caminos cercanos. En seguida nos empezamos a adentrar en inmensas dehesas con ganado y enormes paramos de encinas y tilos. Una maravilla la perspectiva de la zona y aún más cuando el camino sigue una antigua calzada romana con puentes en ruinas y viejas fuentes.
El fuerte calor empieza a hacer mella, no cesan las continuas subidas, y a esto se une la deshidratación, ya que no hay apenas pueblos de paso, y los que hay no tienen fuentes. En ese momento, a la altura de Villadepera, aparece como agua de mayo, nuestro avituallamiento. ¡Qué grande eres Andrés! Perfecta toda la logística, que si no es por él, hubiera sido insufrible acabar la etapa.
Así que después de casi 10 horas dando pedales, y varios errores con la orientación, vemos en el horizonte el pueblo de Miranda do Douro. Hacemos varias sendas reviradas y técnicas, para acabar con una espectacular bajada con algún paso trialero, y llegamos a la frontera con Portugal. Indescriptible las vistas de los arribes del río Duero desde este lugar.
Hoy, por un problemilla con la cámara no podemos poner fotos, para mañana esperamos tener solucionado este problema.