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El etiquetado energético y los hábitos responsables permiten ahorrar un 25 % en el gasto de energía

El etiquetado energético y los hábitos responsables permiten ahorrar un 25 % en el gasto de energía

Actualizado 25/08/2013 14:19

La Junta de Castilla y León desarrolla políticas de ahorro energético y educación en hábitos de consumo razonable que permite, a través de medidas de eficiencia y ahorro energético, reducir emisiones de CO2 y consumo de energía.

La Junta de Castilla y León ha impulsado en los últimos años medidas de ahorro energético que persiguen el desarrollo de una actividad económicamente más competitiva y una reducción del impacto medioambiental de la generación energética en la Comunidad. Ahorrar energía en los hogares y en la actividad diaria tiene aún más sentido en momentos de crisis económica. El uso inteligente de la energía reporta beneficios a la economía, tanto en la actividad empresarial como en el hogar.

Además, la energía es un bien escaso y sus fuentes se agotan y por este motivo la Consejería de Economía y Empleo está impulsando políticas de ahorro energético a partir de fuentes renovables, pues es necesario optimizar los recursos energéticos disponibles.

El consumo de energía está claramente ligado al desarrollo de un país y a la falta de racionalidad en el consumo. Los países desarrollados consumen el 75 % del consumo de energía mundial, derivado de un modelo social, el actual, basado en un consumo desproporcionado de energía.

La reducción de costes económicos a través del ahorro energético viene definido, en la actualidad, en la necesidad de gastar menos. Resulta más barato ahorrar un litro de petróleo que obtenerlo y es más caro el proceso para obtener gasolina de un litro de petróleo que invertir para diseñar un coche que consuma menos combustible.

En este sentido, el etiquetado energético, aplicado tanto a los vehículos como a los electrodomésticos y, como novedad, a los edificios, constituye una medida de ahorro energético y respeto al medio ambiente cuya rentabilidad es casi inmediata en términos de ahorro para la economía de los ciudadanos. Además, una opción de compra de un producto energéticamente más eficiente mejora el entorno, preserva las fuentes de energía fósiles, evitando su agotamiento, y reduce la dependencia energética del exterior y la emisión de contaminantes.

El etiquetado energético es un elemento clave para permitir el ahorro energético y la adquisición de hábitos de consumo de energía responsables. En el uso de la clasificación energética en electrodomésticos, permite indicar el consumo de energía y otros recursos de los aparatos. Además de aportar información uniforme sobre los productos, fomentar el uso racional de la energía y reducir la contaminación medioambiental, orienta al consumidor hacia los aparatos más eficientes y respetuosos con el entorno y motiva a industria a mejorar el diseño, y la I+D+i para poder competir en el mercado. En estos momentos una decisión de compra de un frigorífico por parte de un consumidor y en condiciones similares de coste, hace que éste se incline por adquirir un producto más eficiente.

En cuanto a la información incluida en la etiqueta base, esta contiene datos sobre el nivel de eficiencia energética representados por siete letras, de la 'A' a la 'G'. Los electrodomésticos más eficientes están incluidos en el intervalo de la 'A' a la 'C'. Entre los distintos niveles hay una diferencia de un consumo energético entre un 10 % y un 15 % mayor, de forma que un electrodoméstico de clase de clase 'A' puede llegar a consumir el 55 % de lo que consume otro de clase 'D'. Comprando un frigorífico de clase 'A' en lugar de uno de clase 'C', se puede ahorrar hasta 322 euros en la factura eléctrica a lo largo de su vida útil. Es decir, si se opta por electrodomésticos más eficientes, nuestra factura de la luz puede llegar a reducirse hasta un 25 %.

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