La jefa de la Unidad de Violencia de Género de la Subdelegación del Gobierno, Noelia Martínez, se ha reunido esta semana con los responsables en esta materia de la Guardia Civil de las tres Compañías existentes en la provincia y con la mayoría de los Centros de Acción Social (Ceas) provinciales, constatando que el número de denuncias por malos tratos que se formulan en el ámbito rural sigue disminuyendo con respecto a las que se producían en los últimos años.
Durante 2012 se han producido 78 denuncias por violencia de género en Soria de las cuales 54 se han registrado en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía y 24 en los distintos puestos de la Guardia Civil. Además, de las más de 120 ordenes de protección en vigor actualmente, 47 corresponden a mujeres que viven en nuestros pueblos y 77, a mujeres de la capital.
En la Compañía de Soria, que abarca la zona centro de la provincia, Tierras Altas y el Somontano del Moncayo, hay 17 mujeres protegidas. En la de El Burgo de Osma, la Ribera y Pinares, otras 17. Y en la de Almazán, que se extiende por la comarca adnamantina y la ribera del Jalón, 13.
Con los datos en la mano, según Noelia Martínez, ?se nota que hay menos denuncias en los pueblos. Parece claro que el aumento de las denuncias de los tres años anteriores hizo aflorar muchos casos de violencia de género que no se venían denunciando por miedo. Pero no debemos deducir tampoco que se han denunciado y se denuncian todos los casos que se producen. El miedo sigue instalado en muchos hogares y nuestro trabajo consiste en que las mujeres se sientan lo suficientemente amparadas como para denunciar que están siendo objeto de mal trato?.
Los organismos con competencias y recursos en el ámbito rural para combatir la violencia de género son principalmente la Guardia Civil, las policías locales en los municipios que existan, los mencionados Ceas y los centros de salud.
En las reuniones periódicas que se mantienen, se intercambia información para que una vez interpuesta la denuncia, la víctima de violencia de género sea asesorada sobre el Centro de Acción Social que le corresponde para recibir una asistencia social integral, con seguimiento de su caso y la coordinación con el centro de salud cuando sea necesario.
Es preciso facilitar que la víctima que acude a un Ceas tenga la suficiente información y conocimiento de las intervenciones que se van a efectuar en el puesto de la Guardia Civil que le corresponde para mejorar la protección, atención y seguridad como víctima de la violencia de género e incrementar además su seguridad subjetiva al encontrar en su zona una respuesta institucional eficaz.
Para que afloren todas las situaciones de mal trato que se producen en el medio rural es necesario sensibilizar e informar a la población de este ámbito de la importancia de la implicación social como medida preventiva para contribuir a la erradicación de la violencia de género.
Según ha destacado la responsable en Soria de la Unidad de Violencia de Género, su trabajo y el motivo de las reuniones que se vienen celebrando es buscar la implicación de los profesionales de violencia de género en el medio rural encaminada a prestar una atención especializada mejor coordinada a las víctimas.
Para ser más eficaces hay que actualizar constantemente y difundir en la zona de actuación un mapa de recursos para víctimas de violencia de género. Además hay que tener muy claro cuál debe ser el protocolo de actuación profesional que articule la actuación de los intervinientes.
Otro de los aspectos importantes es la información a las víctimas de violencia de género sobre su derecho a la asistencia jurídica en caso de denuncia y sobre el programa de asesoramiento jurídico prestado mediante convenio con los Colegios de Abogados. En esta misma línea, las mujeres tienen que saber que les asiste el derecho a la atención psicológica especializada, a través de los programas de apoyo a familias de las diputaciones o del programa de apoyo psicológico prestado mediante convenio con el Colegio de Psicólogos.
Por otro lado, Martínez ha destacado también la importancia de la implicación de las asociaciones de mujeres de los pueblos, como agentes dinamizadores de la vida rural, en la lucha contra la violencia de género, proporcionando cauces de encuentro e intercambio con el resto de profesionales de violencia de género. Por eso es necesario que se constituyan más asociaciones de estas características.
Igualmente decisivo es sensibilizar a la población rural sobre la violencia de género mediante la organización de actos en los que participen los profesionales que trabajan en este campo con el fin de que se reconozcan los procesos violentos desde su fase de inicio así como los recursos disponibles en la zona.