Tras los pilotajes en Medina del Campo y en el Área de Salud de Soria, la Consejería de Sanidad ha puesto en marcha el Programa de detección precoz de estos procesos oncológicos inicialmente para personas de entre 65 y 69 años y progresivamente se irá extendiendo hasta alcanzar el grupo poblacional de entre 50 y 69 años.
La Junta de Castilla y León ha iniciado la extensión a todas las áreas de salud de la Comunidad del Programa autonómico de detección precoz del cáncer colorrectal, tras la experiencias de pilotaje desarrolladas en la zona de influencia del Hospital de Medina del Campo (Valladolid) y en el Área de Salud de Soria y el acuerdo adoptado en este sentido por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud celebrado el pasado mes de julio.
A lo largo del mes de noviembre, Sanidad ya está informando -por medio de una carta personalizada y de un folleto divulgativo y a través de los propios centros de salud- a las personas susceptibles de participar en este cribado poblacional, que se ha iniciado con una horquilla poblacional compuesta por las mujeres y hombres de entre 65 y 69 años que, en la Comunidad, suman unas 130.000 personas.
La elección de este grupo, consensuada asistencialmente en el seno del Sistema Nacional de Salud, responde al hecho de que los tumores de colon y recto son una enfermedad que, cuando se manifiesta clínicamente, ya tiene una larga evolución.
La extensión del Programa autonómico al resto de la población castellana y leonesa incluida entre los 50 y los 69 años se irá realizando progresivamente a lo largo de los próximos años hasta alcanzar la totalidad de la población diana citada anteriormente.
El cáncer colorrectal es la segunda causa de muerte por procesos oncológicos tanto en mujeres como en hombre pero, considerando conjuntamente ambos sexos, se convierte en la primera; además, su incidencia está aumentando en los países desarrollados, incluida en España.
La edad y el mayor consumo de carnes y grasas animales y el menor de fibra son, en ausencia de antecedentes personales y/o familiares, factores de riesgo, por lo que la adopción de estilos de vida saludables favorecen la prevención de su aparición. En cuanto a la prevención secundaria, el consejo genético en el caso del cáncer colorrectal hereditario y los programas de cribado poblacionales facilitan la detección, ya que es una enfermedad que cursa asintomáticamente, siendo pocos los tumores que se presentan sin pólipos adenomatosos previos y cuya gravedad depende en gran manera del momento del diagnóstico.
La detección precoz es, por tanto, fundamental, y se puede realizar a través de un test de sangre oculta en heces, prueba incruenta cuya positividad ha de confirmarse a través de otras medios diagnósticos (colonoscopia). Por ello, los programas de cribado poblacional asintomática a través de los test de sangre en heces se justifican por su eficacia tanto para la reducción de la incidencia como de la mortalidad del cáncer colorrectal; de hecho se estima una reducción del 16 % de la mortalidad en grupos de cribado y de entre el 17 y el 20 % en la incidencia de este tipo de tumores.
El desarrollo asistencial del Programa de detección del cáncer colorrectal en Castilla y León se ha iniciado con formación y sensibilización de los profesionales sanitarios y la información e invitación a participar a la población diana. A través de los centros de salud y otras dependencias de Atención Primaria se llevarán a cabo las pruebas de cribado, para su posterior envío a los laboratorios de las muestras obtenidas. En el caso de que éstas presenten un resultado positivo, los pacientes serán derivados a la Atención Especializada para la realización de la colonoscopia en los hospitales.
Las colonoscopias no son sólo una prueba diagnóstica, ya que la extirpación de pólipos que puedan identificarse durante su desarrollo contribuye a reducir la incidencia y el diagnóstico precoz de la enfermedad favorece el aumento de la supervivencia.
En función de la colonoscopia y de la anatomía patológica, las personas con resultados negativos repetirán el test de sangre oculta en heces a los dos años y, si se estimase, la colonoscopia en cinco años; con aquellas que presenten neoplasias benignas se adoptará una estrategia de vigilancia a través de colonoscopias con una periodicidad dependiente de las características del adenoma; y si el resultado es positivo al cáncer colorrectal, lo pacientes pasarán del Programa autonómico cribado a la vía asistencial, para recibir el tratamiento adecuado.