Nadie lo dudaba antes de prender la llama. Con paraguas o sin ellos, cientos de agredeños han cumplido un año más con ese rito con el que se abren los días preferidos y añorados, distancias aparte, para locales y foráneos. Los Diabillos han sido quemados en la plaza de San Miguel, dando el banderazo de salida a cuatro días donde priman los festejos taurinos en las calles o en el albero temporal del Cerro de la Coronación.
Poco, muy poco tiempo ha durado prender la pira ritual en la plaza que nombra al arcángel, patrón de la Villa de las Tres Culturas, para después convertir durante un buen rato en cenizas a los tres muñecos confeccionados por la asociación local Mujeres del Moncayo.
Ha corrido la ?limonada? o sangría entre los presentes y la charanga se ha encargado de unir a jóvenes y no tanto hasta la plaza Mayor, una vez se ha dado por buena la incineración de los muñecos, un hombre y una mujer, y la figura del demonio.
Con todo, la verbena nocturna, que como siempre está orquestada por la banda local Nueva Orfeo, ha llegado a celebrarse, aunque no con la prolongación deseada, por la obligada precaución con la que se abordan este tipo de veladas al aire libre cuando la lluvia puede provocar algún accidente de tipo eléctrico.