La pertinaz sequía aumenta los daños en cultivos como el girasol causados por animales silvestres
Daños por la avutarda en Buberos
Así las cosas, ASAJA considera un total despropósito que la Junta de Castilla y León esté eliminando o dejando en barbecho líneas de ayudas que tienen algún efecto en el alivio de estos problemas, como es el caso de la eliminación de las ayudas autonómicas a la contratación de los seguros agrarios (que compensan en parte los daños de la fauna y el incendio).
Otra de estas ayudas son las agroambientales, que ASAJA exige que se mantengan, entendiendo que ahora más que nunca resulta una irresponsabilidad no seguir apoyando estas medidas, incluidas en el Programa de Desarrollo Rural 2007/2013.
Estas ayudas, encaminadas precisamente a favorecer el medio ambiente, tratan de luchar contra el cambio climático y juegan a favor de la extinción y la prevención de incendios y tratan de compensar a los agricultores por mejorar y sustentar la flora y la fauna salvaje.
Por cada euro que la Junta de Castilla y León destina a estas medidas llegan al campo aproximadamente cuatro, ya que otro euro lo pone el Ministerio y otros dos más Europa a través del segundo pilar de la PAC. Estos tres euros se pueden perder si la Junta no pone el suyo.
En los últimos dos años la convocatoria para entrar en los programas agroambientales, que son quinquenales, han sido suspendidas y en algunas de las ayudas correspondientes a 2011 solamente se ha pagado la mitad, por lo que queda pendiente la liquidación de la otra mitad. La organización tiene dudas de que exista otra vía similar tan rentable para nuestro territorio pues por cada euro invertido llegan cuatro.
ASAJA pide que se convoquen estas ayudas y reclama que se indemnice justamente a los agricultores por los daños que padecen en sus explotaciones, recordando que en el caso de algunas especies protegidas como las avutardas es la Junta la responsable subsidiaria de estos daños. En el caso de estas aves, los daños que generan las bandadas de hasta 30 miembros en zonas como el Campo de Gómara, comarca de Soria, Almazán y Barahona son gravísimos.
A diferencia de los daños que generan otros animales, la avutarda come la semilla cuando está germinando por lo que elimina muchas plantas por hectárea y en los estadios siguientes provoca daños en la flor, en el capítulo formado y en las hojas.