Lo mejor de nuestros pueblos sus gentes
Ayer como otros muchos días estuve de viaje por algunos pueblos de la provincia, por
desgracia el día fue magnifico, con temperaturas superiores en algunas zonas a los 20º, sin lugar a dudas anormalmente altas para el último día de febrero. Digo por desgracia porque todos estamos esperando las lluvias, beneficiosas para todos, pero principalmente para nuestros agricultores, ya que de ellas depende que su negocio sea viable y le de un respiro a la economía provincial.
En las visitas nos acompañaron técnicos de Yara, grandes expertos en cultivos herbáceos y la fertilización de los mismos, pero poco conocedores de nuestras gentes.
Evidentemente es de agradecer que personas altamente cualificadas vengan a ayudarnos en la búsqueda de mejoras para la fertilización de, en este caso, el cultivo del cereal.
Pero me quedo con los pueblos y sus gentes, con su hospitalidad, con su honestidad y sobre todo con la sabiduría que les ha aportado la experiencia de la vida.
Mañana en Madrid o Bruselas no se hablará de fertilizantes, ni de técnicas de abonado, se hablará con nombre propio de Javi o Julio, de pueblos como Villalvaro, del cordero o el vino casero y de la calidad humana de sus habitantes.
Cuidémoslos porque es el bien inmaterial más preciado que tenemos.
Ayer como otros muchos días estuve de viaje por algunos pueblos de la provincia, por
desgracia el día fue magnifico, con temperaturas superiores en algunas zonas a los 20º, sin lugar a dudas anormalmente altas para el último día de febrero. Digo por desgracia porque todos estamos esperando las lluvias, beneficiosas para todos, pero principalmente para nuestros agricultores, ya que de ellas depende que su negocio sea viable y le de un respiro a la economía provincial.
En las visitas nos acompañaron técnicos de Yara, grandes expertos en cultivos herbáceos y la fertilización de los mismos, pero poco conocedores de nuestras gentes.
Evidentemente es de agradecer que personas altamente cualificadas vengan a ayudarnos en la búsqueda de mejoras para la fertilización de, en este caso, el cultivo del cereal.
Pero me quedo con los pueblos y sus gentes, con su hospitalidad, con su honestidad y sobre todo con la sabiduría que les ha aportado la experiencia de la vida.
Mañana en Madrid o Bruselas no se hablará de fertilizantes, ni de técnicas de abonado, se hablará con nombre propio de Javi o Julio, de pueblos como Villalvaro, del cordero o el vino casero y de la calidad humana de sus habitantes.
Cuidémoslos porque es el bien inmaterial más preciado que tenemos.