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Soria despierta al final del día

Soria despierta al final del día

Actualizado 18/05/2018 13:21

La noche ofrece una imagen especial de la capital. Un paseo que no supera la hora de duración permite redescubrir lo conocido y encontrarse con la esencia de una ciudad que en su día hizo soñar al mismísimo Antonio Machado.

Cuando se apaga el sol y se encienden las farolas, en el momento en el que la mayoría de los vecinos duerme, se despierta una versión de la capital que asombra y sobrecoge a partes iguales.

Este camino recorre lugares de la capital de sobra conocidos pero que cambian de cara cuando la luz artifical saca a relucir sus rincones más ocultos. Algo que ya anunciaba el ilustre embajador soriano Antonio Machado en su poema ‘Campos de Soria’ al escribir: “Soria, ciudad castellana

¡tan bella! bajo la luna”.

Existen multitud de opciones para dejarse guiar por la noche entre la historia soriana pero esta ruta comienza en el Árbol de la Música. Su templete iluminado renace de entre las sombras y es protagonista indiscutible de la Alamceda de Cervantes en las horas nocturnas. Junto al mismo, el renovado Paseo del Espolón ofrece también de noche un agradable espacio peatonal con curvas suaves que coordina la modernidad con la integración en el entorno en que se encuentra.

Pasando por la Plaza de los Jardines de Bécquer, o más conocida por los vecinos de la capital como Rincón de Bécquer, se puede llegar fácilmente hasta la iglesia de San Juan de Rabanera, que recupera su esplendor en la noche con la peatonalización sus alrededores. Recientemente se ha intervenido también en la iluminación del edificio que alberga a la Diputación Provincial. Las ocho estatuas de bronce que lo custodian parecen cobrar vida ante los ojos de los transeúntes.

Si el recorrido anima a continuar, merece la pena proseguir hasta el puente de piedra. Su iluminación artística y la gama cromática que inunda sus arcadas es amplia y dinámica, pasando del color rojo al azul y después al verde, convirtiendo su contemplación en un espectáculo. Para finalizar con excelente sabor de boca y conseguir la mejor instantánea posible; el símbolo de Soria, la ermita de San Saturio, espera serena contemplando su belo reflejo en el Duero.

Detalles en la noche de la capital soriana

Rincón de Bécquer. Recuperó su esplendor ensalzando las ruinas del Convento de San Francisco. LLama la atención la fuente de lámina de agua que incluye versos del poeta que le da nombre. Toda ella cuenta con una original iluminación que nace del suelo y marca el recorrido de tránsito y a la vez realzar las ruinas creando un sugerente espacio nocturno.

Plaza de San Clemente. No hay que olvidarse del Archivo Histórico, ubicado en el Palacio de los Rios y Salcedo. La decoración de este edificio histórico contrasta con el moderno adorno de formas circulares y tenue colorido con el que se tiñe la Plaza de San Clemente cuando cae la oscuridad.

Ermita de San Saturio. En la oscuridad en la que tan sólo se muestra el edificio erigido en la piedra de la roca con su tranquilo reflejo en las aguas del Duero, invita a evocar los versos machadianos: “campos de Castilla, tardes tranquilas, montes de violeta, alamedas del río,verde sueño…”

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