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Crónica Real Valladolid-CD Numancia (1-1): Un Numancia de Primera se queda en Segunda

Crónica Real Valladolid-CD Numancia (1-1): Un Numancia de Primera se queda en Segunda

Actualizado 16/06/2018 22:49
Bernat Díez

Tan fundido como el plomo, el bloque numantino se queda sin milagro (1-4) en un José Zorrilla que canta el alirón de un Pucela que regresa a la Liga de las estrellas. Abatimiento físico, palpable, demasiado real y demostrado con pocas acometidas ofensivas, el que exhibió la escuadra soriana por tierras de Castilla. Manu del Moral puso pimienta con una volea a la cual respondió Mata con una obra de arte.

El CD Numancia seguirá dignificando con raza, entereza y corazón la Segunda división. Primera seguirá esperando con los brazos abiertos a un club al que no se le puede reprochar que baje los brazos. Con el mentón muy alto, hasta las nubes, y “con las botas puestas”, como dispuso Arrasate del final esperado, el equipo numantino se despide hasta la temporada que viene. Será próximamente de Segunda, pero con mucho más crédito, con ilusiones renovadas y siendo el equipo más regular de esta campaña en la categoría de plata. Se esfumó la gloria de Primera que sí se cuela en el José Zorrilla. El Valladolid trepa hasta la Liga de las estrellas. Al menos, habrá representación castellano y leonesa el año que viene en la élite. Un consuelo que no alivia a un desgastado Numancia, que necesita tomar aire y reposar.

Una remontada para gobernarlos a todos. El CD Numancia, representando el papel del Señor de las Remontadas, quería silenciar el Zorrilla como ya lo hizo allí en diciembre (2-3) con otra interpretación épica. Acallando la fiesta del Pucela, el combinado numantino pretendía sembrar fuego ante la felicidad y la expectación en la grada vallisoletana. Solo el Numancia, el honesto de los mortales, en algunas situaciones, Dios de las adversidades, en muchas otras, podía lapidar un arco de triunfo ya situado en las puertas del Zorrilla. Solo los de Arrasate se atreverían a voltear un 0-3 muy empinado en Los Pajaritos. El diccionario rojillo de esta campaña empieza con la letra erre. ‘Remontada’, dice ser de lo alcanzando por Soria cuando la pala ya cubre de flores y arena el nicho. El mismo Valladolid, el Rayo, Osasuna, la Cultural Leonesa, el Barça B, el Málaga o el Real Zaragoza, en las semifinales de estos play-off, ya han probado el jarabe de palo que estila el Numancia en su fábrica ubicada en la calle valentía.

Solo una más. Al Numancia le pedían una gesta más: la última. Asesorados por el ímpetu de la Roma contra el FC Barcelona (3-0) en la Copa de Campeones, el cuadro soriano se dejaría llevar por los hachazos de su antiguo Imperio. Roma y Barcelona, dos puntos fetiches en una historia numantina engrosada con hitos y prácticas nobles. Roma y Barcelona; Girona-Zaragoza. Cogía el Numancia retales de contiendas que le convenían. La Champions le queda lejos; el Girona-Zaragoza (1-4) de la 2015 le parecía más sensato a Soria. Arrasate le rezaba a ese guión. Y ahí estaba él, el Numancia, protegido con el ‘Piensa que puedes, y podrás. Todo está en la actitud mental’. Con la firme convicción encima de arrasar Valladolid y liarla, si cabe, ‘más parda’. Se le prometía al Numancia ser leyenda.

“A pecho descubierto” salía el Numancia, presionando muy arriba, con un trocito del corazón de Islandia en su sangre rojilla. Necesitaba el cuadro de Soria la moral islandesa para armar la Mundial en el Zorrilla. Poco tardaban los de Arrasate en avisar al Pucela. Corría el minuto 4, cuando en una cabalgada de Nacho, uno de los que cogió el timón en los primeros compases de la contienda por el extremo derecho, se vislumbró el 0-1. No la engancharon ni Higinio ni Pape Diamanka en condiciones. Monopolizaba el juego el Numancia en los primeros minutos del lance, aunque sin un acoso y derribo que atosigase.

Repetía Arrasate la fórmula que le resultó exitosa en La Romareda (1-2). Adelantaba a Escassi a la medular y Diamanka quedaba liberado en la mediapunta. Ripa, rocosidad y experiencia en la izquierda, acompañaba a Dani Calvo, quien apuntalaba la zaga bastantes partidos después. El canterano, junto a Elgezabal, no tenía excesivos problemas durante la primera media hora en Valladolid. Una caída de Jaime Mata en el área tras un severo contacto con Elgezabal, un cabezazo a la madera de Kiko Olivas y poco más.

Sin embargo, la rigurosidad defensiva del Pucela estaba para pocas bromas. La alteraba bien poco el conjunto soriano. Se adueñaba el bloque de Sergio Álvarez de los contragolpes porque, claro, el Numancia andaba más adelantado que de costumbre. Se disipaba la peligrosidad del combinado numantino y crecía la del Valladolid a falta de un cuarto de hora para que se decretase el final de la primera parte. Muy serio, muy formal el Pucela que daba por bueno el 0-0, sin renunciar a abrir la lata. Los de casa le acababan por birlar la posesión al Numancia, que acababa reculando, al filo de la primera parte.

Se alejaba el milagro a una distancia inalcanzable para un Numancia que no podía con Calero y Kiko Olivas, los ejes de la zaga vallisoletana. De tres en tres. Arrasate apostaba por un triple cambio tras la reanudación: Manu del Moral, Guillermo y Marc Mateu. Dos puntas como baza claramente ofensiva. Una estampida que se seguía topando con el buen orden vallisoletano.

El Pucela exhibía su poderío a través de sus centrales. A Kiko Olivas se le escapó el 1-0 en una falta servida por Hervías. El Zorrilla, que se veía ya en Primera, cantaba mientras meneaba las bufandas al aire; el Numancia se desvanecía al paso de unos segundos que no le perdonaban el 3-0 de Los Pajaritos. Manu del Moral cruzaba los brazos; los de Sergio González se daban por satisfechos con el 0-0. Incapaces de enhebrar pases y contragolpes, Soria empezaba a dar su brazo a torcer. Los numantinos no podían más, literalmente. El físico no les acompañaba en la recta final.

A falta de 20 minutos para el final, el Numancia solo contabilizaba una ocasión clara en los primeros minutos del choque y seguía derrochando oxigeno por el estadio castellano. Manu del Moral malgastaba una bala en un centro medido, desde la esquina, de Íñigo Pérez en el minuto 72. Cerca del travesaño: los visitantes se apuntaban la segunda acción peligrosa de la partida.

Acabaron pasando más cosas en cinco minutos que en los 85 anteriores. Manu del Moral fisuraba el muro vallisoletano con una volea y Jaime Mata, poco después, agrandaba, con un golazo en una jugada individual, su dominio en el casillero de máximos realizadores. Trigésimo quinto gol del ariete pucelano y el Real Valladolid volaba hasta el firmamento. Pucela es de Primera; Soria esperará su oportunidad.

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