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Pornografía, cuerpos no normativos y empoderamiento: una charla con Yolanda Domínguez

Pornografía, cuerpos no normativos y empoderamiento: una charla con Yolanda Domínguez

Actualizado 12/12/2020 12:35

La artista visual ha llevado a cabo la campaña del Ayuntamiento de Soria, ‘Rompe el estereotipo, supéralo’ e impartirá un coloquio el próximo 18 de diciembre, con carteles de esta iniciativa y otras acciones que ha dirigido.

El primer conato de la palabra ‘sororidad’, lo escribió Unamuno en ‘La tía Tula’ (1921): “¿Fraternal? No: habría que inventar otra palabra que no hay en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, ‘hermano’ y Antígona era soror, ‘hermana’. Y convendría acaso hablar de ‘sororidad’ y de ‘sororal’, de hermandad femenina”.

Don Miguel ya llegaba tarde para ponerle nombre a esto: las mujeres llevamos toda la vida- os así es como debería ser- cuidando las unas de las otras, aunque los espacios para ser soror hayan cambiado a lo largo de los años. Ahora nos abrazamos cuando coincidimos en el 8M y en nuestro cartel reza la misma frase, nos decimos: “avisa cuando llegues”, nos levantamos la cabeza como quien alza la dignidad cuando alguien nos pone la pierna encima y nos tocamos las palmas en las fotos de Instagram las unas a las otras: ante las dagas de la inseguridad, la sororidad como bálsamo. Porque todos nuestros cuerpos son válidos, porque ninguna somos de segunda, porque aquí cabemos todas.

De esto va la última campaña del Ayuntamiento de Soria ‘Rompe el estereotipo. Supéralo’, cuyo objetivo es visibilizar la diversidad de cuerpos femeninos a través de siete modelos muy diferentes, que portan el vestido de la última campaña otoñal de El Corte Inglés. A la cabeza de esta iniciativa está Yolanda Domínguez (Madrid, 1977) una artista visual experta en comunicación y género que ha realizado otras campañas con un gran impacto social, como ‘Hola, soy tu machismo’ o ‘Poses’. Domínguez cuenta a este diario que las mujeres son esclavas de sus propios cuerpos, que la moda bebe mucho de la pornografía para representar imágenes y que la sensación de empoderamiento que da la sexualización, es solo eso, una sensación.

El objetivo de esta campaña es dar visibilidad a cuerpos que no tienen cabida en publicidad o en marcas de moda. ¿Por qué nos faltan referentes negras, gordas y transexuales, entro otras? ¿De dónde viene esto?

No interesa porque lo que le interesa a la industria de la belleza es hacernos sentir mal para que compremos sus productos. Las estrategias publicitarias no utilizan modelos con las que nos podamos sentir representadas porque eso implicaría que nuestro cuerpo está bien y no compraríamos productos para intentar que encaje en ese canon, en ese modelo único que proponen, no solamente la publicidad, sino todos los medios. Tampoco vemos cuerpos no normativos en el telediario, ni en las películas, ni en las series ni en los programas de televisión.

Entonces, ¿qué relación mantiene el cuerpo de la mujer con el neoliberalismo?

Desde la historia del arte el único valor de una mujer ha sido su aspecto físico. Eso lo ha convertido en nuestro punto más vulnerable. Lo que se supone que más tenemos que cuidar. El cómo somos. Si te fijas, cuando en un medio de comunicación se habla de una mujer que desempeña un cargo muy importante, lo único que se comenta es cómo van vestidas, su aspecto físico, etcétera. Como siempre se ha ejercido mucha presión sobre ese aspecto nuestro es lo que se usa también para hacer caja desde todos los sectores.

Hablando el otro día con un grupo de amigos y amigas, algunos no entendían por qué esta campaña solo incluye a mujeres, cuando también hay un canon de belleza masculino.

Creo que esa crítica primero se la deberían hacer a El Corte Inglés, porque normalmente son ellos quienes seleccionan a mujeres para hacer sus campañas de moda. Yo pocas veces he visto una campaña con hombres n campañas de moda y belleza, porque normalmente las protagonistas de esto son mujeres. Es verdad que este sector, en los últimos años, se está abriendo a los hombres. Pero normalmente la presión sobre el físico involucra más a las mujeres. Esto ya no pasa solo en la moda, en los medios de comunicación es más habitual ver a hombres valorados por otras cosas que no son solo su aspecto físico. Yo creo que, aunque puntualmente se hagan campañas de moda con hombres que cumplan un determinado canon de belleza, ellos tienen mucha más diversidad a la hora de ser valorados. No solo se valora su físico. Considero que esta presión, aunque existe, es menor que la que se ejerce sobre las mujeres.

¿Crees que las mujeres heterosexuales incorporan o imitan patrones de conducta patriarcales hacia los cuerpos masculinos, como herramienta de empoderamiento? La cosificación, por ejemplo.

Yo creo que la mujer heterosexual ahora mismo se siente más libre para poder decir que le gusta el cuerpo de un hombre. Lo cual no creo que sea cosificador, por otro lado. Cosificar es valorar solamente el cuerpo de una persona, pero considero que nosotras valoramos muchos otros aspectos, más que nada porque es lo que se nos ha enseñado culturalmente. Las personas también somos cuerpo y no hay nada de malo en que una mujer muestre su cuerpo o que un medio muestre el cuerpo de una mujer. El problema aparece cuando solo se muestra eso, porque entonces no existe una diversidad de dimensiones a la hora de definir a una persona. Y con las mujeres es, prácticamente, lo único que se valora. Si eso formase parte de un elenco de características: somos cuerpo, mente, personalidad… no pasaría nada.

A lo largo de tu obra has hecho especial hincapié en las poses de las mujeres en campañas de publicidad. ¿Crees que, por ejemplo, las posturas que vemos de la mujer en pornografía, influyen en su imagen en otros ámbitos?

Sí, por supuesto. De hecho, la moda bebe mucho de la pornografía. Utiliza cuerpos sumisos y cuerpos disponibles y maltratados muchas veces. Y eso se vende como algo deseable, glamuroso. Es tremendo porque se está normalizando y haciendo atractivo el sufrimiento de las mujeres. Hay ciertas poses en la publicidad que son recreaciones de violaciones y de maltrato donde le enfundan a la modelo un vestido de alta costura y dan difusión a sus productos. Cuantas más imágenes vemos de este tipo más normal nos parece.

¿Hay machismo en el mundo del arte?

Sí, claro. Las mujeres artistas no son valoradas ni visibilizadas. No cuentan con nosotras en ferias como Arco, por ejemplo, hay un porcentaje mínimo de 6% de artistas (mujeres) españolas y un 25% de artistas (mujeres) internacionales. Pero los que siguen teniendo el poder de la estructura son hombres. El arte producido por mujeres se vende un 50% más barato. Hay un montón de datos donde eso se ve reflejado y no hace falta quedarse solo en una galería de arte. Si vamos, por ejemplo, a las cifras de las producciones audiovisuales, alrededor del 79% de los directores son hombres. La toma de decisiones en el mundo del arte está en manos de los hombres. Aunque haya más mujeres que empiezan a trabajar siguen siendo puestos que no son de responsabilidad. Pero en este momento estamos viendo que algo que lleva siglos instaurado está cambiando. También cada vez hay más hombres sensibilizados con el feminismo y hombres que se están movilizando para reflexionar sobre la masculinidad. Habría que cambiar entre todos esa idea de virilidad: agresivo, proveedor, el que lleva la iniciativa, el número uno… su rol y su estereotipo también tiene cosas que le perjudican en cierta forma, aunque les beneficie en otras cosas.

En un coloquio de TED Talk, también he visto que comentas que el cuerpo de la mujer “está hecho para ser deseado, pero no para ser deseante”. ¿La sexualización de una misma puede ser empoderadora?

La sexualidad no tiene nada de malo. De hecho, es maravillosa. El problema es qué tipo de sexualidad se fomenta: si tu cuerpo solo sirve para dar placer, te olvidas de la parte de recibir placer. Si tu cuerpo solo sirve para ser deseado, te olvidas de desear. Eso es algo que tampoco está en el imaginario colectivo. Desde la pornografía, la sexualidad que se ofrece está enfocada solo en satisfacer a los hombres. Además, está distorsionada porque las mujeres no solemos obtener placer tal y como vemos en la pornografía. Y tampoco tenemos otras fuentes de educación sexual en este sentido. A las niñas nadie les habla de su placer.

En la serie de ‘Euphoria’ (HBO) tratan un poco ese tema, el de imitar al porno en los primeros encuentros sexuales, con el personaje de Maddie Pérez (Alexa Demie).

Yo creo que por eso hemos pasado todas, porque como no tienes otro referente es lo que entiendes que tiene que ocurrir. Y si no ocurre, que es lo más común, te llegas a plantear que tu cuerpo está mal, que no haces algo bien, que no sientes lo que tienes que sentir. Yo creo que empezamos a saber más de sexo cuando hablamos con otras mujeres y buscamos información al respecto, claro. Pero no es la primera información que recibimos. También pasa muchas veces con los hombres, que no saben dar placer a una mujer.

Volviendo al tema de sexualizarse a una misma, ¿Crees que es empoderador el hecho de que cantantes como Bad Gyal salgan en tanga al escenario o La Zowi se llame a sí misma ‘La Zowi Puta’?

Yo creo que a través de esto se puede obtener una falsa sensación de poder porque obviamente despiertas el deseo en las demás personas, sobre todo en los hombres heterosexuales. Y eso te hace sentir poderosa porque de repente tienes toda la atención, y eso genera cierta sensación de poder. Yo, sinceramente, no veo nada de poder en autodenominarse “puta”, en llamarse algo que se traduce en la esclavitud de mujeres y niños. Para mí eso no es empoderador. Al final volvemos a lo de antes: resultas atractiva porque cumples con cierto canon estético; muy concreto, además. Quizás si en estas situaciones se incluyesen cuerpos no normativos, gordos, negros, transgénero, sería interesante porque sales del canon y ves otro tipo de cuerpos. Pero pensándolo ahora, aún así el único poder de las mujeres seguiría siendo atraer sexualmente. Creo que el verdadero poder que necesitamos ahora es el poder político, el poder profesional, etcétera. Otro tipo de poderes. Ya sabemos que tenemos poder sexual, es lo que nos han enseñado siempre. Ahora necesitamos otro tipo de referentes que nos demuestren que una mujer puede ser poderosa en otros ámbitos: con su mente, con su creatividad, con su profesionalidad, con su fuerza... Eso es lo que nos falta.

El otro día leí sobre un nuevo concepto, llamado purplewashing (estrategias de marketing que utilizan la igualdad de género para vender un producto o una marca), ¿hasta qué punto se puede combinar el feminismo y la publicidad sin que se quede en un lavado de cara?

Es fácil detectar cuando se trata de purplewashing. Normalmente son anuncios que lanzan mensajes desde una perspectiva de género para mostrar diversidad, pero si analizas esa empresa puede que los dirigentes sean solo hombres, que las mujeres cobren menos, que los productos se fabriquen de mujeres y niñas en Bangladesh o algo por el estilo. Una política feminista en una empresa empieza por verse reflejada en su plantilla, en su propia filosofía de empresa: no se queda en un anuncio puntual. Es fácil ver cuándo es un uso del feminismo y cuándo esa empresa tiene una intención real de cambiar la sociedad. Yo quiero pensar que, aunque ahora mismo las marcas estén en un momento de impostura, es un comienzo: una puerta abierta a que el cambio sea más profundo y vaya a más.

¿Hablar de feminismo desde la publicidad puede ser contraproducente para el movimiento o es una forma de darle difusión?

Yo creo que es positivo que el feminismo esté en el imaginario colectivo como algo bueno. Lo que pasa es que hay que ir más allá, y hay que exigir la corrección de visiones erróneas que se dan del feminismo, como Cristina Pedroche cuando dice que como ella elige ponerse ese vestido en Nochevieja es feminista (risas). Pienso que hay que celebrar los pasos que se dan en positivo, pero estar alerta para ir reflexionando, debatiendo y dialogando sobre si algo es realmente feminista o no, porque parece que ahora todo es feminista y la idea no es esa.

Por otro lado, las campañas que tú has hecho, como ‘Hola, soy tu machismo’, ‘Fashion Victims’ o ‘Poses’ han tenido mucha repercusión y en ocasiones he visto que las tildan de agresivas en redes, ¿la revolución feminista puede llegar con docilidad?

Yo considero que hay espacio para todo. En cuanto a mis trabajos, creo que el único que molestó fue el de ‘Hola, soy tu machismo’, porque se dirige directamente a los hombres. Esa es la diferencia. Nadie se ha quejado cuando he hecho una campaña sobre mujeres o cuyas protagonistas son mujeres. Pero en el momento en el que señalas a los hombres, el propio concepto de masculinidad hace que respondan de una manera agresiva, que es lo que sucedió. Todas las personas somos machistas y esto es algo que hay que empezar a reconocer para poder cambiarlo. En esa campaña me pidieron que la dirigiese a los hombres y por eso la orienté de esa forma. A mí me pareció bastante comedida, porque yo pensaba que todos éramos conscientes de que somos machistas, y resulta que me encontré con una realidad inesperada. Desde mi punto de vista, mis campañas no son agresivas, pero entiendo que las haya de todos los tonos y de todos los tipos. Quizás con unas llegues a un tipo de personas y con otras a otro tipo.

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