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Almazán, integrante de la Red Medieval, invita a respirar historia

Almazán, integrante de la Red Medieval, invita a respirar historia

Actualizado 23/10/2020 08:24

Las once ciudades, españolas y portuguesa, que conforman la Red, cuentan con impresionantes espacios naturales que complementan su belleza monumental.

Las localidades que integran la Red de Ciudades y Villas Medievales se ciñen a un mismo perfil. Son municipios de pequeño tamaño -ninguna de ellas supera los 15.000 habitantes-, con una singular hermosura monumental, que hace de sus edificios y calles auténticos museos medievales que transportan al viajero a otra época. Pero además, todas ellas combinan su belleza arquitectónica con increíbles espacios naturales, cada uno con una personalidad peculiar que le imprime un carácter único.

Hondarribia, está enclavada junto al estuario del Bidasoa. Rodeada de montañas, costa y marismas, además de la belleza de sus angostas calles adoquinadas, cuenta con unas vistas impresionantes a un entorno natural incomparable.

Con una extensión de más de 70 hectáreas, las marismas de Jaizubia, conforman un valioso humedal, de reconocido valor ecológico a los pies de la ciudad medieval. Por otro lado, el monte Jaizkibel se abre ante el caminante para permitirle descubrir un universo de gran riqueza geológica, en el que se pueden encontrar monumentos megalíticos (dólmenes y cromlechs), teniendo al mar como compañía constante. Así mismo, Hondarribia cuenta con una playa de fina arena en un entorno tranquilo, seguro y accesible.

Laguardia es una villa amurallada situada en un altozano entre la Sierra de Cantabria y el Valle del Ebro, en el centro de la Rioja Alavesa, conocida por la riqueza y calidad de sus vinos. Dentro de su entorno natural destaca un complejo lagunar formado por cuatro lagunas, que se divisan desde la ciudad. Un Biotopo protegido con dos lagunas temporales endorreicas, Carralogroño y Carravalseca, de origen y funcionamiento natural. La tercera, el Prao de la Paul, es un pequeño embalse artificial creado sobre una antigua zona encharcada. Y la cuarta laguna, llamada Musco, está en fase de recuperación ya que se desecó hace años para cultivo. Estas zonas húmedas constituyen ecosistemas privilegiados por la riqueza y diversidad de las formas de vida que las habitan.

Estella-Lizarra, es una ciudad medieval de marcado carácter multicultural, por la que discurren el Camino de Santiago y los Caminos de Sefarad. Situada entre la montaña y la ribera de la Navarra occidental, se asienta en un gran meandro del rio Ega, el cual se abre paso entre las montañas que la rodean, por lo que es conocida como “La ciudad del Ega”.

La ciudad está situada junto al parque natural de la sierra de Urbasa-Andía que ofrece gran cantidad de bellísimos recursos naturales. 21.000 hectáreas de hayedos, pastos de montaña, un subsuelo lleno de simas y galerías subterráneas y numerosos ríos llenos de vida, algunos tan emblemáticos como el Urederra, cuyo nacimiento, “el nacedero de Urederra”, es uno de los parajes más bellos de Navarra.

La ruta del Zumaque parte de Estella-Lizarra, concretamente desde el puente de la cárcel o más conocido como puente picudo. El recorrido circular permite conocer los alrededores de la ciudad, pasando por los restos de la ermita de San Lorenzo, San Millán (670m), la cruz de Peñaguda (570m), la Basílica de Nuestra Señora del Puy, Santa Bárbara (565m), la Cruz de los Castillos (466m) y finalmente volveremos a llegar al puente de la Cárcel, punto de inicio y final de la ruta. A lo largo de la ruta se puede observar la planta del zumaque, que en otoño alcanza su color rojizo más característico, transformando el paisaje por completo.

Almazán, “El Forticado”, villa soriana amurallada, está situada en un hermoso paraje rodeado de colinas y bañada por el rio Duero. En lo alto del pueblo se encuentra el Parque de El Cinto, este sendero contiene los restos de un antiguo vía crucis y desde la altura que regala su relieve se pueden contemplar los tesoros arquitectónicos de la villa.

En la parte baja, cruzando el rio desde el casco antiguo se accede al Parque de La Arboleda y el Duero, un precioso espacio natural donde disfrutar de tiempo de ocio entre chopos, álamos, saucos y fresnos, en un paseo por la ribera del Duero, repleto de aves y que cuenta con un mueso de esculturas al aire libre, perfecto para disfrutar del arte en un entorno natural que enamora en cualquier estación del año.

Sigüenza, “Ciudad del Doncel”, está enclavada en el valle del Henares, que nace en Horna, una de sus veintiocho pedanías, las cuales ocultan increíbles tesoros arquitectónicos, como la Iglesia de Carabias o la muralla de Palazuelos, y naturales, como las cuevas de Olmedillas. Entre sus recursos naturales destaca un extenso pinar que une la ciudad medieval con Guijosa, Cubillas y Barbatona. Al sur de Sigüenza se encuentra el parque natural del Barranco del Rio Dulce, que se puede disfrutar paseando por las rutas que recorren la vega del río entre La Cabrera y Pelegrina, donde Félix Rodríguez de la Fuente grabó parte de su serie “El hombre y la tierra”. Como contrapunto, al norte, encontramos el Río Salado, con parajes singulares como las salinas de Imón o el embalse de El Atance.

Manzanares El Real, alberga una de las fortalezas medievales mejor conservadas de España. Situado en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, al pie de La Pedriza, en un entorno natural Reserva de la Biosfera, ofrece uno de los paisajes más bellos de la Comunidad de Madrid. En un marco natural incomparable, Manzanares ofrece paisajes de belleza inigualable en sus tres vertientes, de montaña, río y pantano. La cuenca alta del río Manzanares excava valles y barrancos en las montañas que rodean la ciudad, y va recogiendo las aguas de los arroyos que le nutren hasta su llegada al espectacular Embalse de El Pardo. En el recorrido de las aguas desde la cima de las montañas hasta el embalse se puede descubrir una gran diversidad tanto de aves como de especies arbóreas.

Consuegra, sus emblemáticos molinos de viento y su castillo medieval, en el corazón de La Mancha, la convierten un lugar ideal donde disfrutar de unas inigualables puestas de sol. Su ubicación, entre dos comarcas naturales claramente diferenciadas, le otorga un potencial paisajístico muy interesante. Al noreste está la comarca natural de La Mancha, una planicie a 700 metros de altitud, con un paisaje de tierras cultivadas vertebradas por una singular red de caminos rurales. Al suroeste se encuentran los Montes de Toledo, zona contrapuesta a la anterior no solo por su orografía sino también por la mezcla de áreas ganaderas con sotobosque, dehesas de encinar y maquis mediterráneo, pino y jara, toda ella salpicada de caseríos aislados.

Ciudad Rodrigo, baluarte medieval junto a la Sierra de Gata, cuenta dentro de la ciudad con más de 10 km de parques urbanos y paseos junto al río Águeda.

Dividiendo el término municipal de este a oeste, se extiende una cadena de sierras que unen los parques naturales de Las Batuecas-Sierra de Francia y Arribes del Duero. Estas sierras dan cobijo a mamíferos mediterráneos muy escasos en el resto de Castilla y León, como el lince ibérico o el meloncillo.

Junto a los márgenes del río Águeda, a unos 15 km aguas abajo, se encuentra el Parque Arqueológico del Valle del Côa, singular zona arqueológica declarada Patrimonio Mundial en 2010.

Jerez de los Caballeros, ciudad medieval singular por el color blanco de sus casas, se alza dominando la Vega del rio Ardila, para disfrutar de la vista de sus espectaculares dehesas, en las estribaciones de Sierra Morena. Situado en el extremo suroccidental de la provincia de Badajoz, es indiscutible la gran belleza que posee su entorno natural. Las dehesas con predominio de alcornoques frente a las encinas, se extienden por un terreno ondulado formado por montes y sierras que dan lugar a paisajes que contrastan con las tierras de cultivo ubicadas en los llanos y los humedales. Su orografía hace de la zona un lugar ideal para practicar deportes al aire libre, especialmente senderismo. Hasta doce son las rutas que se pueden recorrer disfrutando de la fauna y la flora del lugar.

Olivenza, ciudad amurallada de origen templario, eterna frontera entre España y Portugal, está bañada por las aguas del Guadiana, que dan vida al Alqueva, el mayor lago artificial de Europa. En el entorno natural de la villa, destacan especialmente la Sierra de Alor, la dehesa, áreas fluviales como la ribera de San Francisco y San Rafael o el entorno de Piedra Aguda, que alberga interesantes especies animales y vegetales. Pero sin duda su mayor exponente es el Parque Temático Natural de Alqueva. Se trata de un lugar único, ideal para la práctica de deportes acuáticos como piragüismo, kayak, rutas y paseos en barco, vela, waterball y pesca, en un espacio de gran belleza paisajística.

Marvão, hermosa villa medieval portuguesa, está situada en lo alto de una colina dentro del parque natural de la sierra de Sao Mamede, la cadena montañosa más elevada de Portugal, al sur del Tajo. Zona de contrastes entre sus crestas y el resto del paisaje de la región del Alentejo, con dehesas prácticamente llanas de encinas y alcornoques, Marvão goza de unas vistas impresionantes de la sierra de Sao Mamede. Dominando el valle de río Sever, con laderas rebosantes de robles y castaños, desde su posición se puede contemplar por un lado gran parte de Portugal y por otro buena parte de Extremadura. A los pies de la villa, entre los dos puentes del Sever, se encuentra una piscina fluvial de aguas cristalinas y temperatura ideal desde la que disfrutar de una panorámica excepcional de la muralla que rodea la localidad.

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