Desde el pasado 15 de noviembre se puede recoger la trufa de plantación. La silvestre no se podrá recolectar hasta el 1 de diciembre.
La trufa negra (tuber melanosporum) soriana ha arrancado la campaña más incierta de su historia. En primer lugar, las condiciones meteorológicas no están siendo las más favorables para su crecimiento y maduración pues "a todos nos gusta que haga buen tiempo pero los 16 grados de días atrás no son buenos porque la trufa necesita frío", afirma José Manuel Pérez, portavoz de la asociación de Productores y Truficultores de Soria. Aunque este factor no es determinante, el descenso térmico anunciado por los meteorólogos podría ser más que oportuno.
En la provincia hay alrededor de 1.700 hectáreas de plantaciones truferas y desde el pasado 15 de noviembre se pueden extraer ejemplares de ellas, no será hasta el próximo 1 de diciembre cuando se puedan recolectar las trufas de campo o silvestres.
La ausencia de precipitaciones no es problema para las plantaciones pues la mayoría de ellas disponen de riego automático por lo que las previsiones "a pesar de que el cultivo de la trufa no es homogéneo" es que se alcance la productividad media de entre 10 y 15 kilos por hectárea.
Un rendimiento "aceptable" y de trufa de "calidad". Diamante negro de los montes que, si nada lo evita, este año no recorrerá los bares y restaurantes de la geografía soriana como en anteriores campañas pues "con el coronavirus y el cierre de la hostelería y la restauración ha caído en picado la demanda", señala José Manuel Pérez para añadir que "este producto se vende en fresco en su gran mayoría y con este canal cerrado quedan pocas salidas que darle".
Este desplome de la demanda se acompaña de un "crecimiento progresivo de la oferta con el aumento de las plantaciones año tras año", refiere el portavoz de los truficultores sorianos. La cominación de estos dos factores ha influido decisivamente en el precio de la trufa negra que se ha hundido hasta los 70 euros por kilogramo. Un precio "ínfimo" si se compara con los 300 euros que se pagaban por kilo de trufa silvestre y los 500 por trufa de plantación en anteriores campañas. "La gente está desesperada", concluye José Manuel Pérez.