Artículo de opinión de Sergio García, director de Soria Noticias.
Las de 2020 serán unas navidades diferentes. Diferentes como eufemismo de peores. Vamos camino del año conviviendo con el virus y creo que ya nadie duda del increíble impacto que estas crisis (todas; la sanitaria, la económica, la social, la psicológica) tienen y va a tener durante años en nuestras vidas. Lo que nos cuesta más entender, parece, es que la evolución de la pandemia está, literalmente, en nuestras manos. No se trata de quitar responsabilidad a quienes han gestionado esta crisis de manera errática y sin valentía, pero tampoco de negar la realidad.
Llegamos a las Navidades con una incidencia mucho más alta de la que teníamos a las puertas del verano (porque las restricciones han sido menos duras y han durado menos tiempo) y si se nos descontrola la pandemia en febrero tendremos una tercera ola que será la peor de todas. Por eso el llamamiento ha de ser a la responsabilidad individual.
Habrá porosas restricciones para estas navidades, pero la clave será cómo exprimamos nosotros lo que nos permiten hacer. Si sacamos a la abuela de la residencia para que cada día coma en casa de un hijo, si el día de Reyes hacemos el paseíllo casa por casa para ver qué regalos no han dejado Melchor, Gaspar y Baltasar, si organizamos comidas con todos los grupos de amigos, si celebramos nuestra ‘nochevieja universitaria’ y al día siguiente volvemos a casa de nuestros padres… Si hacemos todo eso podemos estar seguros que nos espera un 2021 muy pero que muy complicado. Haya o no vacuna.
El futuro de cualquier sociedad siempre ha dependido de la suma de millones de decisiones individuales, pero nunca lo habíamos visto tan claro como ahora. Entre todos vamos a decidir cuántos de nosotros moriremos las próximas semanas. ¿Será tu padre? ¿Tú hermana? ¿Seré yo? ¿Serás tú? A más papeletas en juego más posibilidades de perder en esta macabra rifa.
El mejor regalo que podemos hacernos este 2020 es asumir que debemos ‘perder’ una Navidad para ganar una vida.