El Centro de Emergencias 1-1-2 Castilla y León ha atendido a 81 personas, de las que cuatro fallecieron, intoxicadas por monóxido de carbono, por lo que hace una llamada a la prevención vigilando los sistemas de combustión de las calefacciones. El año pasado en Castilla y León fallecieron otras tres personas y se atendieron a 150 intoxicados. En Soria, en 2020, se han producido dos incidencias con tres personas atendidas.
Durante el año 2020, el Centro de Emergencias 1-1-2 Castilla y León ha atendido un total de 44 llamadas de intoxicaciones por monóxido de carbono, relacionadas con los sistemas de calefacción. En estos incidentes se ha atendido a un total de 81 personas afectadas, cuatro de las cuales resultaron fallecidas por esta causa. En el mismo periodo de tiempo en el año 2019, se registraron 81 intoxicaciones, siendo atendidas 150 personas, y 3 los fallecimientos.
Los casos de intoxicación por monóxido de carbono se concentran principalmente en los meses de otoño e invierno, época en la que el descenso de temperatura trae consigo el empleo de sistemas de calefacción. Por meses, enero es el mes con más casos registrados, un total de 13, con 24 personas afectadas, una de ellas fallecida, seguido de febrero con 11 casos y 13 afectados, y de marzo, con 8 incidentes en los que 22 personas fueron atendidas.
La provincia con más intoxicaciones y personas atendidas ha sido León, con 8 incidentes y 17 afectados. Está seguida por Ávila con 8 casos y 11 afectados; y Burgos, con 7 casos y 11 afectados. Se han contabilizado 5 casos en Palencia y Zamora, ambas con 10 afectados; 3 en Salamanca, con 5 afectados; 3 en Segovia y Valladolid, con 6 y 8 afectados respectivamente; y 2 en Soria, con 3 personas atendidas.
En el caso de los fallecimientos, dos tuvieron lugar en la provincia de Ávila, en la localidad de El Tiemblo; uno en Salamanca, en Villaflores; y otro en Palencia capital.
La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en los sistemas de calefacción que funcionan con combustibles vegetales, siendo el brasero el origen principal en 13 de los 44 incidentes, seguido por las calderas de carbón, las glorias, estufas de carbón y leña, cocinas bilbaínas, etc. Además, se han gestionado 8 incidentes en los que la causa señalada es el gas-butano, natural o propano.
Consejos
El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico que se caracteriza porque es inodoro, incoloro e insípido, por lo que no se puede detectar con los sentidos. Cuando se produce una combustión se produce este gas, que puede resultar peligroso en espacios cerrados donde hay déficit de oxígeno porque, si se inhala, puede provocar una intoxicación.
La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en los sistemas de calefacción que funcionan con combustibles vegetales -carbón, la leña, el cisco o, últimamente, los pellets de madera-, como son braseros, estufas u hornos de leña, glorias, etc.
Entre las medidas de prevención, hay que hacer hincapié en mantener las estancias ventiladas mientras se utilizan estos sistemas de calefacción, para permitir la circulación del aire puro, no usarlos en los dormitorios cuando se va a dormir, y la instalación de sensores de gas en la vivienda para detectar su presencia.
Es importante, además, extremar la vigilancia de cortinas, faldillas, ropas de cama y cualquier otro elemento que sea susceptible de arder al contacto con la llama o los rescoldos del combustible vegetal, pues puede dar origen a un incendio o a la aparición de humo que provoque también una intoxicación.
Llama de color azul
En las instalaciones de gas hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado. Cuando los aparatos estén en funcionamiento, es importante verificar que la llama que emiten sea del color adecuado (cuanto más azul sea esta, más perfecta es la combustión).
No hay que olvidar que todos los aparatos se encuentren en lugares correctamente ventilados, y nunca taponar las rejillas y respiraderos de las distintas estancias de la casa, algo que se hace con frecuencia, por ejemplo, los días que hay mucho viento, lo que propicia la falta de oxígeno necesario para una correcta combustión.
Revisión de chimeneas
Es peligroso utilizar equipos portátiles como hornillos, barbacoas, etc. que queman combustible dentro de espacios cerrados. Se deben revisar, además, las chimeneas y los conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.
Ante la imposibilidad de percibir el monóxido con los sentidos, es muy importante conocer los síntomas que delatan que se está sufriendo una intoxicación por monóxido de carbono, como son la aparición súbita de dolor de cabeza de intensidad progresiva, mareos, desorientación, náuseas, dolor general e incluso desvanecimientos, y en el caso de presentar cualquiera de ellos, es recomendable contactar rápidamente con el Servicio de Emergencias 1-1-2.
Si en algún momento somos víctimas de una intoxicación por monóxido o nos encontramos en una vivienda en la que hay una concentración alta de este gas, lo primero que hay que hacer es abrir las ventanas para permitir la entrada de oxígeno que ventile el ambiente, contactar con el Centro de Emergencias 1-1-2 para solicitar ayuda, para lo que se informará del lugar en el que se produce la emergencia, el número de personas que requieren asistencia y su estado. Finalmente, y si resulta posible, alejar a las personas afectadas de la fuente de origen del gas.
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