En el Día internacional de la Croqueta y tras un concienzudo análisis, en Soria noticias en qué cinco sitios de la capital se encuentra la mejor croqueta de la provincia.
“No puedes gustarle a todo el mundo, no eres una croqueta”. Esta es la frase que muchos nos repetimos una y otra vez para atusarnos el pelo cuando alguien nos tuerce el gesto. Y no podría ser más cierta. Nadie que haya rechazado una croqueta es digno de confianza. Por ello, en Soria Noticias hemos salido en búsqueda de la croqueta perfecta y estos son los cinco establecimientos que nos han robado el corazón.
Fuenta: Iruña
Situado en la Plaza de Ramón Benito Aceña; o como se la conoce comúnmente en la capital, la Plaza de Herradores, el Iruña es famoso por sus croquetas de jamón. No sabemos si es la bechamel de su interior, su fino rebozado o el ‘ambientillo’ que rodea al establecimiento en cuestión, pero es una parada obligatoria si vienes a la capital.
Las croquetas de Taberna Mercedes no son de las más icónicas, debido a la juventud de este establecimiento. Sin embargo, las de calamar resucitan a un muerto. Trocitos del molusco en cuestión, tinta negra, rebozado en su punto… Una delicia accesible a todos los bolsillos.
Fuente: El Kiosko
Si el cocido no es lo tuyo, este pequeño inciso no es para ti. Ahora, si eres una persona de bien, sigue leyendo. Las croquetas de cocido de El Kiosko son de otro mundo y no lo decimos solo nosotros, el 100% de los sorianos encuestados para redactar esta noticia, coinciden.
Fuente: La Cepa
El sabor de los boletus puede resultar fuerte para algunos paladares, pero ese no es nuestro caso, desde luego. Si es otoño y estás por Soria, La Cepa es parada obligatoria, sin duda, para degustar sus croquetas de boletus. Hay que decir que hacen virguerías culinarias de todo tipo con este hongo, pero estas croquetas se han hecho un huequito en lo más castizo de nuestra alma.
Fuente: Rumbo
Por todos es sabido que la comida del Alfonso VIII es excepcional. Las croquetas de jamón no iban a ser una excepción: tan cremosas que se deshacen en la boca junto a esos trocitos de jamón fundidos en la bechamel, tras el crujido de esa fina fritura que la recubre. Un manjar.