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Advierten que la situación más crítica en la sanidad rural será en la primera mitad de agosto

Advierten que la situación más crítica en la sanidad rural será en la primera mitad de agosto

Actualizado 26/07/2021 12:53

Según CSIF, los 6.000 desplazados a la provincia saturan los ya “caóticos” centros de salud en julio.

Los profesionales de Sacyl de Castilla y León han intentado asumir, en la primera mitad de julio, el aumento de más de 90.000 tarjetas sanitarias, además de las habituales, procedentes de personas desplazadas de otras comunidades. “Pero el escaso personal sanitario no puede con ello y los ya caóticos centros de salud han saturado, de manera más grave en el medio rural”, denuncia la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF).

Es una cifra que ha recopilado el sindicato, que avisa que “el incremento de usuarios en Atención Primaria, durante agosto se disparará exponencialmente porque los pueblos se llenan. La situación será crítica en la primera quincena del mes que viene. Al incremento de las tarjetas de desplazados se suman quienes pasan sus vacaciones en los pueblos de Castilla y León, que no solicitan esa tarjeta. "Solo la solicitan algunos de los que están temporadas largas. Son docenas de miles de ‘veraneantes’ que no cuentan a efectos de pacientes desplazados, pero que sí utilizan los servicios sanitarios. Hay zonas básicas de salud de la Comunidad que multiplican su población varias veces, mientras el personal sanitario, por el contrario, se reduce mucho".

Según datos de primeros de julio, había 4.087 tarjetas sanitarias de desplazados en el Área de Salud de Soria. A mediados de julio subió a 6.000. "La primera quincena de agosto es lo más crítico, cuando más se llenan los pueblos", advierten.

"Pero hay más gente, en realidad", exponen. Se sabe por el consumo de agua, y la mayoría de esta nueva población -mucha alarga su estancia después del verano- no cambia la tarjeta sanitaria. 2Solo cambian la tarjeta sanitaria como desplazados los que están temporadas largas".

Además, los pueblos van a seguir estando llenos de gente después del verano, subraya CSIF. Tal y como ha ocurrido en este último año, la pandemia hace que muchos jubilados con domicilio habitual en la ciudad prolonguen su estancia en el pueblo”, o incluso la mantengan durante todo el año. También, muchas personas que pueden realizar teletrabajo mantienen o prolongan esa estancia.

Mientras en la primera ola se tomaron medidas restrictivas drásticas, en esta quinta ola las medidas se han relajado hasta el punto de que la trasmisión del virus está descontrolada. “Todas las olas han estado ligadas a la relajación en periodos vacacionales, y seguimos igual. No hemos aprendido nada”, lamenta el sindicato independiente.

Precisamente, esa relajación de restricciones puede ser muy peligrosa en el medio rural, donde se incrementa enormemente el contacto social de una población llegada de diferentes lugares, y con una falsa sensación de mayor protección que da el pueblo.

Lejos de los deseos de la Consejería de Sanidad de Castilla y León, de que esta quinta ola descendiera a la misma velocidad que ha crecido, la evolución no parece acercarse a ese deseo: “Ahora comienzan a enfermar los mayores ya vacunados. Vacunarse es, ahora, más urgente que nunca”.

“El Covid-19 ha llegado a los pequeños pueblos de la Comunidad, incluso en los que han estado libres de virus durante las olas anteriores. Y se trata de cepas con alta transmisibilidad, por lo que, al final, acaba llegando a los mayores”, remarcan.

No es posible atender con calidad sanitaria a los pacientes. Al no haber sustituciones, a cada profesional sanitario le toca asumir el trabajo de otros compañeros y, en muchos centros de salud la población se multiplica hasta por diez durante los meses de julio y agosto. Los médicos y enfermeras rurales generalmente tienen cupos que abarcan a varias localidades, en función de distancias al centro de salud, o de las tarjetas sanitarias habituales adjudicadas por cupo, explican en la organización sindical.

“Pero ahora es imposible atender a ese desproporcionado aumento de población, y no podemos dejar de dar asistencia a nuestros pacientes, algunos de ellos con problemas crónicos graves u oncológicos. La demanda desborda los centros de salud rurales”, asegura.

La falta de sanitarios ha hecho que muchos centros de salud, que hasta hace unos años disponían del refuerzo de un médico y una enfermera para la atención de pacientes desplazados, ahora no dispongan de ellos, por lo que en las ya precarias plantillas de estas zonas se agrava la presión de trabajo.

“Algunos profesionales no están cogiendo sus merecidas vacaciones, no porque las respectivas gerencias de atención primaria no las concedan, sino por responsabilidad personal y profesional, porque es imposible sacar adelante el trabajo con menos profesionales en los equipos”, aclara CSIF.

“Ni siquiera estando el equipo al completo podemos con esto, el sistema sanitario ya no se sostiene”, ha asegurado una profesional de Palencia.

“Ya hay dos compañeros ausentes por haber dado positivo tras un contacto directo”, ha comentado un enfermero después de pasar la consulta en un centro de la provincia de Valladolid, “en mis más de 30 años de profesión, no había visto nada igual”.

Una enfermera de un centro de salud rural de Zamora ha dicho que “son muchos los veraneantes o desplazados que están acudiendo al centro para ponerse la segunda dosis, sin previo aviso, y nosotros no disponemos de las vacunas ni del personal necesario para hacer frente a esta situación”.

“Haremos todo lo que podamos, pero permítanos llevar a cabo nuestro trabajo con organización”, ha pedido un auxiliar administrativo de un centro rural de Soria a un paciente que acude a ser atendido para el seguimiento de su hipertensión crónica.

“Pedimos a los desplazados que comprendan la situación, que sean pacientes y tengan un poco de empatía con nosotros y respeten nuestro trabajo, sin menosprecios. Algunos son muy exigentes, mucho más que los pacientes autóctonos”, añade un facultativo un centro de Salud de la montaña leonesa.

Son testimonios de los profesionales de la Comunidad que están agotados. Algunos de ellos trabajando con las secuelas que el virus les ha dejado tras sufrirlo en sus propias carnes, otros con tratamientos psicológicos ante la situación que están viviendo.

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