Sergio García, director de Soria Noticias, comenta los resultados de las elecciones generales en la provincia.
Los resultados del 23J nos dejan en Soria una victoria amarga, una supervivencia reconfortante y un duro baño de realidad capaz de hacerse tambalear cualquier proyecto.
Comencemos por lo que tiene más miga, que es lo de Soria ¡YA!. Era su estrerno nacional por todo lo alto, con casi 2 años de visibilidad máxima y con los recursos (no solo de dinero) que otorgan 3 procuradores autonómicos. Con esos mimbres y viniendo del 42% quedarse por debajo del 20% es un fracaso sin paliativos.
Ceña señalo que los sorianos votaron en clave nacional y sin pensar en las necesidades de la provincia. Es injusto deslizar la idea que quien no te vota a ti no se preocupa por Soria. Me falto autocrítica (y hablado de ello, preguntas incisivas) en la noche electoral. Soria ¡YA! tiene que plantearse su estrategia de comunicación, que en ocasiones parece más centrada en los de fuera que en los de aquí, y sus campañas, tal vez escuchando menos y hablando más. Debe preguntar por qué la mitad de los sorianos le han abandonado en año y medio. Está claro que no presentarse en los municipios le ha penalizado, pero eso no tiene solución ya. También le ha penalizado la repetición de candidato, ¿no hay nadie más que valga en el partido? ¿qué tal abrir las puertas y fichar a independientes de reconocido prestigio? Soria ¡YA! necesita ampliar su base social imperiosamente y acabar con la sensación de cortijo privado y de secuestro de algo de lo que todos nos sentimos parte algún día. Todo para intentar salvar un proyecto que no tengo yo claro que no esté ya herido de muerte.
Luego está el PSOE, el gran triunfador de la noche en Soria porque salvó una papeleta muy complicada cuando muchos les daban por muertos. Mantener 2 parlamentarios en Madrid es fundamental para su proyecto, y más si finalmente Sánchez continúa en Moncloa. Su 30% es solo ligeramente inferior al de los socialistas de provincias equiparables y eso habla muy bien del trabajo de los socialistas sorianos, liderados por Luís Rey, la ubicua Virginia Barcones y un Carlos Martínez que ha vuelto a lograr que Soria sea la única capital de Castilla y León (y más) donde ha ganado el PSOE. Los sorianos han comprado la idea de que cuando gobierna el PSOE a la provincia le va mejor y han ‘salvado’ con voto proyectos como el Centro Nacional de Fotografía o el de acogida de refugiados.
Y luego está el Partido Popular, con su sensación de victoria amarga. El PP volvió a ganar en Soria como lo hizo en toda España salvo, prácticamente, Cataluña, el País Vasco y Extremadura, pero no podrá llevar a Feijóo a la Moncloa. La campaña de los populares ha sido demasiado personalista y en negativo, sin un proyecto claro que ilusionase más allá de echar a Sánchez y con una posición ambigua hacia Vox. Las medias tintas son castigadas en política, no puedes pactar con Vox y deslegitimar esos pactos con tus declaraciones y tu manifiesta incomodidad. El PP debe dilucidar cuanto antes ese dilema, o se pacata con Vox y se asume y se hace de buen grado sin importar lo que diga la izquierda o se pone una línea roja y se redibuja el escenario político español.
A nivel provincial, también tengo la sensación de que el resultado del PP es demasiado justo. Hace 4 años, el centro-derecha sumaba el 56% de los votos de los sorianos. Ahora suma 10 puntos menos. Me podrán decir que son los que se van a Soria ¡YA!, pero creo que el PP de Soria debe aspirar a más, por ejemplo, a no conformarse con que el suelo de Vox este en el 10% aun a sabiendas de que era imposible lograr representación. A la unidad del PP provincial, más pragmática que real, aun le queda camino y cada escándalo personal aquí y allá son decenas de votos que se le escapan.
A nivel nacional, se viene un verano abrasador de slogans de chiringuito. Abstenerse de repetir lo del ‘pacto de perdedores’ y de llamar ilegítima a una posible investidura de Sánchez, por favor. Como dije en este mismo espacio hace 4 años, a cuenta de la Diputación, no hacemos elecciones para ver quién las ganas, sino quién manda o influye en los que manda. Ganar, en democracia, es gobernar. Esa es la única manera de ganar.
Como a la mayoría de los sorianos, y estoy convencido que incluso a la mayoría de los que votaron al PSOE, a mi me preocupa que España este en manos de quienes quieren cargársela. Y eso no es ni una exageración ni una licencia periodística. Las urnas han dado dos grandes bloques de 10 millones de votos y han dejado España en manos de partidos cuyo fin último es que España desaparezca. Junts representa la derecha más racista y totalitaria que uno pueda imaginar y ERC y Bildu el izquierdismo más egoísta que uno pueda concebir. Si me pregunta por el PNV, les tengo como una especie de caza recompensas que venderían a Sabino Arana por un punto más en el cupo vasco.
En esta situación, creo que es el momento de que la derecha sea valiente, pero valiente de verdad. Feijóo debe intentar la investidura, primero por una suerte de orgullo moral de ganador de los comicios y segundo para poner en marcha el reloj de la democracia (las elecciones vascas y catalanas del próximo año marcarán las estrategias). Y Vox debería no solo no pedir entrar en el gobierno sino regalar su apoyo incondicional al gallego para que este tenga la opción de reclamar una abstención que le posibilite llegar a Moncloa en minoría.
Como eso no ocurrirá, el PP debería dar el paso valiente de abstenerse ante una investidura socialista. Poner a Pedro Sánchez ante el espejo para que demuestre si lo que hace lo hace por obligación aritmética o por convicción. Con la abstención popular, Sánchez no tendría que comprar ningún apoyo más. Un gobierno en solitario del PSOE que pactase temas ideológicos y sociales con la izquierda y asuntos de estado con el PP y que no estuviera permanentemente secuestrado y condicionado por los nacionalistas es lo mejor que, en estas circunstancias, le puede pasar a España. IMO