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Charla con Marina Ribel, la soriana que está narrando al mundo el caso Daniel Sancho desde Tailandia

Charla con Marina Ribel, la soriana que está narrando al mundo el caso Daniel Sancho desde Tailandia

Actualizado 23/08/2023 12:17

La enviada especial de TVE habla con Soria Noticias sobre su estancia en Tailanda y cómo es informar sobre el que se ha convertido en el caso más mediático del año. “El buen periodismo se ejerce igual en cualquier lugar del mundo, lo que tienes es que ser honesta y tratar de contar las cosas con la información de la que dispones, de la forma más exacta posible”, nos cuenta Ribel.

A principios del mes de agosto se conoció la noticia de que Daniel Sancho, hijo del célebre actor Rodolfo Sancho, podría haber cometido un atroz crimen Tailandia. La prensa española no tardó en hacerse eco de un suceso que ha sacudido la opinión pública y que podría ser el asesinato más mediático del año.

Desde entonces, la periodista soriana de 'La Hora de la 1', Marina Ribel, ha seguido el caso, convirtiéndose en la única enviada especial de TVE al país asiático. Después de haberse desplazado al extranjero para informar sobre hechos tan trascendentales como la guerra de Ucrania, el funeral de la Reina de Inglaterra o la muerte del Papa, ahora ha tenido que enfrentarse a una dura labor. "Sabes que hay muchos ojos mirándote y tienes la responsabilidad de hacerlo bien, pero eso es algo que pasa siempre, sea un caso más grande o más pequeño", cuenta a Soria Noticias.

Un caso diferente

El caso no solo ha ocupado toda la atención mediática en España, sino también en Tailandia. Ribel reconoce que ha sido un tema muy seguido a nivel local y que las autoridades se están volcando con la investigación y la comunicación con los medios: “Hace unos días la policía organizó una rueda de prensa a la que llegaron 3 helicópteros de la casa real tailandesa con altos mandos policiales, entre ellos el número 2 de la policía tailandesa, para atender a 7 periodistas españoles. Creo que este mismo caso en otro país hubiera sido diferente o incluso, anecdótico, pero suma muchos elementos que lo han convertido en un caso mediático”.

Ribel se dedica a narrar al mundo desde el país asiático "un asunto bastante delicado", al que hay que sumarle la complicación del idioma y los distintos matices que hay que tener en cuenta después de una traducción. "Casi nadie habla inglés y es un problema. Con la policía y los testimonios tratamos de buscar una persona que nos pueda traducir y en la calle, nos buscamos la vida con Google Translator", explica. Esto es especialmente delicado con un caso así, en el que es necesario emplear "términos muy concretos para trasladar una información correcta y exacta". La reportera es consciente de que estos días trabaja en un contexto diferente, con unos procedimientos a nivel judicial y policial que ha tenido que ir entendiendo poco a poco.

Sin embargo, no cree que haya que caer en considerar estas diferencias como una falta de profesionalidad. Cree que la rapidez con la que se ha llevado a cabo la investigación se debe a que "es un caso muy mediático protagonizado por dos turistas en un país que vive del turismo". "Mi impresión es que la investigación policial es bastante completa, aunque si lo miramos bajo los estándares españoles podremos encontrar cosas que faltan", asegura. Sin embargo, explica que en Tailanda las cosas no se entienden igual que en Europa: "Cuando la policía tailandesa dice "caso cerrado" y faltan pruebas, o después sale la autopsia, a lo que se refieren es a que el grueso de la investigación está completo y a que no tienen dudas de que Daniel Sancho es culpable de un caso de asesinato premeditado". Pero eso no significa que la investigación se detenga ahí, ya que "mientras sigue el juicio siguen investigando, porque tienen un plazo de 83 días". "No podemos mirarlo únicamente bajo nuestra lupa, hay que entender un poco los matices”, recalca.

Conjugar ética e información

“En este caso hay una víctima, que es Edwin Arieta y su familia, pero también hay otra víctima, que es la familia de Daniel Sancho”, destaca Ribel. Y aquí es donde entra, la humanidad de los profesionales. “La madre está desde hace 5 días en la isla y es una situación terrible. Cuando llegó, venía directamente desde el aeropuerto a la cárcel y todos los periodistas que estábamos aquí hicimos un pacto de que ese día no se le iba a preguntar a la madre, entendiendo que era una situación muy difícil para ella, con mucho nerviosismo y que lo que menos le podría apetecer sería atender a los medios”, cuenta Ribel. Ese día se limitaron a grabar su entrada a la cárcel desde una distancia prudencial, una forma de “hacer tu trabajo pero sin perder la humanidad”.

Como en cualquier historia, hay muchas personas implicadas y es importante que en cada cobertura mediática, la humanidad del profesional juegue un papel importante. “En TVE la deontología y las normas por las que nos regimos, hablemos de sucesos o no, son bastante claras”, detalla. Ella asegura que no le nace “hacerlo de otra manera” y que dibuja la línea entre lo que se puede o no se puede contar en “el respeto”, siempre “dejando un espacio a la familia y tratando de darles la oportunidad de hablar cuando quieran hablar”. “El buen periodismo se ejerce igual en cualquier lugar del mundo, lo que tienes es que ser honesta y tratar de contar las cosas con la información de la que dispones, de la forma más exacta posible”, apunta.

Experiencia en Tailandia

Como toda enviada especial, Ribel lleva a la vez los horarios de España y los de Tailandia, separados por 5 horas de diferencia. “Hoy me he levantado a las 7 de la mañana porque tenía que estar a las 8, hora local en la cárcel de Koh Samui. Si quieres cubrir las cosas a la hora a la que ocurren tienes que estar en esos horarios y luego, alargar tu jornada para poder contarlo en los horarios españoles”, comenta.

Esto les deja a ella, a los dos técnicos de TVE que le han acompañado y al resto de compañeros de medios de comunicación españoles desplazados en Tailandia, con muy poco tiempo para el ocio y conocer el país. Su paso por el país asiático no le ha llevado por el Grand Palace o la ciudad amurallada de Sukhothai, sino por cárceles, juzgados y el vertedero en el que encontraron los restos de la víctima. Sin embargo, siente que se trata de un país “seguro, bonito y muy fácil para el turista y el visitante”.

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