El Coso de San Benito, construido gracias al apoyo económico de los sorianos, ha vivido grandes tardes taurinas, como los festejos por la canonización de San Saturio o las corridas de Palomar. El voley o los conciertos dan vida el resto del año a una plaza que es el corazón de San Juan.
Con una corrida “para impulsar las obras casi acabadas”, es decir, para sacar dinero para terminar su construcción, se estrenó la Plaza de Toros de Soria un 20 se septiembre de 1854. Lo hizo con un festejo con 4 toros traídos de Valonsadero para el torero Manuel Pérez Gil, ‘el relojero’, procedente de Tarazona donde ejercía el oficio que le dio sobrenombre.
Aquel fue el primer festejo de una plaza con capacidad para 4.000 espectadores que había sido sufragada mediante acciones emitidas por el Ayuntamiento y compradas por los sorianos. Un total de 40.000 reales que, poco a poco, el consistorio fue devolviendo y que, mientras, otorgaba a sus poseedores el derecho a acudir gratis a cuantos eventos se produjeran en el recinto.
Para su construcción se usaron las tablas que se utilizaban entonces para convertir la plaza Mayor en el coso donde la ciudad celebraba sus festejos taurinos. Se sabe que antes de en esta plaza, que se construyó sobre los restos de monasterio benedictino de San Benito que le dio su nombre, la ciudad de Soria vio toros en la plaza Mayor, en la actual plaza Herradores y en la plaza de las Concepciones.
Fue ese 1854 el primer año en que la plaza acogió a los novillos de la Saca en el Jueves de San Juan. Hasta ese año, el ganado llegaba desde Valonsadero hacia la plaza Mayor por la zona sur de la ciudad, subiendo hacia el cementerio, el Espino y entrando por la calle del Pósito que separa actualmente la Audiencia del Ayuntamiento. Así lo cuenta en una animada charla con Soria Noticias José Luís Chaín, presidente de la Peña Taurina Soriana y uno de los máximos conocedores y defensores del coso soriano.
No fue hasta 1928 cuando las Fiestas de San Juan comenzaron a tener acontecimientos taurinos que no fueran populares (esto es; vaquillas, toro enmaromado, la propia Saca…). Una plaza que goza de calificación de segunda categoría por estar situada en una capital de provincia y que fue ampliada en 1954 y 1963, instalándose las 2 torres, los palcos, trasladando la presidencia del sol a la sombra y ampliando su aforo hasta las 6.300 personas actuales. Ganó entonces en presencia, pero el apelativo cariñoso de aquel coso pequeño y aplanado, de imagen pobre, permanece hasta nuestros días: La Chata.
En ella, Soria ha vivido grandes tardes de toros, aunque también otros festejos han sido trágicos o directamente para el olvido por diversas razones. Entre las corridas destacadas las celebradas con motivo de los aniversarios de la canonización de San Saturio. En 1943 (200 años de la canonización del Patrón) el protagonista fue un Manolete que cuajó, en esta su única visita a Soria, una de las peores tardes de su carrera.
50 años después, se repitió homenaje al Patrón con una terna de lujo que incluía a Manuel Díaz El Cordobés, a Finito de Cordoba y al soriano José Luís Palomar. Fue Palomar quien llevó la afición taurina soriana a cotas nunca antes vistas y protagonizó dos de las tardes más recordadas por la afición soriana. En 1982 tras salir dos veces por la Puerta Grande de las Ventas (entre ellas en la considerada como ‘La corrida del siglo’) toreó en San Juan el Sábado Agés. Aquel año, el Domingo de Calderas los toros no acompañaron y la afición acabó invadiendo el ruedo con el animal aun sobre la arena, la corrida tuvo que ser suspendida, un pleno municipal de urgencia quitó la concesión al empresario y el Gobierno trató de multar a los sanjuaneros. (Lee aquí el recuerdo de aquel día).
3 años más tarde, se incorporó a las corridas del Domingo y el Sábado un festejo extra el Miércoles El Pregón. Y el estreno no pudo ser mejor. Por primera y única vez un torero se encerraba en Soria con seis toros. El honor y la valentía le correspondió a José Luís Palomar. El libro de Segundo Ayllón ‘Tauromaquia en Soria’ señala que la tarde fue de menos a más, que Palomar banderilleó cuatro toros, que con el quinto estuvo “sencillamente colosal”. Resultado de la tarde, 6 orejas y 1 rabo para regocijo de la afición soriana. Aquella feria de 1985 fue seguramente la mejor de la historia de los Sanjuanes, pues el Domingo de Calderas Manzanares, Campuzano y Espartaco cortaron 11 orejas y dos rabos.
Otras tardes míticas fueron las del Domingo de Calderas del 66 (Antoñete, El Viti y Tinin cosecharon 10 orejas y 1 rabo) o del 74 (El Viti, El niño de la Capea y Arruza se llevaron 10 orejas y 2 rabos). Para el recuerdo, la alternativa del Sábado Agés del soriano Rubén Sanz, con El Juli y Perera como padrinos y toros de Juan Pedro Domecq. La de Rubén ha sido hasta el momento la última alternativa soriana que ha vivido la plaza de toros de Soria.
Pero no todos los recuerdos pueden ser positivos. El 4 de octubre de 1925, y con motivo de las fiestas de San Saturio, el torero Nacional II se encontraba en la capital viendo el festejo. La afición comienza a abuchear y a lanzar monedas al torero Emilio Méndez. Desde la grada Nacional II sale en su defensa y entre bastonazos y empujones acaba recibiendo un botellazo en la cabeza. 2 días después fallecería en el calabozo como consecuencia de aquellas lesiones y el agresor fue condenado a 6 años de cárcel, conmutada por un destierro a 25 kilómetros de la ciudad.
Pero el Coso de San Benito ha visto en su arena mucho más que toros. Decenas de grupos y cantantes han tocado en su interior, desde el Soria Rock hasta los conciertos de Mecano, Manolo García o Ricky Martin, este último con escasa afluencia. También es tradicional ver el albero en verano ocupado por los cientos de deportistas del Voley Plaza o por decenas de animales de la Feria Ganadera.
En 1979, la plaza acogió el espectáculo del Bombero Torero y en 1956 el V Campeonato Nacional de Corte de Troncos. Caballos, motos y gladiadores también han usado el coso en los últimos años. El peor recuerdo lo recoge Carmelo Pérez Fernández de Velasco, en su libro titulado Los toros en Soria: de Pozo Albar a San Benito 1533-2000 editado por la Peña Taurina Soriana: "El 16 de octubre de 1936 eran cerca de setecientos los prisioneros del Frente Popular los que se encontraban encarcelados en la Plaza de Toros".
Pero sin duda, los toros siguen siendo el alma que llena la plaza soriana. Unos toros actualmente reducidos a las fiestas de San Juan y con un carácter popular en San Saturio con unos festejos que tratan de resistir fuera de temporada alta y no con el clima más adecuado
La de Soria presume de ser una feria amable para los diestros, torerista, acorde a la afición local. Aunque en los últimos años, gracias al impulso de asociación Celtiberia, se ha logrado traer grandes ganaderías como Victorino Martín, Adolfo Martín, Pablo Romero o los Miura.
¿Qué le falta por ver a Soria? José Luís Chaín tiene claro que el gran ausente en la actualidad ha sido Roca Rey, anunciado dos veces y las dos canceladas por sufrir sendas cornadas en las jornadas previas. Con Roca Rey se puede evitar lo que ya ocurrió con El Cordobés (cuenta la leyenda) o Curro Romero que nunca llegaron a torear en los 170 años de la Plaza de Toros de Soria.