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Mercedes Molina sobre la comparación de Cataluña con Soria, Cuenca y Teruel: “Carece de sentido”

Mercedes Molina sobre la comparación de Cataluña con Soria, Cuenca y Teruel: “Carece de sentido”

Actualizado 01/10/2024 20:28

La académica especializada en despoblación señala que afrontar una verdadera cohesión socio-territorial es uno de los grandes retos de España. Molina recuerda el proceso del cambio del reglamento del FEDER que empezó en Nicosia en 2016 y terminó abriendo la puerta para las ayudas estatales a las provincias con menos de 12,5 habitantes por km2. "Fue uno de los mayores logros de mi carrera", reconoce.

P: ¿Qué pensó cuando escucho en boca de portavoces del Gobierno y del PSOE la comparación entre las ayudas a las empresas de Soria, Cuenca y Teruel y el acuerdo fiscal con Cataluña?

R: La verdad es que mi pensamiento fue complejo, porque era una cosa que carecía de sentido. A veces se comparan cosas para justificar algo y no siempre se acierta. Y en este caso, no se acertó. Además, señalaría la falta de sensibilidad ante unas diferencias socio-territoriales muy marcadas. Yo no entro en lo de Cataluña, porque además no conozco el acuerdo y, por lo tanto, no lo puedo juzgar. Pero no se pueden comparar dos cosas absolutamente diferentes y que, además, una de ellas estaba sustentada sobre uno de los problemas más graves que debe afrontar España, la verdadera cohesión socio territorial.

P: Este tema ha devuelto a la palestra el problema de la despoblación que, creo yo, había perdido mucho peso en la agenda mediática y política nacional en los últimos años… No sé si usted desde Madrid y desde su entorno académico está de acuerdo conmigo.

R: Quizás sí, porque hubo un momento en que estuvo muy candente, de los 2000 a los 2020. Siempre se recuerda la manifestación de 2019, pero yo quiero recordar la gran manifestación de 2003 en Madrid, convocada por Soria ¡Ya! y Teruel Existe. Yo llevé una de las pancartas de cabecera con los organizadores, que entonces eran protagonistas como plataformas ciudadanas, que creo que eso es importante significarlo.

Después, llegó la gran manifestación de 2019, con 150 asociaciones relacionadas con el problema de la despoblación en España. Quizá, diríamos que la sociedad lo ha asumido. En ese momento fue un boom darlo a conocer. Antes del año 2000 yo misma, cuando hablaba de estas cosas, no era muchas veces comprendida. Yo empecé a finales de los años 90 del pasado siglo ya a publicar, a significar esas grandes desigualdades socio-territoriales en España. En esos primeros 20 años de siglo se visibilizó el gran problema y se le dio reconocimiento social. Yo creo que ahora ya está asumido que tenemos ese problema y la prueba es que, al menos, se pueden discutir las acciones. Al menos está en la agenda política y eso es lo que tenemos que mantener vivo.

P: Con este debate, hay gente que se ha interesado en qué es lo que tienen Soria, Cuenca y Teruel y por qué. ¿Cómo lo explicamos de manera sencilla?

R: Como se suele decir, es la pregunta del millón, porque hacerlo de forma breve va a ser complicado, pero lo voy a intentar. Esta significación depende de la política territorial de la Unión Europea, no de cada uno de los estados.

Se fundamenta en la modificación de uno de sus reglamentos, el reglamento del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Este es el instrumento más significativo de las políticas y acciones territoriales de la Unión Europea que son aplicadas después por los respectivos estados miembro. Estas se centran en el nivel NUTS 2, que en nuestro país corresponde con las Comunidades Autónomas, y para que un territorio sea elegible el criterio era su renta per cápita. Junto a las regiones de baja renta se añaden aquellas que tengan un retraso en su desarrollo y se mencionan los territorios ultraperiféricos (porque su lejanía de los centros dinámicos los había alejado también de unas ventajas comparativas) y los territorios poco poblados del norte de Europa (porque en sus tratados de adhesión a la UE Finlandia y Suecia así lo negociaron como su especificidad). Esta política generó convergencia entre las regiones, pero aumentó las diferencias dentro de las mismas. Las comunidades autónomas españolas habían crecido en renta y habían experimentado una convergencia con otras regiones más dinámicas de la Unión Europea, pero esa convergencia no se había traducido en una cohesión interna. Es decir, ha habido convergencia interregional, pero ha habido desequilibrios intrarregionales más acentuados.

En 2018, se logra añadir que los territorios elegibles sean NUTS 3, en España las provincias, y que la renta no sea el único criterio, sino que también se tome en cuenta la densidad de población. Se pone el límite en 12,5 habitantes por km2 por entender que esa densidad de población obedecía a una emigración forzada, determinada por el retraso y una situación de letargo de esos territorios.

Por lo tanto, se definen nuevos territorios elegibles de aplicación de políticas públicas. En España, esos territorios son tres provincias; Soria Teruel y Cuenca. ¿Por qué? Porque ni siquiera su ciudad, su capital provincial, ha tenido la fuerza para retener una emigración provincial. Esa es la razón. Aquel documento de análisis fue muy bien recibido, generó un debate con la agencia que asesora a la Comisión Europea y fuimos apoyados por los representantes de los municipios, incluso de los países nórdicos.

Entonces, a partir de ahí, empezamos a trabajar en distintos encuentros donde yo llevaba la parte académica y ellos la política. Si no me falla la memoria, eso se aprueba en 2018 en el Parlamento Europeo, reconociendo que había que modificar el reglamento del FEDER introduciendo esos territorios menores para poder detectar mejor los problemas y las diferencias internas. Se reconoce que la falta de cohesión puede ser no solo entre regiones sino también dentro de la propia región.

P: ¿Cómo recuerda Mercedes Molina el proceso para conseguir ese cambio de reglamento?

R: Yo lo recuerdo con mucha satisfacción y, la verdad, con mucho, muchísimo, cariño. Había una ilusión enorme entre las personas que, en principio, empezamos a trabajar en ello. En el año 2015 me llamó a una reunión el actual, que entonces también lo era, alcalde de Soria, para ver si estaba trabajando en los desequilibrios interregionales. Y le dije que sí, que estaba abordando ese tema: cómo el desarrollo varía según se mira, en qué territorios y con qué variables.

Si medimos el desarrollo de un territorio amplio por la renta per cápita, puede tener un resultado positivo, pero las causas pueden ser muy diferentes. Puede ser porque crezca la economía o porque disminuya la población. Puede ser porque crezcan unas zonas y otras no. Y todo eso lo estaba analizando. Entonces, yo elaboré un documento donde señalaba la necesidad de buscar una dimensión territorial diferente a la región. Dije que había que significar territorios menores y había que ver otros indicadores que no sea la renta.

Todo esto, lógicamente, iba justificado y lo presenté en el año 2016 en un encuentro que hubo en Nicosia (Chipre) durante la Cumbre del Consejo de Municipios y Regiones de Europa (CMRE). Lo hice de la mano de Carlos Martínez (vicepresidente entonces de la FEMP), de Juana López Pagán (responsable internacional de FEMP) y de Serafín Pazos-Vidal (representante de la región de Escocia en ese consejo).

Aquel documento de análisis fue muy bien recibido, generó un debate con la agencia que asesora a la Comisión Europea y fuimos apoyados por los representantes de los municipios, incluso de los países nórdicos.

Entonces, a partir de ahí, empezamos a trabajar en distintos encuentros donde yo llevaba la parte académica y ellos la política. Si no me falla la memoria, eso se aprueba en 2018 en el Parlamento Europeo, reconociendo que había que modificar el reglamento del FEDER introduciendo esos territorios menores para poder detectar mejor los problemas y las diferencias internas. Se reconoce que la falta de cohesión puede ser no solo entre regiones sino también dentro de la propia región.

Aquello se aprobó y, no sé, me pareció casi el mayor logro de mi vida académica. Luego se tardó casi dos años en que lo aprobara la Comisión Europea y luego el Consejo (donde se reúnen los presidentes de todos los países miembros). Esto era trascendental, porque el Parlamento da recomendaciones, pero si aprueba la Comisión y el Consejo entonces es de obligado cumplimiento.

P: ¿Fue muy complicado?

R: Le puedo decir que los viajes eran muy duros. A modo de anécdota, íbamos por la tarde noche, salíamos a las siete de la tarde, porque, además, yo tenía responsabilidades familiares muy grandes en ese momento… Yo decía, vamos a llegar a Bruselas y no vamos a cenar. Y efectivamente, el primer día no encontramos donde cenar. Al siguiente viaje, decidí comprar unos bocadillos en el aeropuerto para que no nos volviera a pasar lo mismo. Volábamos a las 9 de la mañana, íbamos al Parlamento, nos reuníamos y volvíamos. Con socialistas, con populares… Quiero destacar a dos eurodiputados de un lado y de otro, primero a la socialista Iratxe García y también a un eurodiputado del grupo conservador, Ramón Luis Valcárcel.

Yo recuerdo situaciones duras, porque nuestras demandas -a veces- no eran comprendidas y había que convencer mucho. Pero, bueno, se logró y ojalá sirva para que la nueva política de cohesión que se está haciendo en la Unión Europea tenga en cuenta estas diferencias y singularidades territoriales.

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