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Entrevista SN con Mercedes Molina: "Tenemos que dotar de derechos sociales a los territorios"

Entrevista SN con Mercedes Molina: "Tenemos que dotar de derechos sociales a los territorios"

Actualizado 09/10/2024 20:36

La catedrática de geografía humana un pacto de estado entre Gobierno, partidos y CCAA que tenga en cuneta a los ayuntamientos. Innovación territorial, transición ecológica y reconocimento de los derechos de los territorios, la base de su propuesta. “Hace falta tiempo, dinero y compromiso político”.

P: Las ayudas al funcionamiento han vuelto a la palestra, ¿Qué te parece cómo se están aplicando?

R: Lo primero que tengo que subrayar es que siempre he abogado porque, en la lucha general contra la despoblación, no debemos fijarnos solo en medidas aisladas, sino en políticas integradoras. Voy a hacer esta pequeña reflexión antes de contestar a su pregunta... La despoblación tiene unas causas. Y esas causas, fundamentalmente, derivan de que el crecimiento económico español, como el de otros países industrializados, pero en España está acrecentado, se ha sustentado sobre la valoración del crecimiento del empleo, del Producto Interior Bruto y de la renta, pero sin evaluar a qué coste social, ambiental o territorial que, de alguna manera, generaba ese crecimiento.

Y un segundo factor es que ese crecimiento se ha sustentado sobre la gran ciudad, que ha dado origen a los sistemas metropolitanos, considerados como el lugar de la eficiencia, de la eficacia de la inversión, y de los mayores logros. Incluso, todavía hay gente que lo que lo cree y que lo dice y que lo defiende. Yo no. En este momento, la gran ciudad no solo tiene deficiencias sino también externalidades negativas. Ese modelo territorial de concentración de la población, principalmente de Madrid y Barcelona, pero también de las ciudades costeras, determinado en este caso sobre todo por el valor del turismo, ha requerido inversiones públicas específicas que han se derivaban del abandono de otros territorios o del ahorro que se realizaba en otros territorios.

Fíjese si esto era importante, que en el año 1978, en el primer Congreso de Ordenación del Territorio, el cual asistí, ya se decía que el gran reto de España eran los desequilibrios territoriales. Y, curiosamente, en nuestra Constitución aparece un elemento trascendental, como es el fondo de compensación interterritorial. Había que compensar, y esa palabra es clave, a unos territorios abandonados frente a otros dinámicos que necesitaban ser solidarios con ellos.

Por todas estas razones, tenemos que ver la despoblación No como un problema solo demográfico, derivado de una pérdida de capital humano, sino como un problema económico, de carencia de infraestructura a todos los niveles. Infraestructuras, incluso energéticas, porque a veces se produce la energía en un punto y no hay estación transformadora próxima…

Está pendiente, de un impulso para de un verdadero desarrollo rural en toda su dimensión, diversificado, de verdad. En relación con la nueva agricultura, la ganadería, el sector forestal, la pesca, el turismo cultural... La nueva industria, están ahí los famosos PERTES... Están también las ciudades intermedias, con unas grandes posibilidades derivadas de lo que ahora introduce la transición ecológica… Y ahí llegamos a otro problema, los servicios.

Tenemos que dotar de unos derechos sociales a los territorios. Algunos carecen de servicios públicos, en incluso de privados. No voy a decir igualdad total, porque todo no puede estar en todos los sitios, pero sí que todos tienen derecho a que se les atienda de la misma manera. Y para eso están las nuevas tecnologías, por ejemplo. Luego está el problema de la vivienda en estos territorios rurales y en las ciudades pequeñas, el problema de la incorporación de la mujer al mercado y de la economía de los cuidados… Todo eso hay que valorarlo.

Por lo tanto, si todo eso sucede y es un problema, necesitamos acciones integradoras. Y necesitamos un plan de acción para una verdadera estrategia demográfica, socio-territorial y socio-económica, para revertir la situación. Dicho esto, es importantísima hacer acciones, de verdad, globales, con presupuesto a corto, medio y largo plazo. Cualquier acción específica que pueda colaborar en la instalación de empresarios, en la consolidación de empresas, en impulsar los servicios… pues sean bienvenidas.

O sea, que bienvenidas las medidas específicas, con unos requisitos a cumplir, pero, fundamentalmente, creo que hay que trabajar a nivel político en una estrategia socioeconómica con dimensión territorial para trabajar en una verdadera cohesión. Porque si no, seguiremos con las desigualdades.

P: ¿Tienes algunas pinceladas de por dónde pasaría esa estrategia integral que debería ser a nivel estatal o incluso comunitaria?

R: En este momento de crispación política, en el que yo ya ni entro, alguien tiene que empezar a cambiar estos comportamientos y centrarnos en los verdaderos problemas que tiene el Estado y que tiene nuestra sociedad. En España no hay igualdad. No hay igualdad, y hay grandes contrastes, desequilibrios y singularidades que, de alguna manera, están faltas de una colisión. ¿Por qué no enfrentamos este debate de cómo van a funcionar económicamente las Comunidades Autónomas desde el concepto de la solidaridad interterritorial? ¿Por qué no lo tomamos como una oportunidad de cambio?

Una oportunidad generar, de verdad, un pacto de estado entre el Gobierno de España, los partidos que están en el parlamento y las Comunidades Autónomas. Ellas también tienen una responsabilidad en este problema y unas competencias para solucionarlo. Determinar unos presupuestos con unos objetivos a corto, medio y largo plazo. Hay que trabajar también en ese sentido con lo local, que a veces lo ignoramos, con aquellas ciudades, aquellos territorios, que pueden tener una verdadera función de articulación territorial. Necesitamos una estrategia para que, gobierne quien gobierne, no se altere, sino que haya unos compromisos firmes que, de alguna manera, aborden esa trasformación. Hay dos cosas con las que quiero terminar, la despoblación es desigualdad, y la despoblación deriva de una verdadera falta de cohesión territorial, que en España está por construir.

P: Puedes concretar con alguna medida, qué palancas pueden usar los territorios como Soria

R: En mis últimas publicaciones me he atrevido a subrayar unos pilares fundamentales. El primero lo he sustentado en la denominada innovación en los territorios despoblados o abandonados. Cuando hablo de innovaciones, innovación territorial, hablo de resolver fundamentalmente los problemas de infraestructura y equipamientos, algo que debe hacerse sobre una jerarquía territorial y una integración territorial.

España es el tercer país por infraestructuras (autovías, autopistas, alta velocidad…) y hemos hecho grandes esfuerzos en este sentido. Pero, sin embargo, en ocasiones hemos retrocedido en conexiones interregionales y algunos lugares que han quedado, ahí semi abandonados. Soria está luchando por activar la Soria-Castejón y me parece fantástico porque ahí tenemos una proximidad de territorios y un emplazamiento geoestratégico respecto al País Vasco, Navarra, La Rioja… unos territorios verdaderamente dinámicos y junto a los que interesa esta. Pero la proximidad no la da el estar cerca, sino el estar conectado.

No se trata de que cada territorio tenga aeropuerto, AVE… de esas cosas ya hemos hecho mucho. Bueno, pues ahora vamos a analizar sobre aquellos problemas, diríamos, menores como enlazar con esas infraestructuras los territorios que hemos dejado en blanco o mal conectados. Pero esto no solo tiene que ver con infraestructura de transporte, sino también de comunicación, energéticas, del agua…. para que otras actividades puedan desarrollarse.

En segundo lugar, estamos ante una oportunidad de cambio económico, que es la transición ecológica. Y esa transición en la ecológica, según mi planteamiento -que, cuidado, que puede ser discutible-, es más que una transición energética. La transición ecológica debe ser poliédrica. Tiene que afectar al sector primario. Tiene que afectar a la industria y tiene que afectar a los servicios. Y luego, tiene que sustentarse sobre un criterio que hemos olvidado totalmente, los recursos naturales y la naturaleza.

Fíjate, si analizamos los índices de competitividad del Banco Mundial, del FMI, de todas las instituciones… en ninguno aparecen los recursos naturales como un elemento de competitividad. Y ahora estamos hablando de inteligencia artificial, ¿verdad? Pues uno de los factores de localización de estas empresas va a ser el agua porque la necesitan para enfriamiento de todas las grandes infraestructuras que necesitan.

La naturaleza está siendo y debe de ser un recurso. Conservar la naturaleza no significa no usarla, significa usarla en equilibrio con la producción y la sociedad. También la naturaleza es un proceso de uso cultural y eso tenemos que abordar. La transición ecológica debe abordarse desde el punto de vista de la producción agraria, ganadera, pesquera, forestal…. debe abordarse desde el punto de vista de la industria, en todo su contexto y, por supuesto, de los servicios. Y ahí es donde entra el nuevo desarrollo, sostenible y duradero, y no solo un crecimiento económico intensivo a corto plazo.

La ciudad, sobre todo la gran ciudad, ha vivido a espaldas de lo rural y a espaldas de las ciudades intermedias. Necesitamos un nuevo modelo productivo sobre un nuevo modelo de territorio, donde las ciudades intermedias empiecen a contar como lugares efectivos de localización. Y podríamos tener otra entrevista, viendo los factores positivos de esas ciudades intermedias.

Las grandes metrópolis ya aparecen saturadas, con graves problemas de contaminación derivadas de la movilidad, con grandes desigualdades internas, con el problema de la vivienda, con mucha población en riesgo de pobreza… Entonces, tenemos que cambiar un modelo de producción económico que es cortoplacista, que solo se basa en el PIB, la renta y el empleo. Otra cosa importante es el protagonismo de la pequeña y mediana empresa, frente a la gran empresa. Ahora mismo estoy en una Comisión Nacional de Impulso a la empresa familiar en la agricultura y creo que este tipo de empresas genera un arraigo territorial y una identidad territorial muy grande. A estas empresas también hay que respetarlas y cuidarlas.

Y el tercer pilar que yo denomino, integrar los derechos sociales en los territorios abandonados y desfavorecidos. Y en esa integración de los derechos sociales hay un abanico que va antes desde la mujer y los jóvenes a la formación, las pymes o la economía de los cuidados, por ejemplo. Ahora no se tienen realmente lo los mismos derechos en unos lugares que en otros.

El acceso a los servicios públicos y privados, la atención a la población anciana, la defensa de la dignidad de los trabajadores temporeros, la inclusión social, las oportunidades para la infancia en los procesos educativos, promover el acceso a la vivienda… Todo eso es lo que yo llamo crear territorios resilientes desde el punto de vista social.

Tres pilares; innovación territorial, con una verdadera jerarquía territorial, desarrollo sustentado en una transición ecológica y no en un crecimiento intensivo, cortoplacista y la integración de derechos sociales para hacer territorios sociales verdaderamente resilientes. Si no consideramos todo eso, haremos cosas parciales. Y hacerlo requiere tiempo, dinero y compromiso político.

P: Este tema ha devuelto a la palestra el problema de la despoblación que, creo yo, había perdido mucho peso en la agenda mediática y política nacional en los últimos años… No sé si tú desde Madrid y desde tu entorno académico estás de acuerdo conmigo

R: Quizás sí, porque hubo un momento en que estuvo muy candente, de los 2000 a los 2020... Siempre se recuerda la manifestación de 2019, pero yo quiero recordar la gran manifestación de 2003 en Madrid, convocada por Soria ¡Ya! y Teruel Existe. Yo llevé una de las pancartas de cabecera con los organizadores, que entonces eran protagonistas como plataformas ciudadanas, que creo que eso es importante significarlo.

Después, la gran manifestación de 2019, con 150 asociaciones relacionadas con el problema de la despoblación en España... Quizá, diríamos que la sociedad lo ha asumido. En ese momento fue un boom de darlo a conocer. Antes del año 2000 yo misma, cuando hablaba de estas cosas, no era muchas veces comprendida. Yo empecé a finales de los años 90 del pasado siglo, ya a publicar, a significar esas grandes desigualdades socio-territoriales en España. En esos primeros 20 años de siglo se visibilizó el gran problema y se le dio reconocimiento social. Yo creo que ahora ya está asumido que tenemos ese problema y la prueba es que, al menos, se pueden discutir las acciones. Al menos está en la agenda política y eso es lo que tenemos que mantener vivo.

P: ¿Porqué no te gusta el término España vaciada?

R: A mí no me gusta nada la expresión de vaciada ni vacía, y lo digo siempre, por una razón. Primero, porque no está vacía, aunque haya 10, 15, 20 habitantes en un lugar, en un municipio… realmente están allí y sufren los problemas de la desigualdad. Pero, además, en la España despoblada y desfavorecida hay gente, hay personas que están demostrando con gran esfuerzo, con gran sacrificio, que otra ruralidad es posible. Estamos ya detectando emprendedores que pueden ser tractores, impulsores de otro desarrollo rural. Por estas dos razones, yo prefiero hablar, de la España despoblada, desfavorecida, abandonada pero nunca vacía ni vaciada.

Una académica 'no teórica' al servicio de Soria

Mercedes Molina rechaza la etiqueta de académica teórica. Licenciada en Filosofía, doctora en Geografía y catedrática en Geografía Humana en la Complutense (donde también es catedrática emérita) ha escrito 39 libros, publicado 73 artículos científicos y participado en más de un centenar de congresos nacionales e internacionales.

Pese a su extenso curriculum académico, ella destaca sus proyectos más apegados al territorio. Es el caso de los realizados en materia micológica a comienzos de siglos poniendo las bases de lo que hoy es la explotación micológica de la provincia. También los relacionados con el patrimonio con la Fundación Duques de Soria o el programa Soria Románica. Actualmente, asesora en proyectos forestales de montes de socios.

Explica que cuando el debate público, político y mediático acelera y muy rápido, el “sustento académico es el que aporta “pausa y visión a largo plazo”. Es fundamental explicar las cosas bien y tener claras las estrategias, asegura. Reivindica, por tanto, el “valor del conocimiento” que, en ocasiones, “se ignora en nuestra sociedad”.

Amante y conocedora de la provincia (aunque vive en Madrid tiene una segunda residencia en la capital soriana) siempre ha tratado de aportar su aval académico para los proyectos que desde Soria se le ha requerido. “Siempre he dado la cara por la gente que ha hecho cosas por nuestra tierra”, presume y lanza una promesa a quien la quiera aprovechar: “Mientras tenga salud, yo ahí continuaré”.

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