El dirigente agrario provincial llama al respeto a la legalidad y observa que ciertos sectores políticos y plataformas obstaculizan inversiones legítimas para Soria.
En una carta al director, el presidente de la Cámara Agraria Provincial, Carmelo Gómez, reflexiona sobre el respeto a la legalidad y cómo ciertos sectores políticos y plataformas obstaculizan inversiones legítimas en la provincia, recordando que aunque todos tenemos derecho a opinar, las leyes deben respetarse para garantizar el desarrollo económico y social del territorio.
La carta:
«Partiendo de la base de que todo el mundo, o al menos de momento en España, tenemos derecho a opinar y a poner nuestro punto de vista encima de la mesa, también hay que tener en cuenta que para organizar esta sociedad existen las leyes, que se componen de unas normas para cada tipo de actuación que acometemos a diario. No acabo de comprender cómo ciertas organizaciones políticas por, probablemente, deseos de captación de votos ponen en entredicho las leyes. Con esas leyes podemos estar de acuerdo o no, pero hay que cumplirlas y respetarlas.
En esta provincia nuestra hay sectores políticos que van muy al aire que sopla desde medios interesados como los hay en internet a los que les da lo mismo la ley. A la hora de tomar decisiones, quien las toma en lo relacionado a licencias de obra y al impacto medioambiental, para determinadas actuaciones, tienen muy marcado lo que se puede hacer y lo que no. Cuando esas personas que tienen la obligación de aplicar esa ley, por el ruido mediático que se hace desde ciertas plataformas, dudan causan con ello graves perjuicios a los que quieren invertir con la ley en la mano. También dentro de este mundo de la política se ha llegado a retrasar las fechas y a dilatar la concesión de permisos, lo que ha obligado a inversores y a empresas a tomar decisiones como la de irse a otros lugares. Por desgracia, esto no es nuevo en la provincia de Soria y hace 70-80 años ya pasó con algún tipo de industrias y hoy nos encontramos llorando por la ausencia de aquéllas que fueron rechazadas por intereses particulares y que hemos pagado todos en forma de economía, empleo y demografía.
Las cosas no son como parecen ni como nos las pintan. A diario en la prensa, por ejemplo, vemos la controversia con la energía nuclear. En su momento hubo zonas que protestaron fuertemente por la implantación de centrales y hoy se está protestando por su cierre. De todas formas, cada uno tiene el derecho de protestar por lo que quiera, siempre en el respeto a la ley. Muchas protestas están fundadas en si hubiera pasado o fuera a pasar tal o cual cosa. Nos podemos poner como queramos, pero las cosas cambian. Hay aquí un pantano que en su día era todo pinos y prados donde pastaba el ganado y hubo unas personas o poderes que decidieron hacer una presa porque creían en un beneficio mayor. Si se hubiese pensado que esa presa se podía haber roto o tener filtraciones pues no se hubiese hecho y tendríamos una zona de Soria que se dedicaría a otra cosa. Con esto quiero decir que el mundo cambia y se mueve, que todo no es como lo vemos hoy sino que fue de otra forma y seguirá cambiando para mal o para bien porque la vida sigue. Antes en cada pueblo había muchos habitantes y cabezas de ganado (porcino, mular, vacuno, ovino…) y todos convivían bajo un mismo techo. La vida ha ido evolucionando y todo esto ha cambiado. Hoy ya no existen esas condiciones, ya que nosotros mismos nos dimos unas normas y leyes con las cuales nos comprometíamos a hacer las cosas de otra manera y con estas normas nos regimos. Si son buenas pues mejor. Y si son malas y hay que cambiarlas será siempre cumpliendo unos requisitos establecidos.
Lo que no se puede hacer es que por los pensamientos o intereses particulares de algunas personas o asociaciones se pongan trabas a sabiendas de que lo que se pretende es legal. Si es legal se puede hacer, si es ilegal no. Si se hacen actuaciones en contra de la legalidad, que pueden ser fortuitas o intencionadas, hay que sancionar a quienes las incumplen o las provocan. Si alguien contamina, la ley dice que pague y eso no tiene vuelta de hoja. Pero tampoco tiene vuelta de hoja reconocer que si un empresario quiere invertir, si cumple con lo dispuesto en las normativas, está en su pleno derecho de hacer esas actividades. Lo que no es de recibo es que, por cabezonerías o por ideas propias por sesudas que sean, a un inversor se le esté causando un quebranto económico y nadie lo indemnice y además cuando está demostrado judicialmente que está respaldado con el visto bueno de todos los permisos algunas organizaciones políticas todavía le pongan peros, sin saber muy bien con qué interes o quizá bien pensado sí me los imagine.
Probablemente con este artículo se lo ponga a huevo a algunos de estos opinadores anónimos para intentar darme por todos los lados. Pero sólo les digo que la ley es la ley y está para cumplirla, por parte de todos. Si no estamos de acuerdo con ella podemos intentar cambiarla. Y en el momento en el que la ley diga otra cosa yo estaré cumpliéndola como siempre me ha tocado hacerlo en mi profesión, esté o no de acuerdo. Por lo tanto, seamos todos coherentes y atengámonos a lo que tenemos, que en nuestra provincia surgen muy poquitas oportunidades y como he dicho alguna vez, nos guste o no, nos tenemos que agarrar a un clavo ardiendo. Y bienvenido todo aquel que venga con nuevas ideas, nuevas empresas y las ponga en marcha en este amado territorio. Y digo esto porque si lo amo es debido a que vivo en él los 365 días del año. Otros no sé…»